Custo inflama el verano de la 080
Custo Dalmau presenta en Barcelona una colección llena de brillos, tecnología y transparencias.
Lo que más valoro de Custo Dalmau es la perseverancia. Tiene otras muchas virtudes, pero sin duda el empeño y la constancia en mantener sus postulados por encima de todo es lo que me hace apreciar su creatividad multicolor, multirracial, multiétnica y multi… todo lo que deseen añadir. Es él también quien nos acerca a los tejidos tecnológicos, a las nuevas texturas escapadas de cualquier materia por insospechada que nos parezca. Custo es el rey a la hora de innovar, deconstruir y rearmar puzzles sobre geografía humanas.
A veces puede recordar a los grandes maestros que trabajaban diseñando con alfileres las prendas sobre el cuerpo de las modelos, sólo que él no parte de una pieza única de tela, él recorta y pega distintas texturas y materias hasta que tiene el diseño limpio. A veces no resiste la tentación y deja escapar las líneas al aire del viento. Y así nacen sus parcas, bombers, abrigos y demás envoltorios físicos. Y siempre con la última tecnología punta.
Ahora nos acerca sus propuestas para lo que será su primavera y verano próximos. La titula Aftersun, como las lociones que aplacan irritaciones de la piel tras haber estado expuesta al sol demasiado tiempo. No sé si es la denominación adecuada, porque sus prendas son la explosión eterna, la insolación en sí. En esta ocasión más que nunca porque son la explosión del brillo, pero ese brillo Custo que sale de metales en ebullición, de paillettes electrificadas, partículas electrónicas cuyos destellos resultan fáciles de usar, agresivos de contemplar.
Tiene cuerpos y minis cortas, muy cortas. Y abrigos de flecos holográficos y destellos irisados. Abundan las transparencias por todas partes, a veces es toda la parte posterior del vestido la que queda despejada, nunca en un desnudo agresivo, sino en un más que sugestivo trampantojo que es un reclamo para la seducción más excitante. Hay acetatos con laminados metálicos para prendas de corte enorme, vestidos cortos en tejidos técnicos y escuetas túnicas que son bolas de fuego bajo las luces de discoteca para el que parecen destinadas.
Allí donde las lentejuelas holográficas se pelean con las sedas en esas faldas de corte irregular, que no imperfecto, que rematan en lateral más breve con un lazo o pañuelo. Tal vez no sean esta vez las líneas lo más llamativo de la colección, aunque sus propuestas son únicas y, al igual que las temperaturas, ya no tienen fecha de caducidad ni de permanencia.
Con todo, en esta agitación permanente de colecciones y temporadas, señalemos que aquí en la 080 se vio la colección inmediata, pero ya está viajando a Nueva York (donde se exhibe el sábado), la que se vio en la Semana de la Moda de Madrid con las propuestas para otoño e invierno próximos. Un pero tremendo: los zapatos de la colección deben revisarse, porque pueden provocar más de un accidente a tenor de la inseguridad que se apreció en pasarela.