La mayor parte de la población mundial vive en espacios comunes, a los que llamamos ciudades, esto es posible gracias a la gran necesidad de aglutinar experiencias que tenemos los humanos, nada nos hubiera impedido, en el pasado, residir más alejados los unos de los otros. Nada, excepto nosotros mismos. Esta necesidad de concentración encontró un aliado estupendo en la ingeniería, con la que creamos instalaciones eficientes.
Otro aliado inescrupuloso fue la arquitectura, con la que arbitramos el espacio y lo acomodamos a nuestros intereses. A día de hoy, la arquitectura nos da grandes alegrías, y, cada vez más edificios, nos permiten disfrutar de la naturaleza en entornos plenamente urbanos. En Singapur lo tienen muy claro, y, como ya hemos visto en otras ocasiones, nos muestran el camino con un edificio muy singular: el Hotel Pan Pacific Orchard.
Este hotel abrió sus puertas el presente año 2023 (para quien lo lea más adelante), concretamente pudiste reservar desde el día 1 de junio (igual hasta lo hiciste), y su nombre es Pan Pacific Orchard (por si quieres buscar su web), todo un portento, híbrido entre artificial y natural, un paso más hacia el aumento de zonas verdes en las ciudades de forma rotunda y sostenible.
Su superficie construida alcanza los 19.625 metros cuadrados (casi veinte mil), y, aún así, podría haber tenido mucha más superficie construida si se hubiera conceptualizado como un “edificio tradicional”, es decir, aprovechando sus fachadas para vincularse con el entorno, al contrario, los arquitectos, del estudio Woha, han tenido otra idea, más que vincularse con el entorno, quisieron que los huéspedes del hotel se sintieran como en un oasis dentro de la urbe.
El edificio se alza en 23 plantas, albergando a 350 habitaciones para distintos huéspedes del hotel. Pero lo que inmediatamente llama la atención es que el edificio está dividido en distintas secciones, visualmente apreciables, que añaden al inmueble enormes terrazas verdes sin homónimas conocidas. Estas terrazas se sostienen, como por arte de magia, por un enorme pilar rodeado de especies vegetales, todo un hito hipnótico.
Este hotel en Singapur, presume así de una exuberante arquitectura tropical, visible desde el exterior y disfrutable desde el interior, gracias a los cuatro niveles diferenciados por sus terrazas ajardinadas. En el primer nivel, que nace desde el suelo, disfrutamos de la Forest Terrace, que posee una cascada bordeada por árboles de gran porte. Este espacio está abierto al público en general, así que es perfecto para quedar.
Justo en el nivel dos, aparece la Beach Terrace, que, como su nombre bien indica, nos lleva a una playa artificial con arena y palmeras, flotando sobre la ciudad, asomarte a tu habitación y ver la “playa” protegida por una cubierta de espejos, con la ciudad en los laterales debe ser una más que grata impresión. En el nivel tres, la Garden Terrace, con una orientación distinta ofrece la posibilidad de transitar por un jardín bien cuidado al lado del bar y el salón del hotel.
Y en la cúspide, o cuarto nivel, la Cloud Terrace, o terraza en las nubes, que nos propone una zona ajardinada para eventos, con un salón de baile donde hasta 400 personas se lo podrán pasar de lo lindo, un salón de eventos, jardineras de gran tamaño y más piscinas (que no falte el agua). Sobre ella, la cubierta, totalmente anegada de paneles fotovoltaicos, que ayudan a mejorar la eficiencia energética de esta sin par construcción (quién lea “simpática” por las prisas también acierta).
Según los diseñadores, las superficies verdes alcanzan el 200 % de la superficie construida del hotel, generando una huella de carbono enormemente positiva, además, la planta del hotel permite la forma de “L” en las partes habitables, proveyendo de seis fachadas, y comunicando visualmente muchas habitaciones con los niveles Forest, Beach, Garden y Cloud. Los enormes pilares poseen un atractivo especial, sin duda, y generan una poderosa respuesta estructural al enorme voladizo creado.
El hotel de Singapur apuesta así por las celebraciones al aire libre, protegidas por cubiertas. Estas cubiertas de las terrazas, totalmente envueltas en espejos, no sólo funcionan como protectores de las inclemencias atmosféricas, también contribuyen a la relajación térmica del espacio generado, mejorando la habitabilidad en las habitaciones. Por supuesto, también generan espacios con fuerte ventilación cruzada, algo a agradecer.
Este hotel de Singapur se sale de lo común, y ofrece a la ciudad y a sus usuarios una experiencia única, además, comprometida con el medio ambiente gracias a la generación de espacios donde animales e insectos podrán interactuar con la especie humana. También, por la implementación de sistemas de aprovechamiento eficientes, mientras las placas fotovoltaicas generan energía limpia, el agua de lluvia se recoge para utilizarla en los jardines, así como las materias orgánicas que sirven para crear compost.
Además, el diseño de las habitaciones está íntimamente ligado a su ubicación, correspondiendo con la terraza a la que tengan acceso. La torre sirve de encuentro verde, de espacios de relax, tanto para los usuarios como para los habitantes de la urbe, pero, sobre todo, la torre sirve de inspiración para lograr que la arquitectura icónica rompa sus complejos, visualizar torres cargadas de verde, vincula más aún a la humanidad con su biofilia natural.
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