Mitos y curiosidades sobre el protector solar
Frente a algunas creencias populares sobre cómo, cuándo y dónde se debe aplicar, es crucial avalar bien cada detalle a manos de expertos especializados en la salud de la piel.
El uso del protector solar es una de las rutinas más importantes para el cuidado de nuestra piel los 365 días del año. Algunas creencias, que han ido pasando de generación en generación, han creado falsos mitos sobre este producto, su aplicación y beneficios, algo que ha generado malos hábitos afectando así directamente a la salud de la piel. Por ello, la opinión respaldada de expertos es fundamental antes de incluir este producto en nuestra rutina de cuidado diaria. Si piensas que conoces todo sobre este cosmético, Marta Masi, María Rogel y otros farmacéuticos y dermatólogos colaboradores de NAOS responden sobre algunos de los mitos y curiosidades más comunes que existen sobre el protector solar:
1. “El protector solar debe aplicarse antes de ir a la playa”
Uno de los errores más comunes a la hora de aplicarse el protector solar es la frecuencia con la que se hace. Algo que afecta, sobre todo, en la época de mayor exposición solar. La dermatóloga María Rogel recomienda aplicarlo cada 2-3 horas, algo que varía “según el grado de exposición solar, el fototipo de piel o los hábitos de vida”. De hecho, es necesario aplicarlo con mayor frecuencia si hacemos deporte, si tenemos mucha sudoración y tras el baño en la piscina o la playa «ya que el agua puede arrastrar parte del protector solar”.
Además, ponerse protector solar al llegar a la playa y no antes es un hábito muy común pero completamente erróneo. El farmacéutico Diego Sarasketa lo explica así: “Haciendo eso se reduce la capacidad de penetración y efectividad del producto. Lo idóneo es aplicarlo 1 hora antes de acudir a la playa y reaplicarlo cada 2 horas o después de cada baño; aunque sea Water Resistant”.
2. “El factor de protección mide el tiempo que la piel puede estar expuesta al sol”
Frente al mito de que el factor de protección varía en función de su efectividad, la dermatóloga María Rogel explica que se trata del “índice que mide la capacidad protectora del producto frente a la radiación solar». Es decir, cuanto mayor sea el factor de protección, más tiempo estaremos protegidos contra la quemadura solar y los efectos nocivos de la radiación. Así, un protector solar que ofrezca un factor de protección 20 significa que la piel puede estar expuesta a los rayos ultravioleta sin presentar quemadura 20 veces más tiempo que sin protección.
Además, es importante destacar que “se trata de un valor orientativo, pues factores como el tipo de radiación, el tipo de piel, el grado de sudoración o la resistencia del producto frente al agua hacen que puedan modificarse”.
3. “El protector solar corporal puede aplicarse en el rostro”
Algunos son los mitos que señalan que el protector solar para el cuerpo no es recomendable para el rostro. Sin embargo, las farmacéuticas María Castaño y Elena López de la Dermoteca, aseguran que no es cierto.
“El protector solar puede aplicarse perfectamente en el rostro, pero posiblemente la textura y el acabado en la piel no van a ser los ideales. Consideramos que el protector solar es el cosmético más importante de cualquier rutina, ya que además de prevenir el envejecimiento de la piel, nos ayuda a evitar enfermedades importantes. Por lo tanto, es fundamental encontrar aquel que te apetezca usar cada día, que se adapte a tu piel y necesidades específicas”.