Antes de que todo el mundo tuviese un teléfono móvil en el bolsillo, antes de que Internet fuera para todos los públicos y estuviera en todas las casas, antes incluso de que los navegadores GPS nos indicaran cómo llegar a los sitios sin preguntar a algún lugareño, se presentó un dispositivo llamado a revolucionar el transporte y, por ende, la comunicación entre las personas. El Segway Personal Transporter, más conocido como Segway, hizo su demostración pública en 1990.
Hace treinta años cualquier transporte capaz de desplazar seres humanos sin utilizar combustibles fósiles, o dar pedales, y que fuera eléctrico rozaba la magia. El Segway debió cambiar nuestra forma de movernos por las ciudades, los desplazamientos no contaminaban y su tecnología era tan sencilla de manejar que cualquiera podía subirse en uno de ellos y empezar a moverse unos segundos después. Nació con esa intención, pero su alto coste dificultó su expansión. Era una maravilla tecnológica, pero al alcance de muy pocos.
Tres décadas después es habitual ver circular por nuestras ciudades personas subidas en todo tipo de artilugios unipersonales. Desde patinetes, monopatines o monociclos, y todos ellos comparten varias características: son eléctricos, silenciosos y no contaminan mientras se usan.
Aún queda bastante para que la forma de movernos dentro de las ciudades sea más sostenible, práctica y segura, pero al menos parece claro que los coches deberían dejar de ser los protagonistas absolutos. Más aún si tenemos en cuenta todo lo ocurrido con la pandemia global que nos afecta.
Cada vez hay más empresas interesadas en ofrecer soluciones, a precios más competitivos y un con un interés creciente por parte de los usuarios finales.
Con esa idea, Segway, ha presentado el prototipo llamado S-Pod. Un concepto de movilidad destinado a ser usado en espacios acotados. La idea de la compañía no es que lo utilicemos para movernos libremente. Su uso estaría restringido a espacios cerrados. Ferias, museos, campus universitarios, centros de trabajo, aeropuertos, centros comerciales… Lugares en los que podemos pasar bastante tiempo y en los que los desplazamientos serán más cómodos.
El S-Pod cuenta con el sistema de auto balanceo de la familia de los Segway para su estabilización, un sistema de control automático del centro de gravedad del aparato y su pasajero. Su manejo es sencillo y la curva de aprendizaje para empezar a movernos prácticamente inexistente. Posee una pequeña palanca para dirigir los movimientos mientras estamos cómodamente sentados.
Su autonomía llega hasta los 70 kilómetros y su velocidad máxima rondará los 40 km/h. La compañía china Ninebot, dueños de Segway desde su adquisición en 2005, aún no ha revelado el precio que tendrá su nuevo artilugio ni cuando estará en el mercado. Tampoco sabemos si el consumidor final mostrará interés sobre un dispositivo con estas características.
Este invento nos hace ver que el futuro que aventuraba Pixar en su película Wall-E no es tan lejano como podíamos suponer. Humanos que apenas son capaces de levantarse de la silla porque hay un elemento externo dispuesto a realizar el trabajo por ellos. No sabemos el futuro que nos espera, si será bueno o malo, pero desde luego tiene pinta de ser cómodo.
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