El pasado mes de julio nos dejó un arquitecto de fama mundial, como dicen los expertos, y de reconocido prestigio. Su nombre era César Pelli y falleció a los 92 años en Argentina, su tierra natal. Su larga trayectoria profesional ha dejado una imborrable huella en el mundo, dado que no solo diseñó las famosísimas Torres Petronas, las torres más altas del orbe durante cinco años, también son suyos los seis edificios del World Financial Center, conocidos hoy como Brookfield Place, o la Torre YPF de Argentina.
En nuestro país, su mano se extendió de norte a sur y de abajo arriba, dado que diseñó tres icónicas torres que destacan en el skyline de cada ciudad. Las afortunadas fueron: Bilbao, Madrid y Sevilla, y me parece bastante justo que le dediquemos unas líneas a cada una de ellas. Empezaremos por el norte, donde la Torre Iberdrola ostenta el título de edificio más alto de Euskadi, ahí queda eso.
La Torre Iberdrola alcanza los 165 metros de altitud y se rodea de un generoso espacio verde de 10.000 metros cuadrados. Su uso es de oficinas y dispone de 50.000 metros cuadrados de superficie útil listos para alquilar. No te lo pienses mucho porque si posees negocios en Bilbao tendrás que pasar, más tarde o más temprano, por este generoso edificio que, además, es el eje del centro financiero de la ciudad.
La forma de triángulo isósceles del rascacielos se ve suavizada por el arqueo hacia el exterior de sus tres fachadas y de la disminución en superficie de la planta a medida que se elevan sus 41 pisos. Este efecto óptico estiliza su figura, apuntando al cielo vasco con singular gracia. Además, la envolvente acristalada dota al inmueble de otra característica nada desdeñable: el aprovechamiento de la luz solar.
En el año 2011 finalizó su construcción y, poco más tarde, en 2012, el Rey Juan Carlos I la inauguró oficialmente. En octubre del mismo año consiguió la Certificación LEED CS 2.0 de la mano de la internacional USGBC, una entidad que premia las actuaciones más protectoras con el medio ambiente. No en vano, la torre ha sido diseñada para obtener un gran ahorro energético, reduciendo hasta un 40 por ciento el consumo de agua y un 20 por ciento el consumo energético. Por cierto, posee un helipuerto en su cúspide.
Más al sur, en Madrid, encontramos el edificio más alto de España. Diseñado por Pelli, alcanza los 249 metros de altitud, repartidos en 52 plantas. En total, su superficie construida es de 77.000 metros cuadrados, de los que 57.579 son alquilables. Su singular figura, con varias caras facetadas como si de un diamante tallado se tratara, reconfigura, junto a sus tres compañeras, (las cuatro torres de Madrid) el cielo de la capital. Una verdadera obra de arte llamada Torre de Cristal.
Entre sus seis plantas de subsuelo es capaz de albergar 1.206 plazas de aparcamiento, pero lo mejor no está escondido en el sótano, sino en la cúspide, donde se ubica, tras los cristales, un impresionante jardín vertical, de hecho, el más alto de Europa gracias a sus 30 metros. Esto sí que es un oasis generador de riqueza medioambiental. De este jardín disfrutan los usuarios del rascacielos, cuyo uso de oficinas se distribuye en tres tercios hasta la planta 19, la 35 y la 50 cada uno.
El inmueble se inauguró en el año 2009 y, además del inusual jardín vertical interior, el edificio ofrece un gimnasio en la planta 19, unos 600 metros cuadrados de salas de reuniones para los usuarios y, lo mejor, dos restaurantes (la comida siempre es importante). Los 44.000 metros cuadrados de superficie acristalada de la fachada conforman la cara exterior de un muro cortina doble, cuya ventilación de alto rendimiento favorece la alta eficiencia energética, llegando a la certificación con letra A, es decir, la mejor posible.
A esto ayuda la inclusión en la fachada de persianas integradas, las cuales, de forma automática, se adaptan a los niveles de iluminación natural, consiguiendo el máximo aprovechamiento. En la cúspide de este coloso, unas placas solares calientan el agua que necesita el edificio. Además, las oficinas no se separan de la fachada más de 9,5 metros, con el objetivo de que se beneficien de la tan querida luz solar. No hay duda, este es, por méritos propios, un edificio en el que vale la pena trabajar.
Y aún más al sur, admiramos el edificio más alto de Sevilla, una torre de 180,50 metros de altura que dispone de 40 plantas. Su construcción finalizó en 2015 y costó 300 millones de euros, una inversión que bien vale la pena, dado que el rascacielos tiene una función multiusos de primer nivel, albergando un hotel en 13 plantas y oficinas en otras 24, además de un podio de cuatro plantas con espacios comerciales y culturales.
La Torre Sevilla contempla de lejos (a 1,5 kilómetros) a La Giralda y al Campanario de Sevilla, cohabitando pacíficamente gracias a su diseño exclusivo. El edificio tiene planta elíptica, reduciendo su espacio a medida que se alza, definiendo su entorno gracias al color encarnado de su carpintería exterior. A sus pies, el centro comercial posee una gran superficie de cubierta ajardinada, reduciendo las necesidades energéticas el edificio, al aportar una barrera natural que regula las temperaturas, tanto en verano como en invierno.
En números, el complejo presume de tener 12.000 metros cuadrados de cubiertas ajardinadas, 8.000 metros cuadrados de zonas culturales y 770 metros cuadrados de placas fotovoltaicas, que generan gran parte del consumo energético del inmueble, algo que le ha llevado a poseer la Certificación “Leed Gold” y el Certificado Energético Clase A. El edificio es capaz de ahorrar un 20 por ciento de energía, además, casi todas las aguas de regado provienen de la recogida de aguas pluviales.
Por supuesto, la cúspide del rascacielos ofrece un restaurante en la planta 36 y un espectacular mirador en la 37. Tiene tres plantas de sótano con capacidad para más de 3.000 coches y, si le tienes “miedo” al calor sevillano, debes saber que el exterior cuenta con un sistema triple de sombrillas verticales y horizontales que impedirán que tu trabajo o tiempo de ocio se vuelva incómodo. Pelli se ha ido, es un hecho, pero sus magníficas torres con sensibilidad medioambiental se quedarán entre nosotros dando ejemplo.
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