Existe un buen motivo para que las poderosas vistas de los Alpes nos atraigan. El ADN del ser humano nace de la propia naturaleza, y es en ella en la que nos sentimos plenos, vivos. No obstante, la estructura de doble hélice que nos identifica como especie no nos limita en este aspecto, sino que nos induce a mejorar nuestro hábitat al máximo nivel de confort, algo que no está necesariamente reñido con el cuidado medioambiental.
De esta forma, disfrutar de un paseo veraniego por la cadena montañosa más famosa de Europa, o esquiar en invierno en sus laderas, tiene más sentido cuando al final de la jornada nos relajamos en un confortable hotel, lleno de esas maravillosas experiencias culinarias o de cuidado del cuerpo que tanto merecemos. Y mucho más si la arquitectura de dicho hotel nos reconcilia con nuestras mejores expectativas, añadiendo una espectacular piscina, como es el caso del hotel que os presentamos hoy: el Alpin Panorama Hubertus.
El hotel pertenece a los Alpes italianos, concretamente se ubica en Valdaora, un municipio de algo más de 3.000 habitantes, famoso por sus zonas de esquí y senderismo en la montaña Kroonplatz, a unos 1.350 metros de altitud. Los propietarios instaron a una remodelación del edificio, añadiendo espacio, y mejorando el hotel.
Para hacerlo, contrataron a un estudio de arquitectura llamado Noa* Network of Architecture, con sedes en Italia y Alemania. De hecho, la sede italiana se encuentra en Bolzano, una ciudad a una hora de camino de Valdaora. Pero, curiosidades aparte, el trabajo de los arquitectos consistió en aumentar la capacidad del hotel con 16 nuevas habitaciones, incorporar nuevos restaurantes, zonas deportivas, un vestíbulo, recepción, una bodega, un gimnasio y una sala de relajación con vistas panorámicas.
Una de las facetas más llamativas del diseño fue la homogeneización de la nueva parte del hotel y la antigua, mediante el añadido estético más natural: troncos de alerce oriundos del lugar. Estos árboles pueden alcanzar los cincuenta metros de altura y el tronco un diámetro de un metro. Además, pueden soportar menos cincuenta grados de temperatura y una altitud de 2.000 metros. Desde luego, ideales para mimetizar el hotel con el entorno.
La fachada del edificio desciende por la ladera y se escalona desde la entrada, para curvarse siguiendo los caprichos de la montaña. Los troncos, colocados a pares, se alzan desde la base del edificio hasta la tercera planta. Sin embargo, lo más destacado de la fachada es la princesa consentida del inmueble: una piscina de 25 metros, que sobresale abruptamente de la parte central, llamando poderosamente la atención.
25 metros de extensión sostenidos por cuatro impresionantes pilares, que se inclinan en sentido opuesto a la fachada para, además de sostener el volumen acuoso, formar un contrapuesto elegante al resto del edificio. La piscina tiene un tratamiento estético distinto. Su tonalidad grisácea, irrumpe como si fuera una roca flotante. Gravedad cero, que diría un científico.
Sin embargo, tiene trampa, porque no solo parece una roca, sino que puede decirse que lo es, dado que sus paramentos verticales y horizontales están revestidos con plaquetas de piedra de color antracita. Esto elimina el frontal y lo materializa con un cristal, de forma que la piscina de borde infinito se transforma en parte del espectáculo visual de las cordilleras. Para enfatizar tan teatral representación, han colocado un gran panel transparente en el suelo de la piscina. Simplemente, genial.
La piscina posee una anchura de cinco metros, una longitud de 25, de los que 17 sobresalen del edificio, y una profundidad de 1.30 metros de altura. Otro número muy importante del que no hemos hablado es la distancia de la piscina al suelo: unos 12 metros en el borde más alejado. De esta forma se pueden ver las construcciones si se mira por el pavimento de cristal. Una actividad no apta para no cardiacos.
Desde las habitaciones también puedes disfrutar de las vistas, gracias a unos recientemente instalados balcones semicirculares, con acabado en forma de malla taladrada de metal. Las habitaciones destacan por sus tonos pastel combinados con madera. Mucha madera presente en pavimentos, muebles y decoraciones que evocan a los pilares exteriores. Madera en forma de pilares que se extiende por la nueva área de entrada, en las vigas de la nueva sala de relajación y en el gimnasio. «Más madera», que diría Groucho Marx.
En las imágenes y videos que el hotel y los usuarios han subido a las redes, sobre todo en Instagram, se puede ver el peligro inherente de su espectacular piscina. Los más aguerridos y temerarios se sitúan en el borde de la estructura, a unos doce metros de altura, para zambullirse dentro de la piscina climatizada. No parece que el borde exterior esté preparado para evitar un resbalón en sentido contrario. Así que, si vas, ante todo, mantén la prudencia, por favor.
*Imágenes cortesía del Alpin Panorama Hubertus Hotel
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