Hoy es uno de esos días que se respira sostenibilidad; y es que en el Museo del Traje se desarrolla la Jornada de Moda sostenible. El lema de este año nos insta más que a mostrar nuestra opinión, mostrar nuestras acciones. El mundo, la sociedad y la cultura no llama a la acción. Es más importante lo que hacemos que lo que decimos.
Estoy segura que los ponentes, de los que daremos cuenta la próxima semana, hablarán de este tema. Y si no lo hacen, será mi sugerencia personal para el próximo año. Es muy importante no olvidar que la verdadera sostenibilidad radica en la persona. De nada sirve salvar al mundo sin pensar en las personas, en la humanidad.
Esta semana he tenido la oportunidad de impartir formación a un grupo de mujeres emprendedoras de edades comprendidas entre los 55 y los 90. Así como suena: “emprendedoras”. ¿Se puede emprender a los 90? En estas disposiciones radica la eterna juventud. Frente a la cultura del descarte, yo, desde la antropología sostenible, propongo la cultura de la integración de las etapas finales de la vida. Ese es el momento en el que todos nos encontraremos en el mejor momento de poder aportar, ya que la sabiduría acumulada permite analizar y aportar la experiencia recorrida.
Ha llegado a mis manos un libro titulado “Los millennials ante el desafío profesional” de Chip Espinoza (2016) en la editorial Franklin Covey. Me ha gustado especialmente porque en él se dice que las pasadas generaciones trabajaban para la subsistencia de la familia y el hogar. En el caso de los millennials -la familia y el hogar- han desaparecido de su panorama existencial, prácticamente. Las consecuencias de este cambio de prioridades se manifestarán en el futuro.
Ciertamente en 2025 esta generación dominará el mercado laboral, la política, los negocios, los líderes mundiales formarán parte de esta generación. Será bueno recordad que quien no conoce su pasado está destinado a repetir los mismos errores que se cometieron en él. Por ese motivo hago hoy una llamada de atención a la reflexión. Una carencia de la generación millenials es la capacidad de reflexión y la excesiva dependía de la instantaneidad: “ya”, “ahora”. Formular la eficacia y la realidad solo en estos principios no es buena cosa. Porque el paso tiempo demuestra que sin reflexión no hay actividad.
La persona que descuida entre sus prioridades el desarrollo de la reflexión tiene muchas posibilidades de limitar sus éxitos en todo el sentido del término.Por eso la edad, la madurez, las consecuencias del paso del tiempo, forman parte de la belleza. Como definió magistralmente el maestro Adolfo Domínguez “la arruga es bella”. Este no es un descubrimiento del siglo XX, Grecia y Roma ya lo destacaron en su indumentaria, el peplo y la túnica se estructuraban a base de pliegues y en ellos reinan las líneas curvas.
Como tarea de la semana os dejo precisamente la experiencia reflexiva junto a una persona de 70, 80 0 90. Y si alguien lo logra con una de 100 que lo comparta. ¡A la búsqueda de la belleza atemporal! Belleza sostenible
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