Consejos para cuidar y almacenar correctamente tu bolso de piel
Cuidar y almacenar adecuadamente un bolso o cartera de piel es muy sencillo y te ahorrará muchos disgustos en el futuro.
Cuidar un bolso de piel es sencillo, pero requiere de una serie de pautas. Cualquier accesorio realizado con un material orgánico debe ser cuidado de una manera especial. Los bolsos y carteras de piel, por el uso, pueden sufrir los rigores del día a día más que ninguna otra prenda. Pero también pueden deteriorarse con el paso del tiempo y por no guardarse correctamente. La falta de espacio en nuestros armarios, las prisas e incluso los descuidos pueden deteriorar de forma irremediable objetos de gran valor actual y futuro.
La compañía estadounidense ThredUp, en uno de sus últimos informes, calculó que en 2023 el mercado de ropa y complementos de segunda mano alcanzará los 51.000 millones de dólares. El ritmo de crecimiento del mercado de segunda mano se duplicará en los próximos 5 años, logrando crecer a un ritmo 1,5 veces superior al Fast-Fashion para 2028. Gran parte de ese negocio lo generarán los bolsos. Razón de más para cuidar y dedicarle unos minutos de vez en cuando a cuidar esos bolsos o carteras que adoramos.
La protección exterior es vital para cuidar un bolso de piel
Un bolso de piel no debe guardarse nunca sin protección. Lo más adecuado es usar la funda o bolsa con la que se adquiere. Si carece de ella o se ha deteriorado, se debe adquirir una de algodón y color blanco. Ni que decir tiene que esta funda debe lavarse y secarse adecuadamente si observamos deterioro en la misma. Nunca envuelvas tu bolso en una bolsa húmeda.
Todo bolso guardado en un armario debe tener un relleno en su interior para que no pierda su forma y mantenga el volumen adecuado. Nunca utilices papel de periódico y prescinde del plástico. Es más recomendable un tipo de papel que no pierda volumen, que no contenga tinta y tampoco se cuartee ni rompa con facilidad. El papel de estraza, de embalar o papel cebolla pueden servir. Recuerda renovarlo con el tiempo.
Vigila la temperatura y humedad del espacio donde los guardas
Los bolsos de piel sufren las variaciones bruscas tanto de temperatura como de humedad. En su uso cotidiano debes evitar la exposición prolongada al sol o que se moje en exceso en un día de lluvia. En cualquiera de los dos casos no actúes de forma precipitada para revertir la situación. No lo rodees de cubitos de hielo, no lo metas en la nevera, ni lo pongas bajo un secador o rodeado de arroz. Deja que recupere su temperatura y humedad de forma natural y evalúa los daños posteriores.
Vigilar precisamente la temperatura y la humedad a la que están guardados nuestros bolsos es vital para un cuidado prolongado de los mismos. A veces se almacenan en espacios que se cree que tienen ambas condiciones estables, pero lo habitual es que no sea así. Ante la duda, lo mejor es invertir unos pocos euros en un dispositivo que mida ambos parámetros. Si hay variaciones excesivas por encima o por debajo de los 20 grados o el 50 % de humedad, cámbialos de sitio.
Cuidar un bolso de piel de reptil es más delicado
Si tu bolso está elaborado con la piel de algún reptil, no es adecuado utilizar cremas hidratantes ni productos que las engrasen. Este tipo de pieles necesitan mantener su impermeabilidad. Para eliminar algún roce o suciedad localizada en los bolsos de piel de reptil se puede pasar por la zona suavemente un bastoncillo impregnado en agua oxigenada. Después deberás pasar un trapo mojado con aceite de ricino para hidratar la zona y darle brillo sin engrasarla. Si tienes dudas, lo mejor es consultar al servicio postventa del fabricante.
Por supuesto, no guardes tus bolsos apilados o en espacios reducidos donde puedan golpearse o deteriorar su forma con otros objetos. Tampoco dejes olvidados en ellos cualquier tipo de objeto. Tan importante es el cuidado exterior como el interior. Un bolígrafo, una barra de labios o incluso unas monedas pueden afectar con el paso del tiempo, el calor o la humedad el acabado interior de cualquier bolso.