Llega el ansiado 2022, y mientras muchos nos preguntamos cómo vamos a pasar los primeros meses del año, Prada nos enseña el desfile de la colección para Hombre de otoño – invierno. No nos lo enseña de formar arbitraria, sino que nos hace un guiño a lo que está por venir, llevándonos al futuro, pero inspirándonos en el pasado. Más concretamente, en la película 2001: Una odisea del espacio.
Prada realizó su primer desfile del año el pasado 16 de enero en su mega-complejo de Milán, un edificio que posee de todo. Por poseer, tiene hasta una parte del inmueble recubierto de oro. Sin duda, un buen escenario para transportarnos a otro mundo en el que los descubrimientos científicos y los avances tecnológicos harán que vivamos de forma distinta, incluso en nuestros atuendos.
AMO es una sección arquitectónica experimental de la firma de arquitectura OMA, cuyo arquitecto principal Rem Koolhaas es uno de esos arquitectos estrella que tanto nos gustan. Su relación profesional con Miuccia Prada, diseñadora de la casa Prada, ha facilitado que ya sean varias las colaboraciones entre las dos entidades, de lo que deducimos que es bastante provechosa.
Con la finalidad de mostrarnos las prendas que la marca ha imaginado, el desfile de moda masculina se caracterizó por su ambiente especial, tan especial como espacial. Un ambiente inspirado en la película 2001: Una odisea del espacio y que pudimos ver desde el pasillo de hormigón por el que los invitados accedían al recinto, hasta los propios modelos, actores, muchos de ellos de fama internacional.
Un Kyle MacLachlan con rostro muy serio daba paso al desfile, dejando atrás su pasado como Dale Cooper en la afamada serie Twin Peaks. Después de él, otros ocho actores ocuparon la pasarela verde oliva. Entre ellos, Asa Butterfield, Ashton Sanders, Damson Idris, Jaden Michael, Thomas Brodie-Sangster y Louis Partridge. Todo ello para terminar el evento con la aparición estelar de Jeff Goldblum, ya sabéis, el que nos hizo pasar un buen rato en Jurassic Park.
El pasillo de hormigón, muy bien iluminado por unas pantallas led´s, llevaba a los ilustres invitados a un espacio cerrado de importantes dimensiones. Un lugar con pasillos en zigzag, iluminados lo suficiente como para poder percibir las butacas de cine que la empresa de arquitectura había buscado en un cine de la propia Fondazione Prada.
Giulio Margheri, arquitecto del proyecto, explicó: “La idea del espectáculo es una reinterpretación de un espacio teatral. Es un escenario para la acción, familiar pero sorprendente”. Y así parece ser, dado que el espacio diseñado no deja lugar a dudas. Es una ilusión en la que participan los modelos, pero también los espectadores.
Desde un túnel de azul neón, con un pasillo de forma octogonal, formado por paredes, suelo y techo de tramers metálicos, que permiten la entrada de luz desde el interior, pero también la incorporación de barras de luz en sus uniones; aparecían los actores y modelos de la firma. Una puesta en escena con espectral seriedad, que nos mostraba que el futuro será sombrío, pero elegante. Stanley Kubrick estaría orgulloso.
Según el estudio AMO, probaron distintas formas de representación del espacio. Finalmente se quedaron con un túnel que continúa desde el interior de la “nave” hasta el escenario/pasarela. Desde luego, el efecto está muy conseguido. Esto demuestra la importancia de los colores y texturas en la arquitectura, ya que por sí mismos interpretan el espacio, dándonos experiencias extrasensoriales y, como en este caso, extraterrenales.
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