Así es el spa “colgado” que tiene forma de pueblo reflejado
En el hotel Hubertus han añadido un nuevo aliciente arquitectónico, un spa con forma de pueblo que se construye hacia arriba y abajo.
La arquitectura está muy unida a la ingeniería. Es indudable que la una sin la otra no llegarían a las altas cotas de eficacia a las que nos tienen acostumbrados. Y es que cuando ambas se cogen de la mano cogiendo se haya una misteriosa amiga: la magia. Atendiendo a esto hoy presentamos unas imágenes que generarán alegría y misterio en vuestras pupilas.
Corresponden a la ampliación de un hotel en el que estuvimos hace muy poco disfrutando de su espectacular piscina y su compromiso con los Alpes, mediante la utilización de elementos integradores con el medio. Sus creadores, el estudio de arquitectura NOA, son los responsables de aquella actuación, y también de la que os presentamos hoy.
Un spa que está en el aire
La primera vez que lo vi no pude quitar de mi mente la silueta de esta singular construcción. La nueva incorporación del hotel es un espectacular spa, que se ubica en uno de sus extremos, y al que se llega cruzando un pequeño puente. Sin embargo, lo más increíble no es que la sala wellness esté al otro lado de un puente, sino que está en el aire y tiene forma de pueblo.
Todo aquel que disfrute de esta singular estructura, lo hará en una extensión en voladizo del hotel. Un espacio con varias casas en la parte de arriba y otras en la parte de abaja, como si de un extraño reflejo se tratara. Y digo extraño porque las formas inferiores se evidencian distintas que las formas superiores, tanto en longitud, como en anchos y acabados.
Su forma imita un pueblo
La magia se evidencia en el voladizo, dado que el spa se sostiene con dos troncos de alerce, que suspenden la estructura a los 15 metros de altura. El juego de arriba y abajo se conforma con varias habitaciones que se troquelan con paredes y techos de madera y metal, con abundancia de líneas verticales, tipo brise soleil, para facilitar la identificación, así como proteger del sol y darle un aspecto más genuino.
Tanto la forma como la función están muy bien vinculadas. ¿Quién no asocia las montañas a las clásicas cabañas con cubierta a dos aguas? ¿Quién no asocia el bienestar al agua, y el agua al reflejo? ¿Hay alguien que no relacione el agua y las montañas con momentos de placer y con saunas? Y, por último, ¿quién no asocia la arquitectura con vistas increíbles?
La estructura está revestida para que se integre en el paisaje
El Hub of Huts, así lo llaman, se transforma de ejercicio de construcción atrevida a refugio zen para los usuarios del hotel, un pueblo de montaña muy pequeño, pero muy agradable, con líneas sencillas. Obviamente, esto se consigue con la fusión de materiales. Por ejemplo, lo que esconde el pueblo es una estructura de acero que transfiere las cargas a los pilares, de metal revestido de alerce, y al resto del edificio.
La parte superior del pueblo posee dos piscinas, duchas y un vestuario, mientras que la parte inversa del pueblo posee dos saunas, duchas y una piscina al aire libre. Los sistemas de tratamiento de aguas, así como todos los mecanismos de funcionamiento, están escondidos en los asientos escalonados de las saunas, revestidos de acogedora madera, con unas increíbles vistas de las montañas.
Este spa es un hito de la arquitectura
Por supuesto, os habréis dado cuenta de que el material con el que se reviste todo el singular poblado no es otro que el aluminio, un metal que protege, es ligero, y fácil de capacitar con distintas coloraciones. En este caso el tono marrón encaja perfectamente con la filosofía del lugar y la tipología del elemento construido.
Otros tonos que abundan en el edificio son los terrosos o beiges, como el de la cerámica del pavimento en los pasillos, o los tonos madera, como el piso de roble blanco de los interiores. El pequeño pueblo tiene ya adeptos, pero, sobre todo, tiene una pinta maravillosa de hito arquitectónico que no se lo quita ni el azufre.
*Fotografías cortesía de Alex Filz