Definitivamente, uno de los destinos más visitados y solicitados en los últimos años, tanto por jóvenes como por adultos, es Tailandia. El ‘País de la Sonrisa’ como se le conoce, ofrece opciones para todos los gustos. Desde los impresionantes templos de las ciudades importantes, incluida Bangkok, a los bucólicos paisajes donde la naturaleza es la protagonista pasando por Chiang Mai o Chiang Rai, hasta llegar las fabulosas playas en el sur. En mi última visita pude explorar nuevos lugares que no conocía y que me enamoraron aún más. Aquí va mi ruta.
Comencé, cómo no, en Bangkok, donde visité tres de los mercados más famosos de la capital. El mercado flotante Damnoen Saduak está localizado a unos 100 km de la urbe. De 7:00 a 14:00 se puede recorrer en una de las barcas-taxi y vivir una maravillosa experiencia. Un paseo por los canales de este mercado sobre el río Chao Phraya, permite comprar frutas, comida, souvenirs e impregnarse de la cultura Tai.
Es un mercado único en el mundo situado en Mae Klong, un pueblo a unos 70 km de Bangkok. Allí se construyó una vía de tren que pasaba por el medio del mercado y los vendedores se negaron a cambiar de lugar. Así que idearon una forma para poder mantener sus puestos: levantar los toldos cada vez que pasa el tren por allí, unas cuatro veces al día. Todo está perfectamente cronometrado y vivirlo en primera persona es toda una experiencia.
Está en el centro de Bangkok y es el mercado más grande de Tailandia, con 15.000 puestos. Cada fin de semana es visitado por turistas y autóctonos. En este mercado no solo se pueden conseguir auténticas gangas en ropa o souvenirs, también se pueden encontrar puestos con pintores locales, en los que encontrar bellísimas obras de arte a precios muy accesibles. En Tailandia el regateo es costumbre extendida y muy considerada.
Durante el recorrido, que puede llevar todo el día, también se puede comer en diferentes puestos y hasta degustar la mejor paella de la ciudad, hecha por un español. Se trata de Fernando Andrés, de quien os hablaré en otro artículo.
La comida thai es además de sabrosa, muy sana y orgánica, una de las más variadas del universo culinario. Comer en la calle es una parte esencial de la experiencia de Bangkok y del país entero. Su mezcla de productos y sabores hacen que cada bocado sea una experiencia única. Donde quiera que vayas los puestos de comida son abundantes y algunos tienen incluso menciones en la guía Michelin.
En Pattaya, a poco menos de dos horas de Bangkok y de camino a Kok Samet, la playa más cercana de la capital, encontramos el Santuario de la Verdad. Un impresionante templo hecho en madera de teca (típica en Tailandia) y que fue construido por petición de Lek Viriyaphant, un multimillonario tailandés. En 1981, quiso rendir homenaje a la antigua visión de la Tierra, el conocimiento antiguo, la filosofía oriental y transmitir al mundo el rico patrimonio arquitectónico y cultural de Tailandia.
Después de recorrer Bangkok y Pattaya, nos trasladamos a Koh Samet. Una pequeña isla muy cerca de la capital donde se encuentra uno de los hoteles boutique, gay friendly, más bonitos del mundo. Hablamos del Hotel Paradee, que cuenta con una piscina infinita y una playa privada con aguas turquesas y arena blanca; y un increíble servicio personalizado.
Desde el momento en que llegas a su muelle a bordo de una lancha y te reciben con flores, hasta que te vas, podrás disfrutar de una estancia de ensueño en pequeñas villas privadas, con piscina y mayordomo. Además podrás cenar en la misma orilla de la playa rodeado por velas y flores naturales. Un pequeño paraíso, ideal para parejas gay o heterosexuales.
Ayutthaya es la antigua capital de Tailandia y fue una de las ciudades más importantes de la época. Sus ruinas son una de las visitas indispensables si viajas al país. Situadas a 70 km de Bangkok, la ciudad se fundó en el año 1350 en el seno del reino de Siam. Este gran lugar fue regido por un total de 35 reyes distintos hasta que en el año 1767, Ayutthaya fue destruida por los ejércitos birmanos, quienes la expoliaron y robaron todos sus tesoros. Fue tal la riqueza de esta ciudad, que en su época fue conocida como la Venecia de Oriente. En su máximo esplendor contaba con más de 1.500 templos y 4.000 estatuas que los ejércitos birmanos asolaron y decapitaron para demostrar su poder.
En la mitad de las ruinas podemos ver una escultura de la cabeza de un Buda que ha sido rodeada, de manera natural por las ramas del árbol, creando una estampa única. Una foto indispensable en tu álbum. A la entrada de las ruinas se encuentra el palacio de Ayutthaya, un templo budista que se cree fue construido en el año 1538. El palacete que puede contemplarse hoy en día es una restauración del año 1957, ya que de la estructura original su tejado se colapsó debido al fuego durante la caída de la ciudad Ayutthaya ante Birmania.
Como ya es habitual desde hace décadas, Carlos III reunirá esta Navidad a los miembros… Leer más
Tener una camiseta firmada por Messi, Lamine Yamal o Xavi Hernández y además contribuir con… Leer más
En el corazón de La Mancha y con leche cruda de oveja se elabora el… Leer más
‘El Dalí más grande del mundo’. Ese el título elegido por el Teatro Fernando de… Leer más
El grupo Kering afronta 2025 con nuevos retos y entre sus planes estaría una reorganización… Leer más
Los príncipes de Gales por fin han publicado su felicitación de Navidad. El príncipe William… Leer más