¿Cómo se origina el racismo de los niños?
Así se adquiere el racismo y se proyecta en los colegios
Lo vemos todos los días en las noticias. Los movimientos migratorios masivos propiciados por la falta de oportunidades, la miseria o la guerra presente en algunos territorios, pueden generan en los países de destino una intensa vivencia de amenaza derivada de sentirse “invadidos” por nuevos grupos raciales y culturales. Cuando este sentimiento se extrapola a los niños, como consecuencia, se puede generar la presencia de racismo en el universo infantil. Derivado de este se podrá dar también acoso racista en los colegios.
El racismo no es algo nuevo y suele obedecer al miedo a lo desconocido. En este caso el temor viene infundado por lo que el otro grupo racial y miembros de acogida puedan traer consigo. En los últimos tiempos, en España estos movimientos migratorios se corresponden típicamente con los magrebíes y otros migrantes del África subsahariana que buscan una oportunidad en Europa, entrando por España y arriesgando su vida en una patera. Pero sin duda, la llegada más reciente ha sido la de refugiados afganos tras la toma de poder de los talibanes.
Miedo a la diferencia y al descontrol
Generalmente el temor adulto se relaciona con la supuesta delincuencia que los nuevos miembros de la comunidad puedan traer consigo. Además de por la falta de deseo de compartir los recursos por los que se llevan años tributando. El temor no deja de ser justificado cuando la entrada adquiere un cariz de hordas invasivas que dan muestras de falta de control por parte de los gobiernos.
Esta inacción se interpreta como una grave amenaza no sólo por comprometer los recursos, sino a la propia seguridad ciudadana. Esta teme por su integridad física y por la seguridad de sus hogares y negocios, que podrían ser asaltados por aquellos que deambulan por las calles sin nada que hacer ni comida que llevarse a la boca.
Los movimientos migratorios son muy complicados de gestionar, sobre todo cuando se saltan el cauce legal. Distinto es el tema de los refugiados, para los que se supone que hay un cupo y unos recursos destinados a su atención por motivos humanitarios. Sea como fuere, la solución a este problema pasa por una política diplomática internacional muy complicada y en la que no todos los países desean participar.
Al margen de la política, ya sea a causa de uno u otro tipo de extranjero migrante, cuando la población se pone a la defensiva, genera un rechazo social que va creando poso y que se transmite a las nuevas generaciones. Así, los niños serán los herederos directos de este odio y rechazo racista y xenófobo hacia otras razas, culturas y etnias.
¿Por qué se produce el racismo en los niños?
De forma natural, los niños no son nada racistas. De hecho, les da lo mismo el color de la piel y lo toman como una característica más, carente de connotaciones negativas. Como el que es rubio, moreno o castaño. Los pequeños dan importancia a otro tipo de variables personales relacionadas con la personalidad y con el modo en que esas personas les hacen sentir.
Así, se sentirán atraídos por la gente que parece divertida y dispuesta a jugar, y por la gente que sonríe o se muestra amable con ellos. Su sensibilidad es acerca del cariño y la aceptación, y no sobre de la raza de las personas. Asimismo, sentirán rechazo por personas que les den miedo o despierten recelo, con independencia de la etnia, raza o procedencia.
Los niños que manifiestan comportamientos racistas en el colegio suelen tener algún modelo parental o familiar que les ha inculcado estos sentimientos de intolerancia. En otros casos, el rechazo xenófobo y racista obedecerá simplemente a señalar la diferencia, impidiendo la integración de esos niños nuevos en el aula, sólo por ser de otra raza, etnia o cultura.
Dar ejemplo en casa es la mejor vacuna contra el racismo
En el caso de los niños, el miedo a lo desconocido que afecta a los adultos no aplica, ya que sus miedos entorno a la diferencia racial no son tan complejos. Cuando se presenta el racismo en edad escolar, se trata normalmente de una imitación de lo que oyen en casa; o de una interpretación de lo que ellos entienden que deben hacer respecto a los colectivos extranjeros o de inmigrantes. Por ello es muy importante cuidar lo que los padres dicen delante de los niños.
Esto implica fijarnos en los comentarios que hacemos frente a los niños cuando aparecen noticias sobre temas de migración o de rescate de refugiados. Pero además, deberemos fijarnos en el lenguaje, y suprimir de nuestro vocabulario expresiones de ámbito coloquial muy frecuentes y sobre las que no reparamos, pero son racistas. Por ejemplo, decir “Estoy negro” para referirse a estar harto; decir “Trabajo como un negro” para decir que te sientes un esclavo; o preguntar “¿Es que yo soy negro?” cuando se te excluye de algo.
Igualmente, no es apropiado llamar “moro” a cualquier persona musulmana o de Oriente Medio, mezclando así razas y religiones en una forma de lenguaje islamófobo que equipara como sinónimo al árabe, al musulmán y al moro.
Rechazo racial en el colegio: cómo combatirlo
Como consecuencia de estos prejuicios raciales, dentro de la clase puede producirse una discriminación en forma de rechazo o agresión hacia ciertos niños por parte de otros. Será fundamental detectar estos comportamientos y a los líderes que promueven los movimientos de rechazo para que no sirvan de caldo de cultivo y propagación en el resto del aula.
¿Qué hacer desde el colegio? La educación debe ser y es la mejor herramienta para abordar el tema del racismo y la discriminación. Sólo mediante esta seremos capaces de construir sociedades inclusivas. Por ello es muy importante abordar el tema desde casa, pero también desde la escuela. Desde ella, y de la mano de sus profesores, aprenderán conceptos como la igualdad, el respeto y la tolerancia, que les alejen de los estereotipos xenófobos que puedan llevarles al bullying racista.
Situaciones como las generadas este año a partir del acontecimiento de la muerte de George Floyd; o las entradas masivas de migrantes saltando las vallas de Ceuta y Melilla han de aprovecharse entre los docentes como una oportunidad educativa para comentar lo sucedido. En cualquier caso, tampoco hay que esperar a una noticia trágica: cualquier momento es bueno para hablar de racismo y de todas las repercusiones sociales que este puede traer consigo.