Hace unos meses anunciábamos en estas páginas la llegada del nuevo barco de la naviera de ultra lujo Regent Seven Seas, el Seven Seas Grandeur. Y está claro que ha llegado no solo para quedarse, sino para mostrar al mundo, a sus exigentes huéspedes y a la industria de cruceros cómo un barco de lujo puede seguir innovando e ir subiendo el listón de la excelencia a bordo.
Somos testigos de todo ello tras habernos embarcado en un itinerario de Dubrovnik a Estambul la pasada primavera. En él, y nada más entrar en el principal salón, el huésped es recibido por una edición especial de un huevo Fabergé -Journey in Jewels– diseñado para la ocasión y del que también hablamos aquí.
Y es que todo se ralentiza al embarcarse en Seven Seas Grandeur. El barco, diseñado por Estudio DADO, fue construido en los astilleros Fincantieri de Ancona y cuenta con 1.600 obras de arte a bordo.
Con capacidad para 746 huéspedes, atendidos a su vez por una tripulación de 548 profesionales, ofrece uno de los espacios y proporciones de personal por huésped más altos de la industria.
Así, el buen gusto es, sin duda, el eje vertebrador de una experiencia que brinda un disfrute permanente para todos los sentidos. De hecho, Regent Seven Seas no necesita reinventar el concepto de lujo.
El motivo es que lleva 30 años ofreciendo la mejor versión de ese lujo silencioso al que todos quieren regresar.
El mimo por los detalles, el cuidado de un servicio impecable y la gastronomía tan diversa como exquisita se suman a las opciones de entretenimiento y las coctelerías al más puro estilo neoyorquino de los años 50.
Además del spa con mayores dimensiones que se puede encontrar en el mar, con una línea de productos de alta gama y una relajante estancia en las zonas de baño en la popa tras recibir los mejores tratamientos.
Todo forma parte de una propuesta que gana adeptos año tras año y en la que el huésped tiene todo incluido. Desde el servicio de lavandería y tintorería diario, a un Room Service de 24 horas o un servicio de butler a partir de la Concierge Suite.
Todas las suites tienen terraza y están meticulosamente pensadas para aprovechar la luz natural en cada uno de sus rincones. Desde la suite de 29 metros cuadrados hasta los 412 de la Regent Suite, todas están diseñadas de manera exquisita con toques contemporáneos pero atemporales que hacen que el viaje en Seven Seas Grandeur sea un destino en sí mismo.
Además, las excursiones en tierra están muy cuidadas y permiten pernoctar en algunos puertos. Así lo hicimos en Estambul sin prisa alguna para regresar al barco. Todo esto redondea la experiencia y comprendes por qué hay tanto viajero fiel a la marca.
El público que elige Regent desea calma, impecable servicio, lujo atemporal y diseño confortable, sin estridencias. Son huéspedes a los que poco les sorprende pero que demandan una gastronomía con el mejor producto de mercado y los mejores chefs.
Estos ejecutan unos platos sin fisuras, coordinados -en este caso- por el chef ejecutivo senior Michael Meyepa y el director de alimentos y bebidas, Stéphane Carriou.
Y junto a ellos, un equipo dedicado que incluye a los mejores cocineros, sommeliers y profesionales del servicio de la industria.
Pero no se imaginen solo propuestas formales. Porque las hay para todos los gustos y de carácter más informal, más relajado y con espacios de productos saludables y ligeros para tomar en cualquier momento de la jornada.
Debo confesar que tengo por costumbre, al embarcarme, charlar con un buen número de huéspedes. Me gusta conocer su procedencia, nacionalidad, si es un habitual de este tipo de cruceros, si es fiel a una determinada naviera o si ha decidido probar por primera vez este tipo de experiencias. En Regent Seven Seas el huésped es fiel y repetidor.
Estados Unidos es el principal mercado de la firma aunque sorprende la cada vez mayor presencia de europeos donde el público español está cada vez más presente. Pero también llama la atención esa fidelidad en la excelente tripulación, entre la que percibes orgullo de pertenencia a la naviera.
En pocos cruceros saben tu nombre y nacionalidad al día siguiente de embarcarte. Son detalles que cuidan al máximo, logrando conocer día a día tus gustos y preferencias y haciendo que tu experiencia con ellos sea única, singular. Una de esas experiencias que conservas en tu memoria y que deseas volver a vivir en algún momento.
Seven Seas Grandeur está surcando las aguas del Mediterráneo oriental y occidental, pero en septiembre iniciará los itinerarios por Canadá y Nueva Inglaterra.
Allí, desde las verandas de las suites, las cubiertas y los amplios salones panorámicos, los huéspedes podrán disfrutar del mítico foliage de los paisajes imponentes de Quebec, Massachusetts o Maine. Será justo antes de emprender la temporada de invierno en el Caribe y en la costa oeste de Estados Unidos.
Comentaba Enrique Loewe que inicialmente ignoraban el concepto de lujo porque simplemente entendían que su labor era hacer las cosas bien. Y Regent Seven Seas es conocedor de que las cosas más sencillas se tornan en lujo al ser tratadas con extremo cuidado y delicadeza.
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