Piezas de Energía Natural

“Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentar sólo los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender todo lo que ella tenía que enseñar. (…) Quise vivir profundamente y extraer toda la médula de la vida”. En el momento en que el buen tiempo se instala definitivamente en nuestro termómetro, lo hace instintivamente en nuestro corazón y también en nuestra cabeza.

Cuando Henry David Thoreau escribió una de las obras cumbres de la literatura estadounidense, Walden, lo hizo desde los bosques de Concord, Massachusetts, y en su cabeza, corazón y pluma se había instalado la necesidad de observar durante dos años la naturaleza, las estaciones y el paso del tiempo desde una cabaña construida por él mismo y con el objetivo de crear una especial comunión con la naturaleza, sin intermediarios de ningún tipo.

El paso de la primavera al verano no sólo nos provoca un cambio de armario, casi de adaptación al medio, sino una especial actitud hacia la renovación de todo lo que nos rodea. Sentimos el impulso de embaucarnos con piezas únicas y llenas de optimismo que nos reconcilien con la naturaleza más pura, que nos acerquen al exterior desde un rincón de nuestro hogar.

De la misma forma que un pañuelo de seda de colores vivos y tacto revitalizante para los sentidos supone una chispa de fugaz felicidad; y una ensalada de frutas exóticas sitúa el sentido del gusto en las puertas de un prometedor verano lleno de planes. Una pieza decorativa de madera, única, tallada especialmente para ti, te hace sentir diferente, inmerso en cualquiera de los bosques universales de tu imaginación.

La adquisición de un objeto decorativo hecho a mano que conserve la belleza de la madera natural, que te recuerde a la naturaleza, sus texturas, formas, olores y colores, supone, como en su momento hizo Thoreau, disfrutar de la naturaleza desde nuestro hogar y absorber cuanta energía se desprenda de ella. Espejos, lámparas, mesas auxiliares, un sinfín de objetos que además de ser prácticos nos trasmiten sensaciones, recuerdos de naturaleza, de campo, de vida. 

La búsqueda primaveral de la naturaleza desde cualquier ángulo; la posibilidad de “ir a los bosques y enfrentarte a las cosas esenciales de la vida” -cual escritor y filósofo del siglo XIX, natural de Nueva Inglaterra- en forma de objeto escultura, es práctico, generador de optimismo y a la vez conciliador.