Mientras en la ciudad en la que vivo todavía hay quien va en traje de baño por el paseo marítimo, en las calles del centro ya están los adornos de Navidad. ¡Y no digamos en los grandes almacenes y algunos escaparates de tiendas! Son los únicos lugares donde ha llegado la nieve y el frío. Porque en los demás todavía nos abanicamos.
Por estos motivos me he sentido llamada a dedicar el espacio de esta semana a reubicar la Navidad. Cierto es que ya nada ha quedado en su sitio. En un programa matinal de la televisión, hablaban estos días de los “embarazos online”; en una entrevista de Smoda a Mary Beard, premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, se habla sobre el “poco valor que se da a los mayores” (Fernández, 2016, p. 170) y en el mismo número se habla de los “embarazos en la vejez” (Arranz, 2016, pp. 27-29).
Todos estos y más asuntos, han sido una llamada de atención sobre la necesidad de la reubicación de los conceptos y como consecuencia de las realidades. También en Yo Dona, Irene Villa (2016, p. 19) se pregunta ¿Y lo nuestro? ¿qué pasa con lo que forma parte de nuestra identidad?
El gran problema del mundo en general y de Europa en particular es que está perdiendo sus señas de identidad. Y por lo tanto, la conciencia de sí misma. Nos hemos olvidado de lo nuestro, como afirma Irene Villa. Estamos en el camino de enloquecer, de la amargura y de la falta de sentido de la existencia. En consecuencia, la vulnerabilidad va camino de situarse en cotas tan altas que nos pone en el punto de peligro de la desaparición. Pensemos en las próximas Navidades, ¿por qué no hacemos el esfuerzo de dinamitar la trilogía:
Felicidad☀+Regalos +Comer y beber =☃Navidad?
Para ello me gustan especialmente las palabras que emplea la escritora sueca y premio Nobel Sigrid Undset para definir el espíritu de la Navidad: “En mi casa, en casa de mis padres, me inculcaron que en Navidad no hay que pedir nada a nadie, sino que todo el mundo ha de esforzarse por hacer lo más que pueda; el más feliz es aquel que más sirve al prójimo en estas fiestas santificadas” (Undset, 2007, p.35).
Estoy convencida de la necesidad de re-ubicar el concepto, la realidad y la carga de ostentosidad que la Navidad -tal como la vivimos hoy- lleva consigo, en el plano material. Dejo aquí los consejos que ofrece Pía Nieto. Pueden suponer un primer paso para re-programar el concepto a través de los preparativos tradicionales.
Referencias:
Arranz, P. (2016). Madre a la edad de tener nietos. Yo Dona, (600), 26-29.
Fernández, A. (2016). La sociedad moderna ignora a las mayores, (219), 170-171.
Undset, S. (2007). Cristina, hija de Lavrans. Madrid: Encuentro.
Villa, I. (2016). ¿Lo nuestro? Yo Dona, (600), 19.
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