Encontramos de manera imprevista Wittmore, un genuino hotel boutique de 5 estrellas escondido entre las laberínticas calles del Barrio Gótico (Ciutat Vella) en Barcelona. Situado en un pasaje secreto, hace que su aparente invisibilidad nos obligue a poner más atención en nuestra búsqueda, porque es el hotel quien nos observa en cuanto entramos en la calle Riudarenes número siete.
Cada edificio, en el desorden del casco antiguo, forma parte de la arqueología histórica de la ciudad. En ella se han ido solapando capas y sucediendo un sinfín de cambios de uso a lo largo del tiempo. En el caso de algunos edificios como este se han renovado y han sufrido metamorfosis importantes.
La historia se entrecruza descubriéndonos que la finca donde se ubica el hotel eran unos antiguos lavaderos públicos en el siglo XIX, de los que únicamente se mantienen algunas marcas en el pavimento que así lo manifiestan. Inspirado en los salones culturales donde se reunían las personalidades más creativas del siglo XX, el nuevo concepto bebe de su ubicación –el céntrico barrio Gótico de la capital catalana– y ofrece una original programación cultural.
El renovado hotel Wittmore es miembro de la familia Anima Hotels. Una cadena de hoteles con alma, singulares y con personalidad, que dirige la familia Figueras, también propietaria desde 2003 del Hotel Neri. Wittmore es considerado el hotel más atrevido del grupo y tras casi dos años cerrado (reabrió sus puertas en San Valentín de 2022) se ha convertido en uno de los favoritos de la ciudad gracias a su nueva identidad y su discurso de lujo discreto.
El edificio se articula alrededor de un pequeño patio interior al que miran sus 22 habitaciones cuyas ventanas disponen una perspectiva muy corta. Es decir, de un ángulo muy agudo hacia la luz del cielo. Dicha luz atraviesa las estancias de manera que por cada ventana se ve un retazo de su espectacular jardín vertical. Un tapiz único formado por más de 3.000 plantas y considerado el más alto de Barcelona.
En una primera ojeada al entrar al hotel veo que este patio, al que nadie parece prestar atención, es el verdadero centro “de la fiesta” y que simbólicamente representa la pieza clave que articula el resto de espacios. Así, alrededor de él se despliegan tres espacios cuyos bordes se tocan y encadenados recorren el perímetro del mismo: el restaurante, la biblioteca y un salón polivalente de té. En esa comunicación hay un movimiento natural y la conveniencia de su conexión atrapa la atención del espectador.
De este modo, el patio interior constituye una especie de centro desplazado que se repliega pero a la vez permite ver el cielo buscando la luz y equilibrando la oscuridad de las estrechas calles que circundan el hotel.
En suma, un hotel es un dominio perfectamente cerrado en el que los recorridos se entrecruzan infinitamente. El patio es un simple rectángulo pero desempeña un papel fundamental pues es el encargado de jugar con el visitante convirtiéndose en un espacio evidente y oculto a la vez.
La reforma y el interiorismo de Wittmore Hotel son obra del estudio Septiembre Arquitectura que ha incorporado cambios sutiles enfocados sobre todo a eliminar el acento británico del antiguo hotel para dotarlo de un carácter más cercano. Un interiorismo muy cuidado que ha dado en el clavo con espacios bien decorados dignos de escenarios de película. Además, en los espacios comunes se ha hecho uso de materiales naturales capaces de crear una atmósfera perfecta donde compartir un buen cóctel.
Finalmente la azotea, con vistas sobre los tejados del barrio más antiguo de Barcelona y un paisajismo cuya vegetación se adapta a las distintas estaciones. Desde allí, si te alojas en la Roofless Suite, podrás vivir la experiencia de dormir en la terraza, así como de disfrutar de sus instalaciones de manera totalmente privada durante las horas en que esta permanece cerrada a los huéspedes.
Wittmore ofrece un microcosmos que da voz a distintas disciplinas artísticas y culturales. Por ello quiere ofrecer un enclave donde divertirse de la mano del talento de nueva ola de la ciudad con una oferta de entretenimiento que busca el estímulo creativo. Lo hace estableciendo alianzas con empresas locales que sumen valor y contenido al proyecto.
En esa búsqueda constante, la biblioteca del hotel ofrece el Odd Kiosk, un espacio para las mejores revistas indie y LGTBIQ+; o Terranova, una pequeña editorial con sede en Barcelona que fue creada con la intención de dar voz a toda una generación de artistas que surgieron y se formaron en los márgenes de las corrientes culturales mayoritariamente aceptadas.
En última instancia, el Restaurante Contraban ofrece una carta inspirada en cualidades como la impaciencia, la libertad, la frustración y la nostalgia, que surgen durante el proceso creativo. Además, la carta de bebidas ofrece desde cócteles de autor hasta vinos de extraordinaria rareza que sólo están disponibles para los huéspedes durante unas semanas. Hablaremos de ellos en otro capítulo.
Un hotel es ese lugar en el que cada espacio encuentra su escala. Wittmore Hotel entiende el lujo como algo intangible y efímero, vinculado al placer del día a día, a una experiencia única que nace de instantes irrepetibles. En este la memoria me lleva a los arrabales de la primera muralla de la ciudad Condal. Sin embargo toca descubrir lo que se esconde tras las altas cortinas de terciopelo rojo, paredes forradas de cálida madera y el calor del fuego de la chimenea encendida.
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