Seguro que te gustaría ser relojero para trabajar en la nueva fábrica de Audemars Piguet

Os mostramos la última fábrica de relojes construida de Audemars Piguet, un increíble edificio pensado para la optimización de la producción y para el disfrute de los operarios.

Foto: Nicolas DelaRoche

El compromiso es algo que siempre estará de moda, pase lo que pase, y pese a quien le pese. Comprometerse con algo o, más importante aún, con alguien, siempre será un valor tangible, algo a lo que aferrarse más allá de cualquier otro criterio. Así, cuando las empresas promueven cambios en sus estructuras, diseñando espacios más cómodos y útiles a sus operarios, invierten, definitivamente, en un plus en compromiso.

Más aún, si la nueva sede de una fábrica conlleva la mejora de las relaciones de los edificios con el medio ambiente y en general con la sostenibilidad. Esto permite un mayor disfrute del entorno, redundando en un mejor encaje psicológico de las personas. Además, obviamente, de un mejor aprovechamiento de los recursos y por ende, de una mejora económica notable.

Todo suma. Esto lo saben en empresas grandes y pequeñas, y en consorcios y empresas familiares.  También lo saben en Audemars Piguet, la gran empresa suiza del reloj de lujo, o, lo que es lo mismo, un estandarte económico de su país que aúna lo mejor en tradición e innovación de su rama, pero que se adapta a los criterios establecidos por el entorno que le rodea.

fabrica Audemars Piguet
Vista aérea de la nueva fábrica relojera. Foto: Iwan Baan

Un edificio con mucha vida

Así, en 2018 empezaron la construcción de una fábrica denominada Manufactura des Saignoles, en Le Locle, Suiza. Los trabajos acabaron en la primavera de 2021 y la inauguración tuvo lugar en noviembre del mismo año. El edificio albergará a 190 profesionales de la empresa, aunque se espera que alcance los 250. Así que sus 10.400 metros cuadrados construidos poseerán, ante todo, mucha vida.

Entres sus paredes, la unidad especializada en fabricación de mecanismos de complicación, un personal altamente especializado que merece todo nuestro respeto, como no podía ser de otra forma. El responsable del diseño fue el estudio de arquitectura Kuník de Morsier Arquitectes, quien contó la colaboración de una experta en construcción sostenible, Marilyne Andersen, y con el equipo de arquitectos Pierre Liechti architecte a pie de obra.

fabrica Audemars Piguet
Foto: Nicolas DelaRoche

La nueva fábrica de Audemars Piguet

Pero… ¿qué hace meritoria a esta Manufacture des Saignoles de un hueco en nuestras retinas? Pues en primer lugar lo que llama poderosamente la atención es su ubicación. Se erige en un extenso campo verde al que hace honor respetando su condición y proyectando su verde por debajo de sus voladizos. En ellos han colocado espejos… ¡¡sí, espejos!! creando un patrón verde nada desdeñable.

La segunda cosa es que prácticamente toda la actividad se desarrolla en una planta del edificio. Esta se adapta singularmente al terreno, permitiendo la creación de una planta semisótano para garajes y algunas salas de menor importancia, como almacenes y similares. Lo importante está arriba, en una planta que se divide en distintos módulos, todos orientados de distinta forma y unidos por un espacio central.

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Foto: Nicolas DelaRoche

Una planta que piensa en las personas

Esta distribución en planta favorece la idea principal: la interconexión de los empleados. Y es que fomenta la creatividad, la comunicación y la flexibilidad, algo que no es nuevo para los lectores asiduos de esta revista. El versátil diseño interior permite el acople de nuevas ideas y formas de trabajo.

Además, cuenta con la inclusión de un elemento vertebrador. Se trat de La Piazza, un espacio central de conexión y reunión de los operarios. Un lugar bastante acogedor en el que contactar y charlar. Este espacio da directamente al resto de lugares de trabajo y se provee de abundante luz. Esta viene de las claraboyas triangulares de la cubierta, con terminación de grava, para proteger el aislante interior, al mismo tiempo que se mimetiza con el entorno.

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Foto: Iwan Baan

La luz, protagonista de la fábrica de Audemars Piguet

La tercera, y más importante cuestión que hace interesante a esta nueva fábrica de Audemars Piguet es la luz. Si la luz es importantísima para nuestro desarrollo diario, aún más lo es para los profesionales de la relojería. Así, el edificio se distribuye según los trabajos a desarrollar, aprovechando al máximo cada orientación de la parte en la que nos encontremos.

También se provee de grandes ventanales, que hacen (casi) posible que un rayo de luz pueda entrar por un lado y salir por su opuesto, dejando sólo lo mejor de sí en el camino. Los grandes ventanales están hechos con SageGlass, un vidrio electrocrómico económico y de bajo costo que se tiñe automáticamente según la luz natural. Una maravilla que reconcilia a la humanidad con el exceso de luz solar.

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Foto: Nicolas DelaRoche

Ahorro energético y el cuidado del medio ambiente

Este vidrio ayuda a la estabilidad térmica interior al no permitir el aumento de temperatura por acumulación de calor. La empresa Oculight Dynamics fue quien asesoró respecto a los niveles lumínicos necesarios en cada parte del inmueble, determinando algunos cambios de calado en fachada y cubierta. Eso sí, se apoyaron en la empresa experta en luz artificial DCube. Ya sabéis, uniros y venceréis.

La implementación de varias estrategias de ahorro energético pasó por instalar un sistema de calefacción a base de dos hornos de pellets de madera, una bomba de calor y elementos para recuperar el calor residual. Por supuesto, el edificio cuenta con 300 paneles fotovoltaicos, ocupando 480 metros cuadrados de cubierta con los que se pueden alcanzar los 80 kW de consumo.

fabrica Audemars Piguet
Foto: Nicolas DelaRoche

A esta moderna fábrica de Audemars Piguet contribuyeron también los ingenieros estructurales de GVH, quienes implementaron unas estructuras en forma de cerchas y pilares metálicos anclados a tierra en forma de V invertida en los voladizos. Y a los arquitectos paisajistas de Forster-Paysage, quienes trataron hasta 14.000 metros cuadrados circundantes al edificio. Cuando todo suma, y suma para bien, ¡¡también hay que decirlo!!

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