La ciudad francesa de Arlés es popular por su devoción por el arte ya que en ella perdió su oreja el célebre pintor Vincent Van Gogh. Sin embargo, la relación de la ciudad con el arte había que reforzarla de forma generosa con alguna actuación de calado. Es el caso de su última torre, el proyecto de la Fundación Luma llamado Luma Arlés.
La fundación lanzó el proyecto Luma Arlés y buscó un espacio emblemático en el interior de su urbe. Este resultó ser una antigua zona industrial llamada Parc des Ateliers, que estaba destinada a la construcción y reparación de locomotoras de vapor y a la fabricación de armas durante la II Guerra Mundial. Sin embargo, ahora estaba en desuso y prácticamente abandonada.
El proyecto de Luma Arlés contaba con 11.000 hectáreas de superficie industrial, por lo que los promotores buscaron un estudio de arquitectura capaz de proponer soluciones compatibles con las ideas de la fundación. En primer lugar contaron con la ayuda del estudio Selldorf Architects de Nueva York, quienes han completado tres actuaciones de reforma y rehabilitación de los antiguos edificios industriales, convirtiéndolos en exposiciones, cafetería, museos al aire libre y escuela de danza.
Junto a ellos, la fundación decidió contar con la ayuda del famosísimo arquitecto Frank Gehry quién, además de ser premio Pritzker en Arquitectura, ha diseñado algunos de los edificios más impresionantes del mundo, entre ellos, el Guggenheim de Bilbao. El resultado de esta colaboración es la torre que ves ante tus ojos y, sí, es tan llamativa que deslumbra.
La torre inició su construcción el año 2016 y finalizó el pasado 2020, pero su inauguración ha sido este mes de junio. La situación de la pandemia retrasó la inauguración unos meses, pero desde el 26 de junio toda persona que quiera acercarse a la torre podrá entrar y disfrutar de sus múltiples encantos.
El edificio posee 12 plantas, de las cuales solo se usan diez, lo que suponen unos 15.000 metros cuadrados de superficie destinados a salas de exposiciones, con especial referencia a la Main Gallery. Se trata de una gran sala de exposiciones de 1.000 metros cuadrados totalmente libres, una terraza en la novena planta, restaurantes, un auditorio de 150 asientos, talleres, biblioteca, archivos y oficinas, además de espacios para eventos y seminarios, en fin, todo muy bien aprovechado.
The Tower, nombre que recibe la construcción, alcanza los 56 metros de altura, lo que en Arlés supone un verdadero hito constructivo, además de visual. Pero, no nos engañemos, es lo visual lo que más impacta. Y es que la torre tiene una amorfa envolvente cubierta con 11.000 paneles de metal, de acero inoxidable si nos hacemos eco de la página web de los arquitectos y de la propia fundación, pero de aluminio si leemos otros artículos en prensa especializada.
Según Gehry: “Queríamos evocar las raíces locales desde la Noche estrellada de Van Gogh hasta la aparición de las rocas de los Alpilles. En cuanto a la rotonda, se hace eco de las arenas romanas.» Igual lo han conseguido. En todo caso, la estructura del edificio se basa en una combinación de estructuras de hormigón armado y metálicas, para permitir la máxima durabilidad y adaptación posible al diseño original.
La torre se aposenta en un no menos impresionante «tambor» de cristal, una construcción que imita la forma de la “arena romana”, con un diámetro de 54 metros y una altura entre 16 y 18 metros. Pero lo más impactante es el uso de 670 toneladas de cristal para cubrir su envolvente, un ejercicio de transparencia que bien podrían hacer algunos gobiernos.
Ya sea de acero inoxidable o de aluminio, la envolvente de este edificio captura y devuelve las distintas tonalidades que le llegan desde el cielo de Arlés, siendo especialmente dramáticos sus efectos al amanecer o al atardecer. Las “fallas acristaladas” son también otro elemento que no podemos pasar por alto. Y es que definen los márgenes de fachadas e imitan las faldas de una montaña.
La suiza Maja Hoffmann, heredera farmacéutica de la fortuna de Hoffmann-La Roche, está detrás de la fundación, y aportó al proyecto unos 150 millones de euros. Además, otras empresas han sido colaboradores necesarios en este proyecto, como el estudio de arquitectura que Studios Architecture, quién refrenda en su web que los paneles son de acero inoxidable, y que ellos desarrollaron los elementos de yeso con curvas del interior del inmueble, trabajo al que dedicaron gran parte de su esfuerzo.
En el exterior, el paisaje lleva la firma belga del estudio Bureau Bas Smets, quién ha provisto a esta zona de más de 80.000 árboles de distintas especies, además de un lago artificial. También hay que destacar a MYAMO Asesores, encargados de asesorar a la propiedad desde el diseño hasta la finalización de los trabajos.
Por supuesto, el contraste entre la torre de Gehry y el entorno construido ha generado polémica entre los franceses, pero, sobre todo, entre los profesionales del sector, que creen fuera de lugar este singular edificio. Al final, el tiempo dirá quién llevaba razón y quién no, pero para muestra un botón. Muchos criticaron al Guggenheim y ahora es todo un referente internacional.
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