Nunca he estado muy de acuerdo con la frase: «El escenario hace al artista, pero destruye al cantante«. Au contrarie, que diría el clásico, un buen escenario engrandece nuestros atributos y nos aporta la energía necesaria para ofrecer lo mejor de nosotros mismos. Esto lo podemos hilar con la maravilla arquitectónica que os traemos esta semana… ¿Qué mayor escenario para un deportista que un estadio? Y si es el de la Super Bowl, más aún.
La Super Bowl atrae cada vez más adeptos a la causa. Este año los equipos que han disputado uno de los eventos deportivos más importantes del mundo han sido los Angeles Rams y los Cincinnati Bengals. Ambos han sacado sus mejores armas en el mejor escenario posible, y han atraído a un tipo de aficionados que no se esperan usualmente: los amantes de la arquitectura.
El estadio donde se ha celebrado el evento es una moderna obra de arte, un baluarte diseñado y construido con parámetros actuales, sostenibles, atrevidos, rotundos y sin complejos. El SoFi Stadium brilla con luz propia al ser el estadio más grande de la NFL pero, además, su singular composición lo hace deseablemente visitable. Si no me gustara el fútbol americano, empezaría a gustarme.
El complejo deportivo es de reciente cuño. Se empezó a construir en el año 2016 y terminó en 2020. Se encuentra en la ciudad de Inglewood y, según sus creadores, es el primer estadio cubierto y al aire libre jamás construido. Posee una superficie de casi 290.000 metros cuadrados y se ubica en lo que será un enorme parque deportivo y de entrenamiento a escala mundial: Hollywood Park.
El estudio de arquitectura que desarrolló el proyecto se llama HKS Architects, una de esas empresas enormes que hacen arquitectura. Ellos han hecho posible sus principales características: su capacidad de 70.000 asientos, ampliable a 100.000, entre los que se hayan 260 suites de lujo y 13.000 asientos premium. Además de su innovador diseño, que introduce el concepto fuera-dentro, abierto-cerrado y, sobre todo, su eficiencia.
El estadio muestra un cubridor diseño en forma de dosel que divide los planos horizontal y vertical a gran escala permitiendo, debido a su extrema altura, una plaza al aire libre de 10.000 metros cuadrados, la plaza American Airlines, y un espacio denominado “Teatro Youtube” con 6.000 asientos.
En números, la construcción del estadio es apabullante. Se movilizaron más de 5,3 millones de metros cúbicos de tierra, se instalaron 100.000 toneladas de acero y cable, y se utilizó más de 110.000 metros cúbicos de hormigón, unos 16.000 camiones cisterna. En el punto álgido de la construcción había 3.500 operarios cada día en la obra. En total, unas 17.000 personas contribuyeron directamente en la construcción.
El elemento icónico está revestido de un material que ya hemos visto antes en estas páginas: el EFTE, un plástico con unas increíbles propiedades. Por supuesto, la estructura portical que sustenta el techo está ejecutada con acero estructural, que distribuye las tensiones a través de un enorme anillo de compresión, estructura que transmite las tensiones radialmente a un perímetro exterior. Una corona que es una joya, y que permite que deslice hacia el centro del estadio un enorme marcador digital.
Con el Efte se consigue dar claridad al estadio, evitando parte del calor que irradian los rayos solares sobre la cubierta, y proporcionando buena calidad visual mediante sus partes translúcidas. Además, el dosel está abierto por tres lados, permitiendo que la circulación de aire regularice las temperaturas extremas. Otra particularidad del complejo es que se “hunde” unos 30 metros en el terreno, para no elevar el edificio, debido a la proximidad con el aeropuerto internacional de Los Ángeles.
Dicen los medios que el coste de la construcción alcanzó los 5,5 mil millones de dólares, unos 4,85 mil millones de euros, convirtiéndose en el estadio más caro. Si el promotor, Kroenke Sports & Entertainment, empresa de Stan Kroenke, propietario de los Rams, no se queja, menos lo haré yo.
El Studio-MLA se encargó del paisajismo, incluyendo un lago artificial, el primer lago en mezclar con éxito agua recuperada con agua pluvial, dando la posibilidad de permitir la continuidad del ecosistema regional. Un hábitat que sirve a halcones regionales, currucas, mariposas monarca, abejas y cientos de especies junto con arbustos, cubiertas vegetales, humedales y praderas.
Al mando de las estructuras estuvo la empresa Walter P. Moore & Associates, que ha creado hitos muy importantes, para muestra tres: la estructura de red de cable más grande y larga del mundo, los primeros paneles de techo micro-operables del deporte, y el muro de tierra mecánicamente estabilizada más grande construido. Y, una cuarta, la placa de video colgada en el techo de un estado más grande del mundo. Sin duda, de premio.
Pero, al final, por compleja que haya sido la construcción de un elemento tan singular, debemos quedarnos con si ha conseguido su fin: generar nuevas satisfacciones en los espectadores. Por lo pronto, es un edificio que abre la puerta a la implantación de nuevas formas de estadios, más involucrados con el exterior, más sanos y eficientes. Y sí, es un edificio que vale la pena visitar, haya partido o no.
*Imágenes cortesía de HKS Architects.
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