Menos política y más imagen

Se acabó el bipartidismo. Todavía no sabemos si va a ser bueno o malo para el país. Cinco semanas después de las elecciones sólo ha traído incertidumbre e inestabilidad. El tiempo dirá si los nuevos partidos surgidos desde la sociedad civil regeneran el espectro político como promulgan. Lo que sí ha cambiado, no hay que esperar tiempo para verlo, es la imagen de la Cámara Baja.

Hace cuatro años, el entonces presidente del Congreso, José Bono, reprendía al Ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, por no llevar corbata en el Parlamento. Sebastián defendía entonces que el fin de no llevar corbata era el de ahorro energético, emulando las medidas que había tomado el primer ministro de Japón.

¿Os imagináis hoy a José Bono presidiendo el Congreso? Enloquecería. La imagen que la ‘marca España’ está dando al exterior no es la más indicada. Los cargos electos de cualquier partido no representan a sus votantes cuando acuden a las sesiones del Congreso, están representando a todos los españoles y deberían cumplir y respetar unas normas básicas de vestimenta. Como decía Oscar Wilde: «Nunca hay una segunda oportunidad para causar una primera impresión».

En los últimos días, en el Palacio de la Zarzuela, el rey Felipe VI ha estado recibiendo a los líderes de los cuatro principales partidos políticos que tienen posibilidad de formar Gobierno. Dejamos a un lado su Majestad, probablemente la persona más elegante y mejor vestida y que hace gala de la ‘marca España’ allá donde va. Su altura y peso, unido al uso de tirantes, hace que los trajes le sienten de forma impecable. Las mangas de la chaqueta dejan ver una camisa con puño francés y abrochado con gemelos. El resto de candidatos tuvieron sus luces y sombras.

Albert Rivera eligió un traje gris oscuro con camisa blanca y corbata azul. Cumplía las normas marcadas por el protocolo: a partir de la puesta del sol, se deben usar colores oscuros en sastrería. Coincidió con su Majestad en traje y camisa. El gris es el color de la reflexión y la objetividad. A veces representa la soledad y el vacío. Estados de ánimo estos últimos que tendrá su Majestad viendo la dificultad encontrada para proponer un candidato al debate de investidura.

Pedro Sánchez ha ganado mucho en imagen desde que fue nombrado Secretario General del PSOE. Por su estatura y complexión física, le sientan muy bien los trajes. En la ronda con el Rey, Sánchez eligió, al igual que el Presidente en funciones, traje azul marino y camisa blanca. En este último color de camisa coincidieron todos. El azul transmite confianza, sabiduría, conocimiento y seriedad. También poder. Casualmente lo que todos ansían. Pedro Sánchez utiliza hechuras slim-fit con los hombros bien encajados y pantalón de pierna estrecha sin pliegues.

Mariano Rajoy prefiere la comodidad y sentirse holgado a las últimas tendencias. Su edad puede ser el motivo. Es el mayor de todos y a esa edad se anteponen unos criterios a otros.

A quien no soy capaz de valorar es a Pablo Iglesias. No entra en mis esquemas de elegancia, respeto y educación que para una audiencia en el Palacio de la Zarzuela con el jefe del Estado escoja una camisa remangada, vaqueros y zapatillas. Por mucho que sea abanderado de la clase obrera, desfavorecidos y castigados por la crisis, no está reñido con acudir mejor vestido en la visita a la más alta representación del Estado.