Foto: The Luxonomist.
Podríamos definir Doha como una ciudad nueva, donde los antiguo prácticamente no existe, y los edificios anteriores al año 2000 se cuentan con los dedos de la mano. Es cierto, Doha es así. Sin embargo, entre tanto rascacielos y urbanización hay un espacio capaz de hacerte viajar al pasado, de llevarte a la tradición más pura de Catar y mostrarte una faceta desconocida de un país del que, en realidad, se conoce muy poco.
En Shahaniya, a unos 30 kilómetros de Doha, se encuentra Heenat Salma, una granja ecológica que nada más entrar te dejará con la boca abierta. Y es que ver cómo lechugas, tomates, berenjenas o pimientos crecen en una tierra en la que el desierto es el gran protagonista, es casi un milagro.
Esta granja es, sin duda, un oasis en mitad de una ciudad que no para de crecer y modernizarse. Allí los protagonistas son el huerto, los animales y los huéspedes pues, además de granja, también es un hotel. Cuenta con una especie de campamento con “tiendas de campaña” de lujo que disponen de todo tipo de comodidades.
El tamaño de las tiendas es de unos 40 metros cuadrados y cada una de ellas cuenta con una decoración diferente. Están equipadas con muebles elaborados por artesanos locales y a base de materias primas naturales como piedras, madera reciclada y hojas. Todas tienen una cama grande, armarios y muebles para guardar la ropa, y un baño completo con ducha o bañera.
Se trata de un hotel especial, diferente y centrado en el autoabastecimiento. Y es que el campamento está rodeado de huertos e invernaderos en los que se cultivan todo tipo de verduras y frutas; incluso aquellas que pensaríamos que es imposible que crezcan en mitad del desierto.
El espacio cuenta con unos avanzados sistemas de riego y tratamiento de cultivos que hacen a la tierra capaz de dar tomates, berenjenas, acelgas, brócoli, pimientos… y todas las verduras que puedas imaginarte.
También dátiles, pues cuentan con más de 1.000 palmeras que producen al año casi cinco toneladas de este producto. Unas materias primas con las que después elabora deliciosos platos para sus huéspedes.
Estos se elaboran en cocinas tradicionales y a la vista de todos. Así, el campamento cuenta con un horno de leña en el que amasan y después cuecen su famoso pan que utilizan para acompañar sus deliciosos hummus y baba ghanoush. Unos platos a los que se suman otros tradicionales de la zona y que varían en función de la temporada.
Pero, además de alojamiento, servicios de calidad y conocimientos sobre el modo de vida tradicional, Heenat Salma busca la desconexión total de sus huéspedes. Algo que consigue con sus talleres de actividades y bienestar. Entre ellas hay clases de yoga, de meditación, tratamientos relajantes, paseos por el desierto o gimnasio al aire libre.
A ellos se les suman diferentes talleres guiados entre los que destacan los cursos de aromaterapia, de tejido de ejes múltiples, tejido de palma, pintura en seda o modelado en arcilla. Actividades con las que buscan la relajación y la conexión del yo con el cuerpo.
La granja Heenat Salma ofrece un Catar diferente, alejado de estereotipos, pero que mantiene todos sus lujos apostando por la naturaleza y lo orgánico. El precio del alojamiento ronda los 200 euros por noche, sin contar con las comidas.
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