Así es el Colegio Reggio de Madrid, el centro escolar más vanguardista del momento
El Encinar de los Reyes presume de un colegio que interviene en la educación de sus alumnos de forma indirecta, interactuando con ellos para enseñarles de forma pasiva.
El futuro no está escrito en ningún catálogo, ni existen personas capaces de determinarlo con la fijeza que pretendemos necesitar. Al contrario. El futuro es una mezcla entre lo que hacemos, lo que haremos y lo que otros hicieron antes que nosotros. Pero a pesar de todo, el futuro tiene un pilar fundamental, inamovible, indesplazable e inembargable: el aprendizaje de los más jóvenes.
Debe ser, por tanto, una tarea a asumir por todos los adultos el volcarse en proveer de las herramientas más útiles a la juventud. Herramientas táctiles y mentales con las que forjar un buen destino y que, a su vez, sirvan para que ellos provean de las propias a las siguientes generaciones. No parece una tarea fácil, pero tampoco demasiado difícil. La arquitectura puede aportar mucho y Madrid lo va a descubrir con un nuevo colegio, El Colegio Reggio.
Así es el Colegio Reggio de Madrid
Su filosofía de aprendizaje no es nueva, ya la venían implantando desde el año 2017 cuando llegaron a Madrid. Pero ahora han ido más allá con la inauguración de su nuevo portento arquitectónico que ofrece un espacio vanguardista donde aplicar las teorías de la enseñanza más actuales.
El arquitecto detrás del proyecto es Andrés Jarque y su estudio de arquitectura Oficina de Innovación Política, con bases en Nueva York y Madrid. Hablamos de un profesional a nado entre dos mundos, que fundó su empresa en el año 2003 y que se ha implantado en los dos extremos del Atlántico teniendo clientes tan dispares como Thyssen Bornemisza Art Contemporary, el Real Madrid, el Museo de Arte Moderno MoMa, o la Fundación Cisneros.
Un edificio espectacular dedicado a la enseñanza
Pero no nos engañemos, la trayectoria profesional no añade ni resta un ápice de valor al edificio, pues sería un portento firmara quien lo firmara. Se encuentra en El Encinar de los Reyes, en la Comunidad de Madrid, y su alzado ya muestra una idea de lo pretende: fomentar la imaginación.
Y es que, según el diseñador, el edificio se basa en la idea de despertar interés en los niños, deseo de indagar, de adquirir conocimientos. Así, la construcción se posa en las doctrinas de Loris Malaguzzi, un maestro italiano que fundó un colegio en la ciudad italiana de Reggio nell’Emilia y cuyas opiniones sobre la pedagogía se han fortalecido con los años. Los estudiantes que se integren en el edificio recibirán educación colectiva autodirigida.
Una fachada con efectos ópticos y numerosos espacios verdes
El edificio, que tiene seis plantas de altura, posee una imagen dispar. No sólo brinda cuatro fachadas distintas sino que ofrece la posibilidad de ver distintas imágenes de la misma fachada según la posición del espectador.
Esto rompe los esquemas de distribución mentales, fomentando el uso de la capacidad de observación para distinguir los distintos matices. Para los adultos es una pasada y para los niños promete un fantástico ejercicio de imaginación.
Pero el edificio va más allá. Su complejidad exterior se multiplica en el interior, ofreciendo distintos climas, ecosistemas, formas y ordenaciones, expresadas por la adaptación al terreno de la planta baja.
Allí los más pequeños tienen sus aulas y continuando hacia las plantas superiores, los alumnos conviven con tanques de agua, jardines interiores, un invernadero, e incluso un patio interior de dos plantas con mucho espacio verde.
Un centro que promueve la creatividad de sus alumnos
Este patio, o Ágora Cosmopolítica posee 464 metros cuadrados de superficie y una altura de 8 metros. Esto lo convierte en una verdadera plaza social en la que los alumnos y los profesores interactuarán con los paisajes circundantes, teniendo una posibilidad de creatividad social sin parangón.
Además, está específicamente preparado para dar hábitat a insectos, mariposas, pájaros y murciélagos, siendo un nexo perfecto entre la escuela y los campos vecinos.
La visibilidad de las instalaciones fomenta la curiosidad de los niños, haciendo que se pregunten por la necesidad de su existencia y su funcionalidad. Estas instalaciones han sido diseñadas e implantadas para reducir su impacto medioambiental.
Y es que desarrollando el edificio en vertical se evita la ocupación de espacio exterior, optimizando el espacio y reduciendo fachadas. Algo que permite, además, una optimización de los cimientos.
El Colegio Reggio es sostenible
También se ha eliminado todas las “capas” posibles quintando revestimientos, falsos techos, suelos técnicos, enfoscados, enlucidos, y hasta las fachadas ventiladas. Esto no sólo evita muchas actuaciones reduciendo el coste, sino que también reduce el empleo de diferentes materiales, evitando hasta el 48% con respecto a otras construcciones similares.
Para mí, lo mejor es el empleo de este material, muy conocido, muy eficaz, pero poco implantado aún.
El corcho es el material estrella de este edificio, pues abarca el 80% de la envolvente. Ha sido aplicado hasta los 14 centímetros, unos 9.700 kg/m3, lo que mejora incluso las exigencias normativas de la Comunidad de Madrid.
El corcho es un fantástico material aislante tanto térmica como acústicamente pero, además, se ha aplicado para que se convierta en hábitat de hongos microbiológicos, vida vegetal y animal. Nunca habrás conocido un edificio más ecológico, sin duda.
La gran obra del Colegio Reggio
La ingeniería ha sido obra de la empresa Qube Ingeniería de Estructuras. Ellos nos cuentan que la estructura se divide en módulos prefabricados, la estructura de hormigón armado, que abarca casi todo el edificio, y la estructura metálica, en la última planta y varios elementos del inmueble.
La ingeniería de servicios corrió a cargo de la empresa JG Ingenieros, la arquitectura técnica fue de Dirtec Arquitectos Técnicos, y la parte paisajística de la empresa Mingobasarrate.
Todas ellas colaboraron directamente con el estudio de arquitectura y con la escuela, aunque seguro que hay muchas otras, junto a multitud de personas con nombres y apellidos que han aportado su granito de arena para hacer posible esta maravilla arquitectónica y de enseñanza.
*Fotografías cortesía de Jose Hevia.