El mar gallego y una creatividad sin límites son las bases del trabajo de Ángela Lago. Nacida en las Rías Baixas un Día del Carmen (patrona de ese mar que tanto adora), fusiona su imaginación con el universo marino dando lugar a joyas náuticas y únicas. Su proyectos, Ángela Lago Sea Jewelry y Just The Sea, reflejan sus inquietudes y son parte, como ella dice, “de un viaje de exploración del alma por el lado marino de la vida”.
“Diseñar es para mí un camino de exploración personal y de crecimiento. Eso hace que mis joyas sean diferentes, auténticas y tengan una coherencia creativa. Están hechas desde dentro, no buscando “gustar” sino lo que realmente me sale expresar”, explica Lago.
Así, el mar para Ángela es más que una musa. Es una metáfora de la vida y un símbolo de libertad al que da forma con sus joyas. Por eso no concibe sus piezas como adornos sino como objetos impregnados del auténtico espíritu del océano en los que la perfección queda relegada a un segundo plano frente a la autenticidad.
Angela Lago Sea Jewelry es la firma de esta diseñadora gallega que hace joyas originales, únicas, con personalidad y una voz propia. “Cada una está meticulosamente hecha a mano y es única, porque nace con su propia alma. Incluso las piezas replicadas en series numeradas tienen detalles sutilmente distintos”, argumenta.
Salvo que sean muy grandes, en cuyo caso debe vaciarlas para que no pesen tanto, lo habitual es que sus joyas sean macizas y de metal. Entre ellas destacan dos muy exclusivas realizadas con un proceso llamado electroforming, que tienen un recubrimiento metálico. “Es un recurso y una forma de exploración”, comenta la diseñadora. “A veces hago piezas similares con métodos y materiales diferentes. Es un trabajo artístico, de exploración, en forma de joyería”.
En cualquier caso, todas estas “joyas náuticas” están diseñadas y realizadas por la propia Ángela. Su atelier de Madrid, en plena calle Mayor, es un verdadero refugio marino donde recibe, previa cita, a su incondicional clientela.
El trabajo de fundir las ceras lo realiza ella misma en una fundición de la capital. El de engastar piedras lo confía a un engastador o lo hace ella, igual que los baños de oro o rodio de algunas piezas. En cualquier caso, el proceso de creación antes y después de la fundición es largo y exhaustivo.
«Hay que estudiar las posibilidades, diseñar, solucionar el tema estético-funcional, crear ceras o trabajar directamente el metal, fundir, cortar bebederos, trabajar, patinar y bañar la pieza; luego limpiarla, soldarla, engastarla y volver a limpiar”, explica la creadora.
El resultado son joyas naúticas de autor, en su mayoría unisex, diseñadas para los que sienten una conexión especial con el océano. Sus colecciones incluyen pulseras, broches, anillos, gargantillas y colgantes con los que Ángela invita a llevar el mar en las manos y alrededor del cuello, pero también en el corazón. “Lo que más me identifica son las piezas con cabos y los anillos de olas, que gustan muchísimo. También las caracolas facetadas”, comenta.
Con su trabajo, la diseñadora une el arte y la moda y los vincula con el océano, su motor inagotable de ideas. “Crear para mí es una meditación, un encuentro íntimo conmigo misma y con el mar que me rodea. Es mi trabajo más íntimo”, concluye
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