Vida Antigua de Ibiza, la experiencia para conectar con el pasado de la isla
La Hacienda Na Xamena tiene muy presentes sus raíces y los valores de la isla de Ibiza que pone en valor con esta nueva iniciativa.
La temporada de verano ha llegado a su fin, también en enclaves tan idílicos y atemporales como Ibiza. Allí, la Hacienda Na Xamena, lo ha celebrado presentando una nueva experiencia llamada ‘Vida Antigua de Ibiza´con la que abrirá la temporada que viene. Se trata de una actividad única en Baleares que podrán disfrutar sus huéspedes a partir de abril de 2024 y cuyo objetivo es mostrar la cultura, la gastronomía, las tradiciones y el entorno de la isla.
Volver la vista atrás
La acción se basa en descubrir los encantos ocultos de la nueva finca de Hacienda Na Xamena y retroceder con ellos en el tiempo. Por ejemplo de un recorrido teatralizado por los alrededores de la finca que mostrará cómo se cultivaban y se recogían hace un siglo las verduras, frutas y aromáticas de temporada en la isla. O también cómo se molía el grano o se extraía el aceite en sus propios molinos antiguos y restaurados. Y al terminar, dar cuenta de ello con una degustación de productos de Kilómetro Cero de su huerto.
Hacienda Na Xamena se encuentra en Sant Miquel de Balansat, rodeado de un bosque de pinos y sabinas. Encaramado en un escarpado acantilado y con vistas al azul cristalino del Mar Mediterráneo, es una delicia arquitectónica, con espíritu bohemio, que abraza el espíritu de Ibiza.
Vida Antigua de Ibiza
Durante la presentación de ‘Vida Antigua de Ibiza’, su propietario, Alvar Lipszyc, lanzó un bonito mensaje a los asistentes. “Con esta iniciativa queremos ofrecer una vuelta a los orígenes para reivindicar nuestra identidad y mostrar el camino de la sostenibilidad como la mejor promoción turística de la isla. Creemos en que la reconexión con la naturaleza y en el reconocimiento de los valores antiguos son el lujo del futuro”.
De esta manera, explica que su Hacienda fue el primer cinco estrellas de la isla “cuando ese concepto no era rentable ni se conocía en la isla” y sin embargo siguen siendo un negocio familiar. Sus raíces vienen del pasado, del que se acuerda con cariño y cuyos valores quiere preservar. “Mi padre era un enamorado de la isla. Cuando era un niño, allá por el año 1954, había un solo coche en toda la isla. Recuerdo jugar con los hijos de los payeses, disfrutar de la magia del norte y de convivir con personas de todas las nacionalidades en armonía y con generosidad”, nos cuenta.