Esta es la historia de unas alfombras con alma, historia e identidad. Piezas que reproducen los paisajes de las Tierras Altas del Atlas (Marruecos), donde las tejen mujeres autóctonas siguiendo un proceso ancestral. Ellas, gracias a la iniciativa y el tesón de la diseñadora Kavita Parmar, han logrado recuperar el nudo bereber y con él mucha de la historia perdida de la artesanía de la zona.
Pero empecemos por el principio. Cuando Kavita recibió el encargo de Shane Ordovás de realizar una colección de alfombras artesanas, con nudo bereber, se puso manos a la obra y viajó a Marruecos. Al llegar al Atlas descubrió que las lanas que le ofrecían no eran de procedencia local (de la región de Siroua), cuyas ovejas criadas mediante la práctica de la trashumancia lucen una lana larga y sedosa.
Tampoco los tintes con los que las teñían eran naturales -sino químicos- ni el nudo era el bereber, prácticamente desaparecido. Así que con el apoyo fundamental del mecenas decidieron recuperar la tradición y fabricar las alfombras siguiendo las técnicas tradicionales.
Una de ellas es lavar la lana en los arroyos de la zona, que gracias al ph de sus aguas eliminan la lanonina de la fibra sin necesidad de utilizar detergentes químicos. O usar la henna para el tinte, derivada de la planta Lawsonia Inermis, en diferentes tonos terrosos.
Así, el proceso creativo se alargó en el tiempo cinco veces más de lo previsto. Lo seis meses iniciales se convirtieron en dos años y medio. Un tiempo en el que la diseñadora Kavita Parmar indagó en la cultura bereber recuperando su arte de tejer alfombras.
Y es que, en los últimos tiempos, el nudo bereber -que tanto fascinaba a Yves Saint Laurent– ha sido reemplazado por el turco. El motivo es que requiere hasta la mitad de tiempo para realizar un pedido.
Kavita buceó en los archivos privados en el museo del diseñador en Marrakech. Así pudo poner en común con las pocas mujeres que aún realizaban el nudo bereber en el Atlas su compleja forma, similar a la de un ocho, para crear alfombras lujosas y duraderas.
El resultado del proyecto es el Atelier Talasin, cuyo taller se sitúa en un pequeño y remoto pueblo a una hora y media al sur de Marrakech. Allí 70 mujeres se afanan en realizar a mano las alfombras que tardan de uno a dos meses en confeccionar.
Así, la iniciativa se centra en la economía circular, en la recuperación de la artesanía de la zona y en que las personas implicadas -desde los pastores, a los tintoreros pasando por las artesanas- reciban buenas condiciones de trabajo y remuneraciones dignas.
Kavita Parmar diseña los dibujos inspirados en el paisaje y los colores del Atlas; y las mujeres los plasman en las alfombras con una veracidad pasmosa. Según ella misma “esta colección sirve como respuesta y rechazo a la falsa cultura de rápido consumo. Ofreciendo unas piezas de verdadero lujo hechas con respeto y mucho talento”.
De momento, este trabajo se muestra en la exposición “Paisajes Tejidos” compuesta por 14 alfombras con precios que rondan los 7.000 euros. Las piezas pueden verse en la Real Fábrica de Tapices de Madrid hasta el día 23 de febrero. Luego la muestra visitará otros lugares como Santa Fe, en Colombia.
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