No pierde la calma en las distintas charlas que mantengo con ella, pero reconoce que hay días que no recuerda si ha comido. La tristeza le embriaga al ver cómo su país es atacado aunque su familia en Ucrania está de momento a salvo de las tropas rusas. Ella se llama Antonina Yavornytska y llegó a España hace 17 años. Desde entonces utiliza su tiempo de ocio para promocionar a través de la moda la cultura y tradición de Ucrania, el país al que ahora todos miramos con estupor.
«Las enseñanzas de mi abuela, que me instruyó cuando yo era pequeña a hacer bordados, ganchillo y punto, las he puesto en práctica desde que llegué a España«, nos cuenta. Ha recorrido muchos lugares de nuestra geografía enseñando la vestimenta tradicional ucraniana, tanto masculina como femenina, a través de desfiles de la mano de varias asociaciones de mujeres.
Cuenta con orgullo que su colección de trajes llega al medio centenar. La mitad son antiguos y tienen más de 120 años de historia. Ya sabemos que la moda es cultura y reflejo de un país. Y en éste, el color de sus telas a través de los bordados de flores y formas geométricas, llama la atención.
En 2013, por petición de varias madres del colegio de su hija (iba los sábados a recibir clases en el colegio ucraniano de Madrid) comenzó a realizar de manera artesana camisas ucranianas. Su característico volumen en mangas y bordados es mundialmente conocido gracias a la Reina Letizia, que lució hace unos días una blusa de este tipo para solidarizarse con el pueblo vecino. «Me sentí muy orgullosa. Fue un gesto muy bonito. La camisa que lució la reina es un bordado típico del centro y oeste de Ucrania, que es la parte del país donde se han guardado más las tradiciones«.
Años antes, la reina Sofía ya se detuvo en su puesto de artesanía navideño en Madrid donde Antonina vendía camisas, llamativas diademas y collares, todo hecho con sus manos. Ahora continúa con su labor y enseña a elaborar pendientes y collares con cuentas a aquellos que quieren acercarse a la cultura de su infancia a través de master class.
Los ucranianos nos han demostrado el orgullo que sienten por sus raíces. Por eso no extraña conocer que algunos compatriotas en Madrid acuden desde hace años a Antonina, que les viste con su colección de indumentaria y luego su hija les hace fotos de recuerdo. «En Navidades vestimos a dos familias, una con siete miembros y otra con cinco«.
Acude a las manifestaciones que se convocan frente a la embajada de Rusia en Madrid. «Estoy haciendo banderas pequeñas de Ucrania bordadas que vendo en las protestas a cambio de la voluntad. En dos días he recaudado 1.500 €». Un dinero que va destinado a su país.
Me cuenta que a raíz de la guerra, gente anónima se está poniendo en contacto con ella para comprarle prendas y así echar una mano. Hasta ahora no tenía venta online – únicamente Facebook e Instagram que no puede atender- pero se ha puesto manos a la obra para hacer una página web «que sirva para ayudar«. Todo sin perder de vista su elemento, la moda tradicional, que cuesta mucho elaborar.
Y es que tal y como me comenta, «una camisa bordada a mano puede llevar hasta tres meses de trabajo». Ella no vive de la artesanía, tiene un trabajo que nada tiene que ver, pero su compromiso de dar a conocer la moda tradicional de Ucrania sigue intacto. Y también su fuerza y su valor: «Hay que ayudar en todo lo que podamos. Hay que ser fuertes», concluye.
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