No hay nada como rodar libre por las inmensas carreteras norteamericanas. Este pasado domingo se ha celebrado en Washington DC, cerquita de mi casa, la Rolling Thunder 2015, famosa concentración motera nacida en 1988 como protesta por el abandono que sufrían los veteranos de la Guerra de Vietnam y que posteriormente se ha convertido en una manifestación anual de patriotismo, defensa de la libertad y respeto por quienes sirven en las fuerzas armadas del país.
No es casual que justo al día siguiente sea el Memorial Day, festividad de recuerdo para todos aquellos hombres y mujeres que sacrificaron (y sacrifican) sus vidas por sus compatriotas. Y entre ellos, no lo olvidemos, muchos, muchísimos de mis congéneres.
Esa preciosa estatua de Doberman Pinscher que pueden ver en la foto preside el War Dog Memorial del National War Dog Cemetery en la Isla de Guam y representa a los cientos de perros de guerra que sirvieron en los Marines de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Doberman, pastores alemanes, labradores y hasta collies actuaron como centinelas, mensajeros, escoltas y otras funciones al lado de miles de infantes de marina, siendo además amigos, confidentes y compañeros inseparables.
Una réplica de la misma estatua se encuentra en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Tennessee, donde todos los años se realiza un sentido homenaje canino. Honor y gloria, no sólo a ellos, sino a todos los perros que han prestado servicio a otros ejércitos, cuerpos policiales, bomberos, equipos de rescate…, poniendo siempre su vida por delante de la de sus humanos. Guau y requeteguau.
Pero volvamos a los moteros. En este país tan amazing, donde todo es posible, no podían faltar los clubes de perros motoristas, como el Biker Dogs MC International, donde canes y amos se abandonan al placer del easy riding a lo largo y ancho del enorme territorio estadounidense. Un club con vocación internacional, como lo atestiguan sus miembros de Canadá, Japón, Reino Unido, Italia, Suecia, Bélgica, Irlanda del Norte, España Noruega, Finlandia y Rusia. Nada menos.
Según presumen ellos mismos, se trata del “primer club de ruteros de cuatro patas”. Ya saben: si ustedes son de la especie Homo Sapiens o Canis Familiaris, pueden apuntarse y recibir el parche identificativo. Yo tengo muchas ganitas. Eso sí, una tiene que ir debidamente pertrechada para la actividad y nada mejor para ello que hacerlo en tiendas como PupRWear en su área Chopper Dog o en Rockstar Puppy, verdadero paraíso de los canes moteros, donde se puede encontrar de todo: cascos, cazadoras, emblemas y accesorios perrunos para la moto. La repera, oigan.
A ver si algún día consigo sacar a mi amo de sus querencias automovilísticas, nos agenciamos una Harley y nos lanzamos por la Ruta 66 chupa de cuero al viento. ¿A qué les gustaría que les contara nuestras aventuras? ¿Algún patrocinador interesado?
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