Foto: @MaisonValentino Twitter.
La ropa es una forma muy poderosa de comunicar. En un día tan señalado como hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el desfile de Valentino en la Semana de la Moda de París adquiere un nuevo significado más allá del puramente estético.
La firma presentó sus últimas propuestas otoño/invierno 2023/24 y en todas ellas destacó un complemento: la corbata. Todas las modelos salieron a desfilar luciendo este accesorio tradicionalmente asociado los hombres y que se muestra como un símbolo de empoderamiento femenino que en pleno 2023 adquiere un significado aún más poderoso.
A pesar de que hoy la moda genderless está normalizada y los límites entre la ropa de hombre y mujer se han difuminado, ver a una mujer luciendo una corbata en una alfombra roja sigue siendo noticia. Sin embargo, que las mujeres lleven corbata no es algo de los últimos años, pues ya en el siglo XIX las lucían como forma de reivindicación social.
El origen de la corbata no está del todo claro. Se asocia con con la vestimenta militar, aunque fue durante el reinado de Luis XIV cuando se adoptó como un complemento del vestir habitual. Los miembros de la nobleza francesa del siglo XVII solía vestir con una corbata atada al cuello o una cinta de seda.
Sin embargo, no sería hasta el siglo XIX cuando las mujeres empezarían a lucirla. Varias activistas y representantes de las letras la adoptaron como símbolo para desafiar las convenciones sociales de la época, ya que entonces ya era un complemento asociado a los hombres.
Un simbolismo que durante los locos años 20 se mantendría. Y es que en un contexto de posguerra, las mujeres habían aprendido que podían asumir el papel del hombre, algo que reivindicaban luciendo corbata. Por ello, en 1935 se revisó la definición de la palabra para incluir a las mujeres como usuarias de la misma.
En los años siguientes esto se siguió defendido y ampliando desde las grandes firmas de moda. Coco Chanel defendió y normalizó que las mujeres usaran pantalón, en 1966 Yves Saint Laurent presentó el primer esmoquin de mujer, y un año más tarde el traje de sastre con pantalón.
A día de hoy estas prendas son un básico de armario de las mujeres y cada día miles de ellas las usan. Se ha convertido en un complemento genderless, aunque firmas como Valentino nos recuerdan que es un símbolo de empoderamiento que no debemos perder.
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