¡Bienvenido a la República independiente de tu casa! Este slogan publicitario ha cobrado fuerza en estos días de confinamiento. Nuestra casa, nuestro templo; se ha convertido en realidad.
Nuestros hogares han vivido en cincuenta días una auténtica revolución y todo apunta que en este «nuevo mundo», nuestras casas sufrirán reajustes para incorporar más vida y trabajo en ellas.
Hace bien poco, los entendidos en diseño para el futuro se arriesgaban a decir que las cocinas en los apartamentos estaban condenadas a desaparecer. Menos tiempo en casa, menos tiempo para darle a los fogones. Puede que ahora reviertan sus ideas y sus diseños en un mundo donde, al menos por un tiempo, nos llevará a más reuniones sociales en casa y menos fuera.
En un encuentro de Instagram entre Martina Klein y Judith Mascó la semana pasada, conversaban sobre qué habían cambiado de sus casas o qué habían incorporado durante este tiempo. Mascó reveló con gracia que había improvisado un pequeño lugar para hacer ejercicio en el espacio que tradicionalmente ocupaban las cosas del perro.
Las pesas, los elásticos y la esterilla han rivalizado con el pobre can que, aunque siempre dicen que los verdaderos dueños de las casas son las mascotas, tendrá que conformarse con transitar por el resto de la casa y encontrar reposo en un sofá y no en su ‘república independiente’.
Fuera bromas, lo cierto es que nuestros hogares han sufrido movimientos de mobiliario y una adaptación a una vida que no hacíamos. Esa que presumiblemente seguiremos haciendo aunque en intensidades inferiores.
Para adaptar las distancias de seguridad en los puestos de trabajo, las empresas tendrán que potenciar el teletrabajo y los trabajadores incrementar o inventarse un lugar para ello en sus casas que, antes no tenían habilitado para ello. Durante las primeras semanas de confinamiento, las tiendas de ordenadores y accesorios registraron un considerable aumento del volumen de ventas. No serán pocos los que aprovecharán para hacer mejoras en sus hogares, gastarse el dinero en acondicionar, si cabe, todavía mejor el lugar.
Los espacios se convertirán algunos en multidisciplinares para adultos y para niños que atienden a sus clases virtuales todos los días también desde sus ordenadores. Lo mismo que Judit Mascó, otros han adaptado un espacio para el deporte, y las ventas de bicis estáticas y kits Fit han aumentado su venta hasta un 400%.
Lo cierto es que si el confinamiento ha sido igual para todos, hemos sido todos los que le hemos aprovechado hasta el último metro cuadrado de la casa. Me arriesgo a pensar en que la mayoría, de forma inconsciente o no, hemos practicado igual que la meditación, la magia del orden de la gurú japonesa Marie Kondo y hemos limpiado nuestras casas, desprendiéndonos de lo que ya sólo servía para ocupar espacio.
“El espacio en el cual vivimos debe ser para la persona en la que nos estamos convirtiendo, no para la persona que fuimos en el pasado”. El mundo ha cambiado, nosotros hemos cambiado. Y nuestras casas también.
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