Justo hoy hace un año que los Toronto Raptors ganaban en el último segundo del último partido de una serie de siete, y en la prórroga, su pase a la final de la NBA. Fue un final dramático en un momento en el que todas las competiciones deportivas estaban en su apogeo. La situación de la epidemia por coronavirus ha cambiado radicalmente el panorama deportivo y ha hecho que producciones y series que estaban pensadas para el verano se hayan adelantado a abril. Es el caso de la impresionante serie documental de Netflix, ‘El último baile’, dedicada al éxito de los Chicago Bulls y, en concreto, de su máxima estrella, Michael Jordan.
Se trata de una serie documental de altísima calidad que incluye entrevistas y vídeos en alta resolución que refleja, en diez capítulos, toda una época decisiva para el baloncesto mundial. Un tiempo en el que destacó un gran equipo, los Chicago Bulls, y sobre todo su estrella mediática, Michael Jordan. Sin duda, el mejor jugador de baloncesto de la historia y también uno de los mejores y más ricos deportistas de todos los tiempos.
La buena elaboración de esta serie junto con la comentada ausencia de fenómenos deportivos ha hecho que las audiencias hayan respondido muy bien al estreno. La serie ha servido para recordar a un equipo en el que, a parte de Jordan, había grandísimos jugadores como Scottie Pipen, Denis Rodman o el croata Toni Kukoc. Todos hicieron disfrutar mucho a los aficionados del deporte de la canasta. A la vez, se han vuelto a abrir polémicas en torno a la figura siempre controvertida de Michael Jordan.
En primer lugar, se explica que Jordan fue un deportista número uno que arrastró a su equipo a lo más alto. Pero también se comenta que sus métodos de competición y de motivación en algunas ocasiones, han sido (y lo son en la serie) muy criticados por algunos de sus compañeros y rivales de entonces.
Lo que resulta evidente es que yo no era un compañero al uso, sino un muy exigente entrenador en la cancha. Incluso partícipe de la gerencia del club. Alguien que decidía a quién había que fichar. Pero esto no es nuevo. Este mismo modelo de jugador-franquicia ha tenido luego sus réplicas en figuras como Kobe Bryant y LeBron James. Unos jugadores que han tenido un carisma más destacado que el propio Jordan, mucho menos propenso a abrirse a los aficionados y al público en general, pero con una habilidad especial para conseguir grandes contratos publicitarios.
Michael Jordan fue la apuesta que hizo Nike en un momento en el que el jugador estaba casi decidido a fichar por adidas. Pero una jugada genial de la compañía norteamericana partiendo de un contrato de 2, 5 millones de dólares contribuyó a que la valoración de la multinacional aumentara enormemente desde entonces.
Jordan llegó a poseer no solo una línea de zapatillas sino toda una filial en Nike, cuya cotización bursátil se encuentra en niveles superiores a 82 Usd. Una cifra considerable aunque algo alejada de los máximos históricos de 101 alcanzados a fines de 2019. Pero el coronavirus ha afectado de manera sensible a la cotización y los planes de Nike, que iba a presentar de manera inminente unas Air Jordan en colaboración con Christian Dior.
Al final se ha tenido que posponer este lanzamiento por la crisis, pero seguro que será un éxito. Otro más de todos los alcanzados por Jordan dentro y fuera de la pista.
En 1984 Michael Jordan ganó el título universitario de baloncesto y un oro olímpico. También fue el año en que fue reclutado por los Chicago Bulls y en el que Nike suscribió con él un contrato de cinco años por un valor de $ 2.5 millones. Muchos lo consideraron extravagante para Jordan, que entonces era solo un novato, eso sí, con enorme proyección.
En 1985 Nike comenzó a producir una línea de zapatillas de deporte llamadas Air Jordan, que fueron las más caras de la época. La apuesta de marketing dio de inmediato sus frutos ya que Air Jordan 1 fue un éxito instantáneo y registró más de $ 130 millones en ventas solo en su primer año. Desde entonces, muchas ediciones y modelos posteriores han sido lanzados por Nike bajo la línea de productos Air Jordan, siendo cada uno un éxito de marketing.
Nada más llegar a la NBA, Michael Jordan obtuvo grandes reconocimientos y éxitos individuales. Pero no fue hasta su séptimo año como profesional cuando ganó su primer título ante Los Angeles Lakers de Magic Johnson. Un éxito que conseguiría repetir en la temporada siguiente.
La serie de Netflix nos muestra cómo después de este tercer título, Jordan decide tomarse un respiro. Fundamentalmente debido al golpe emocional que supuso la trágica y violenta pérdida, en ese verano de 1993, de su padre. Decidió entonces probar con el béisbol lo que supuso un reto más en su vida deportiva en la que trataba siempre de motivarse extraordinariamente. El éxito en el béisbol no acababa de llegar, por lo que decidió volver a los Bulls para conseguir con ellos otros tres títulos más.
El hilo conductor del documental es el último anillo de los Bulls de Michael Jordan, de ahí que se llame El último baile. Llama mucho la atención la forma en la que se abre ante la cámara, sobre todo cuando ha sido una persona que ha estado alejada de los focos durante muchísimos años. No obstante, lo vimos recientemente en el homenaje a Kobe Bryant por su fallecimiento, en el que sus lágrimas impresionaron a aquellos que siempre vieron a Jordan de una manera sobrehumana.
No se pierdan la serie, cuyos 2 últimos capítulos verán la luz el próximo lunes 18.
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