Los drones son artilugios pequeños, con un coste no muy elevado y además su manejo es muy sencillo. Es un buen ejemplo de cómo la tecnología puede ayudar e incluso hacer más eficientes diversas tareas. Una vez conquistados los cielos, para todos los públicos, es el momento de conquistar los mares. La compañía Geneinno es pionera en la creación de drones subacuáticos y destaca su último modelo, el dron subacuático T1.
A todos los efectos el Geneinno T1 es un dron como los que vemos surcar los cielos, pero con dos salvedades. La primera es que el elemento donde planea es el agua; la segunda es que dispone de un cable que le conecta con la superficie para poder ser remoteado.
La persona que lo maneja fuera del agua tiene un control remoto desde donde puede ver en tiempo real las imágenes que graba el T1. La retransmisión se realiza en HD pero la cámara es capaz de grabar en calidad 4K. Este dron submarino puede descender hasta los 150 metros de profundidad y podemos disfrutar de sus imágenes durante las casi cuatro horas de autonomía que proporciona su batería.
Este dron nos permite explorar las profundidades marinas con comodidad puesto que incorpora dos potentes luces frontales y su cámara tiene un ángulo de visión de 160 grados. Si lo deseamos, también podemos recoger muestras puesto que una de sus extensiones es un brazo robótico articulado. A día de hoy es el único del mercado con esa posibilidad.
Este brazo se puede manejar sin que la estabilidad del dron se vea afectada. Su potencia también es notable puesto que las seis turbinas que monta en su estructura son capaces de generar una velocidad submarina de 2 metros por segundo. Su precio, sin incluir el brazo articulado, está en torno a los 1950 euros.
Seguir haciendo submarinismo para descubrir lo que se esconde en el fondo de los océanos no tendrá rival, de momento. Se trata de poner en una balanza y elegir. Bajar en persona con el traje de neopreno, gafas, aletas, bombona de oxígeno, controlar el descenso, el tiempo, la profundidad que queremos recorrer… o quedarse en la superficie tomando algo y disfrutando de las vistas a través de la pantalla.
Con el Geneinno T1 podemos explorar el fondo marino como nunca habíamos soñado y sin necesidad de poner un pie en el agua. Todo es cuestión de prioridades y, por supuesto también, de comodidades.
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