Esto es lo que sienten los diseñadores sobre la pasarela

König en su obra ‘La moda en el proceso de la civilización’, realiza un recorrido por las opiniones de diversos autores sobre la influencia en la conformación social del mundo. Además, señala que todas las modas, sean de la época que sean, tienen en común la innovación y el experimento: «La moda no se limita a la vestimenta sino que abarca todo el ser humano y a todas las épocas: desde que la humanidad habita la tierra, por muy primitivas que fueran las circunstancias, el ser humano ha llevado adornos. La ropa y los adornos han asignado estatus y establecido diferencias (Barthes, 2003; Bourdieu, 1988; König, 2002) sociales, culturales, políticas e incluso de culto».

Con el telón de fondo de MOMAD y la MBMFW viene bien recordar que «puede que existiese un tiempo en que la moda estaba construida como una pirámide, con la alta costura situada en la cúspide, el prêt-á-porter de firma justo debajo, ciertas marcas en medio, y la gran losa de minoristas para el gran público en la base» (Tungate, 2008, p. 63). Pero la moda es sobre todo emoción; acaba de celebrarse la semana grande de la moda española y hemos visto salir emocionados a los diseñadores al acabar sus desfiles. Sus caras son volcanes de sentimientos indescriptibles.

¿Qué siente un diseñador sobre la pasarela? ¿En qué piensa cuando sale a saludar? ¿En qué espera ser reconocido? He preguntado a tres diseñadoras sobre este tema. Susana Poyatos (Slabon Moda): “En realidad a mí no me gusta llamar la atención y paso vergüenza, siento satisfacción por el trabajo bien hecho y sobre todo si gustan y se venden los modelos. En definitiva, no pretendo hacer un show con las colecciones. Después de tantos años, si quieres vivir de esto hay que unir muchos factores: experiencia, profesionalidad y fabricar un producto con identidad que guste y sea demandado por el público. Para ella, “el reconocimiento está en que cuando tu clientela te necesite vaya en tu busca”.

Gloría Mafé, diseñadora de Clave de Amor y fundadora de La Modethêque, contempla “la emoción de que mis creaciones van a bailar ante un público expectante por descubrirlas e interpretarlas”. Nos cuenta que cuando sale a saludar después de un desfile o algo similar “siento primero la incertidumbre sobre el feedback del público. Nunca quieres decepcionar. Cuando no has dejado indiferente, sabes que lo has conseguido”. Como diseñadora explica: “Espero que mi firma, mis diseños, se entiendan como una vuelta a la exaltación de la figura de la mujer, un reencuentro con la elegancia femenina. Y que se entienda que pretendo que esta última puede ser también divertida”.

En el caso de Paz Solís (Noesmoda): “Una diseñadora sobre la pasarela siente orgullo de ver al final de mucho esfuerzo, sus logros reconocidos. Busca que la prensa pueda hacer una buena crítica de sus diseños, quedar bien con la gente que ha venido a su desfile y que de allí salgan nuevos clientes. Espera que se reconozca el buen hacer, el buen gusto y la creatividad”. 

Ellas sienten vergüenza, satisfacción, trabajo bien hecho, experiencia, profesionalidad, identidad, que guste, expectación, incertidumbre, exaltación, elegancia femenina, diversión, orgullo, esfuerzo, reconocimiento, buena crítica, quedar bien, buen hacer, buen gusto y creatividad.

¿ Y tú?,  ¿correspondes a sus expectativas? ¿Te sientes interpelada o interpelado de esa forma? No quiero ser nada negativa en este artículo, pero con frecuencia los diseños no sacan lo mejor del público al que se dirigen. Sirva este espacio como llamada de atención para el mundo de la pasarela. Como aspectos a tener en cuenta en futuras convocatorias. Esperemos que no se cumpla en nosotros el augurio de Nietzsche sobre la moda: «Viene sobre pies de paloma, de modo que solemos pasarla por alto». Y que tampoco, como diría Shakespeare, «nos maree al ocuparnos de ella».