Royal Palm, la esencia del Lujo

Los llamados millennials (cumplieron su mayoría de edad en torno al año 2000 y ahora tienen entre 25 y 35 años) son el mercado emergente que las compañías y hoteles de turismo de lujo han encontrado para evolucionar y transformar un sector que crece a ritmo vertigionoso.

Para esta generación interesada en hacer de sus viajes una experiencia de vida inolvidable y gastar lo que sea en ello, la cuestión de los precios no es relevante. Si las cadenas de hoteles de lujo logran entender a los millennials y sus necesidades en relación con la necesidad de vivir auténticas experiencias en torno a sus viajes y logran adaptarse a sus necesidades de inmediatez, conquistarán sin lugar a dudas a estos nuevos clientes.

La marca de hoteles de lujo Royal Palm de la cadena Beachcomber ha sabido entender las necesidades de estos nuevos clientes del turismo del lujo. Por ejemplo, ofreciéndoles una especial bienvenida y despedida a través de sus redes sociales en tiempo real y participando activamente de todos los gustos que comparten los clientes en su estancia en sus hoteles.

También poniendo a disposición de los huéspedes un servicio exclusivo de recogida en el aeropuerto con tres magníficos coches de la gama más alta de BMW y un helicóptero (en el Royal Palm Mauritius), facilitando acceso Wifi ilimitado a sus clientes u ofreciendo habitaciones muy amplias (por ejemplo, su hotel de Mauricio acaba de reformar todo el hotel recientemente inaugurado en el mes de octubre 2014 para reducir el número de habitaciones y ampliar el espacio de las mismas que va desde los 63 m2 hasta los 385 m2).

Y estos son sólo algunos de los detalles que Royal Palm ofrece a los clientes más exigentes del mercado, que repiten hasta en un 45%, una tasa nada desdeñable de cliente recurrente.

Esta generación cada vez más enfocada en los detalles que un destino pueda ofrecerle y en las experiencias que no pueda encontrar en otro lugar, elige Royal Palm porque sabe que las 285 personas que integran el personal del hotel para dar servicio a tan sólo 63 habitaciones van a conocer su nombre en todo momento y sus gustos y afinidades para tratar que el huésped se sienta siempre como en casa.

Detalles como el sello del hotel impreso cada día a mano junto a la tumbona, cubitera para la crema del sol que te proporcionan o el champagne que puedes beber en tu tumbona en la playa, hacen de Royal Palm una experiencia única. No descuidan la gastronomía, con tres restaurantes únicos y un cocinero que tiene a sus espaldas dos estrellas Michelín.

Los millennials son clientes tremendamente exigentes porque lo quieren todo de forma inmediata y exigen afinidad con el hotel pero que los detalles les sorprendan desde su llegada. El turismo de lujo ha puesto en marcha la evolución en la que Royal Palm ha demostrado que sabe liderar porque lleva una ventaja de 30 años que han sabido adaptarse a los cambios generacionales de los clientes más exigentes. Por ello probablemente los hoteles de esta marca de Mauricio y Marrakech están considerados entre los mejores del mundo.