Imprevisible y enérgica, Casa Maxence otra joya de Valmont
Casa Maxence, una de las cuatro Valmont Résidences, es un proyecto cultural inspirado en el arte modernista catalán que ofrece a sus huéspedes un viaje sensorial único.
En nuestra vida ajetreada y urbana, hoy nos sumergimos en las aguas del Universo Valmont. Ese que guarda en su memoria una mirada sobre el mundo del arte imposible de categorizar. Y es que a veces tenemos la oportunidad de disfrutar de proyectos que despiertan nuestra curiosidad. Tal es la nueva “joya” englobada en el cosmopolitismo del Grupo Valmont, maison de lujo con una profunda aspiración a unir el arte y la belleza y en cuyo catálogo encontramos: cosmética de lujo, perfumes, Résidences exclusivas y un legado: la Fundación Valmont.
Las exclusivas Valmont Résidences
Entrar en una de sus Résidences es una experiencia artística, emocional e inmersiva tan inspiradora como estéticamente rica. La pasión de la familia Guillon por el arte, el diseño y el refinamiento se ha transmitido de generación en generación. Y es que entre sus antepasados hubo importantes marchantes de arte, escultores, artistas, escritores con sensibilidad y visión artística.
Las Valmont Résidences son lugares donde transcurren historias y cuyos nombres están inspirados en los nombres de sus hijos. Además, estos conectan sus raíces en un pueblo, ciudad o isla elegida por su estilo de vida o identidad arquitectónica.
En el espíritu de esta herencia familiar, la primera joya de las Résidences Valmont fue el Chalet Capucine de la elegante y deportiva estación de esquí de Verbier. La segunda fue Villa Valentine, en la isla de Hidra, frente a la costa griega. Y en el corazón de Venecia se encuentra la Résidence Bonvicini, escondida en el corazón del laberinto de los canales.
Casa Maxence, el homenaje al presidente de Valmont
Ahora, una más se suma al grupo desde la zona alta de Barcelona (en el barrio de Sarrià). Se trata de la Casa Maxence, un palacete modernista construido en 1905 en el que resuenan las influencias de Gaudí y Josep Puig i Cadafalch, Lluís Domènech y Enric Sagnier.
Un palacete burgués que es la historia de amor que une a la familia Guillon con Barcelona desde hace más de una década. Esta vez la casa lleva el nombre de su hijo Maxence, presidente de la Fundación Valmont desde 2022.
Es el cuarto pilar de Valmont Group, una entidad dedicada a recopilar obras de arte y descubrir nuevos talentos de todas partes del mundo. Me consta el rigor y brillantez con los que Monsieur Didier selecciona las piezas expuestas en cada una de sus Maisons y el vínculo emocional indeleble que llega a tener por sus colecciones. Desde la solidez de sus proyectos brota la autenticidad donde el arte contemporáneo ha sido siempre su brújula.
El arte, hilo argumental del edificio
En el salón de Casa Maxence el arte se cuenta con una aproximación a la naturaleza que impresiona al visitante. Allí el arte respira y vibra en cada rincón, fruto del diálogo de encuentros y colaboraciones artísticas de altura.
Como la que unió a Didier Guillon y la Fundación J. Llorens Artigas fundada en 1989 en memoria del célebre ceramista. Él fue un genio creativo, amigo de Braque, Picasso y Buñuel, y compañero creativo de Chagall y Giacometti, que encarna una arraigada tradición artística y familiar.
Los huéspedes de Casa Maxence pueden visitar los cuatro dormitorios repartidos en tres plantas que reflejan el sentido del detalle. Están unidos por una cascada central de máscaras luminosas que evocan una Venecia misteriosa y seductora.
En toda la casa reina el silencio, invitando al visitante a la contemplación y a la introspección. Esta búsqueda de la belleza se refleja en la meticulosa elección de los artistas a los que están dedicadas cada una de las habitaciones. En ellas se pueden admirar firmas artísticas como Frédéric Amat, Yves Lévêque, Pavel Roučka o Didier Guillon. Nombres que revelan intimidad, imaginación y un universo muy particular.
Un artista en cada habitación
El dormitorio Nº1 muestra el espíritu romántico y provocador de Didier Guillon, que sugiere un imaginario romántico y solitario. Nos entretiene con la explosión pop escrita a mano ¡Mao es magia! Ilustrando su personalidad nos sorprende con fotos en blanco y negro que muestran un paisaje desnudo, como un eco de los dibujos a tinta negra de las páginas del New York Times que tanto le gustan al artista. Luego, ligeramente provocativa, retoma la frase con “Mao Tse Tung” en una serie al estilo Warhol.
El dormitorio Nº2 es una inmersión en una escena teatral cautivadora de la mano de Frédéric Amat, artista multidisciplinar barcelonés, y sus homenajes míticos a la cultura catalana. Un espacio reconocible por la singular obra pictórica del artista que transporta al visitante a un lugar donde los mitos se mezclan con las hazañas heroicas. Los lienzos oscilan entre lo experimental y lo conceptual con piezas como “El viatge de Telèmac” y “La Venjança”, especialmente queridas por la Fundación Valmont.
El dormitorio Nº3 está dedicado a Yves Lévêque, un artista francés que entrelaza con el estilo Art Nouveau característico de Casa Maxence. Los colores suaves en las paredes sobrias bañadas por la luz y los gráficos esenciales cuentan historias de viajes sensoriales, paisajes imaginarios, campos lunares y cielos salpicados de pájaros perdidos.
El dormitorio Nº4 lo ocupan obras de Pavel Roučka, seductor artista expresionista de la República Checa, con una vida diversa y multifacética. Ha trabajado como cartógrafo, escenógrafo, estudiante en la Académie des Beaux-Arts de París, profesor, conferenciante, y se ha interesado por la pintura, la tapicería y la creación de objetos de madera. Centrándose exclusivamente en la pintura, el dibujo y la litografía desde los años 80, su trabajo se caracteriza por composiciones figurativas expresivas, efectos de color inusuales y procesos de trabajo no tradicionales.
El amor al arte de Valmont, presente en Casa Maxence
En la parte trasera de la propiedad existe un jardín japonés en total armonía con las otras áreas de la Résidence. El estudio alberga una espléndida escultura de pájaro de madera del artista francés Quentin Garel o la jaula de mármol blanco de Carrara creada por Elle Marni, la famosa fábrica italiana de mármol de Carrara fundada en 1946.
Didier Guillon, con su mirada intuitiva, sofisticada, lúcida e imprevisible, ha perpetuado un vínculo indefectible con talentosos y fascinantes artistas. Esos que han pasado -y pasarán- por sus Résidences para dejar constancia de que la materia prima con la que él trabaja es “El amor al arte”.
Maxence aprende de su padre, alma mater de los proyectos Valmont quien, en su condición de artista, es guiado por una extraordinaria intuición y una gran capacidad de proyectar el futuro. En el imaginario de los Guillon hay una incuestionable complicidad y compromiso con los sueños. Esos que ellos son capaces de construir, ahí radica su fuerza.