Los expertos abogan por afrontar la materia sin dilación, alrededor de los siete años de edad, y con algunas pautas muy claras. Los más pequeños deben entender que las cosas cuestan dinero, que tienen un valor y que es fruto del trabajo de sus padres. Ayudaría, tal y como manifiesta Jordi Martínez, director de Educación Financiera del IEF (Instituto de Estudios Financieros), que desde la educación primaria se aumentase el tiempo dedicado a explicar conceptos básicos a los niños.
Es algo que cada vez genera más consenso: los alumnos deben concluir su ciclo de educación más temprano con nociones sobre la importancia que supone para su futuro una buena administración de su dinero. Un buen ejemplo es la paga semanal. Para Martínez, se debe “transferir responsabilidad” a los hijos y que se hagan cargo de sus pequeños gastos. Por el contrario, no recomienda asociar esa paga a los trabajos en casa, como hacer su cama o ayudar en otras tareas domésticas. Para el experto, si la familia pasa en algún momento por dificultades financieras, los hijos entenderían mal que no se les siguiese remunerando por esas actividades. Por ello, se inclina por esa transferencia de responsabilidad, además de ir aumentando la paga conforme avance la edad. ¿Por dónde empezar? Un euro a la semana a los siete años puede ser una buena referencia. Una vez comenzado este proceso, comentar cuestiones como la del ahorro es también muy relevante.
Motivaciones como el premio final del ahorro, unido a la constante del tiempo, incentivarán una cultura financiera en los niños que arraigará de cara a su futuro. Jordi Martínez concluye que los padres pueden acompañar ese proceso de forma sencilla: por cada cinco euros ahorrados, los progenitores añadirán uno más. También la existencia de una “hucha familiar”, a la que todos contribuyan para lograr un objetivo común es una práctica saludable que ayudará en la misión de introducir en el ámbito doméstico conceptos sobre cultura financiera. Por último, todo debe hacerse dando ejemplo. De poco servirán las lecciones si lo que observan los pequeños en casa es un derroche inadecuado o falta de previsión en otras ocasiones. “Si no les damos ejemplo, no serán responsables financieramente”, afirma categórico el director de Educación Financiera del IEF.