Claves expertas para lograr la felicidad, por difícil que parezca
Hablamos de las reflexiones recogidas en 'Sin Límites', una jornada inspiradora y muy instructiva en la que se ha hablado mucho de felicidad, de voluntad y valentía. Porque para conseguir la primera hace falta un poco de las otras dos.
La felicidad es uno de los objetivos en la vida de cualquier persona. El más importante, quizás. Pero ¿por qué hay personas más felices que otras? O ¿por qué hay personas a las que les cuesta menos ser felices que a otras? Hay quien dice que ser feliz es una elección. Y después de los testimonios recogidos en la jornada ‘Sin Límites’ de Moeve (anterior Cepsa) en la que también han participado la revista Ethic, la Fundación Querer y la empresa de liderazgo sostenible y transformación empresarial, Noaway, diremos que sí, pero con matices.
Porque no todo el mundo vive la misma realidad; ni todo el mundo consigue relativizar igual los problemas; ni todo el mundo tiene problemas de la misma magnitud. Porque sí, claro que hay problemas graves que merman nuestra capacidad para ser felices. Pero también hay muchas maneras de ser felices aún teniendo problemas de verdad.
La psicología positiva como herramienta para ser feliz
En palabras del experto en psicología positiva, Víctor Küppers, “hay dramas grandes, pero pocos. Estos son muertes cercanas, enfermedades graves o situaciones laborales muy precarias. El resto, por lo general, son circunstancias a resolver”.
Y para sobrellevar estos problemas, del tipo que sean, lo primero es la aceptación. “No hacemos nada metidos en el bucle infinito de pensar y quejarnos. Por supuesto que podemos quejarnos, ojo. Pero cuanto antes dejemos de hacerlo y aceptemos el problema al que tenemos que hacer frente, antes encontraremos una solución para él. Porque ser feliz va de eso. De aceptar la realidad, relativizar los problemas y actuar en la medida de lo posible para cambiar aquello que no nos hace felices”.
Positivismo y actitud para lograr la felicidad
Esto parece sencillo pero no lo es, por supuesto. En especial cuando hay un problema grave al que hacer frente y que no depende de ti. Una enfermedad grave, por ejemplo, que no puedes hacer desaparecer por mucho que te empeñes. Como la que sufre la escritora y artista Miriam Fernández desde su nacimiento y de la que los médicos dijeron que le impediría llevar una vida normal.
Aquello no fue así. Ella es una mujer autónoma y feliz, que tuvo que trabajar muy duro en el terreno físico para conseguirlo, y también en el terreno emocional. Según ella todos los grandes problemas llevan implícito un motivo, un “para qué”, que en su caso llegó siendo adulta.
El derrame cerebral inesperado de una de sus hermanas le hizo ver que podía ayudarla de una manera única, cercana y especial, precisamente por tener una discapacidad. “Los demás la podían ayudar de una forma física, pero nadie como yo le podía prestar una ayuda desde la experiencia”, explica.
¿Se puede preparar al cerebro para un drama de verdad?
Y es que el cerebro, padre de todas nuestras emociones, se basa en las experiencias para poder dar respuestas a los problemas, situaciones y momentos que vivimos a lo largo de nuestra vida. Pero… ¿se puede entrenar el cerebro para hacer frente a un drama o a un problema de verdad?
Cuanto más pequeños somos, más aprendemos y con menos esfuerzo. Es lo que se llama “plasticidad” y que la neuropediatra María José Mas califica como “fundamental” para afrontar problemas importantes.
“Cuando más vivimos, más respuestas tiene nuestro cerebro para afrontar situaciones difíciles. Para ello es importante tener una seguridad en nosotros mismos que se forja en los primeros años de vida y que viene dada por un entorno amoroso y seguro. Luego hay otra cosa importante como la esperanza, que es el equilibrio entre lo que quieres y lo que esperas, y que no debemos perder nunca”.
La esperanza, clave hasta en los momentos más difíciles
De eso sabe mucho Miguel Ángel Tobías, un documentalista que ha estado tres veces al borde de la muerte y ha vivido de cerca múltiples desastres naturales y situaciones límite. “La vida es un regalo y un auténtico milagro. Uno de los secretos para ser feliz es actuar como si pudiéramos morir mañana mismo y la vida mereciera la pena. Porque realmente la merece. En el caso de tener problemas, aceptando nuestra situación, por negativa que sea, aceptamos nuestro deseo y nuestra posibilidad de cambio. Y en situaciones límite es fundamental no perder la esperanza“.
Inteligencia, voluntad y afectividad para lograr la felicidad
Pero sabemos todos que hay situaciones en las que es realmente difícil gestionar bien las emociones y por supuesto ser feliz. Por ejemplo, cuando sufrimos ansiedad y estrés, por el motivo que sea.
En este caso, el catedrático en psiquiatría, Enrique Rojas, explica que en este caso es importante contar con un soporte sólido, mucha seguridad en sí mismo y algo de inteligencia para recuperar esa felicidad tan ansiada.
“La felicidad se consigue, muy básicamente, teniendo tres cosas. En primer lugar inteligencia para buscar la verdad de la situación (qué depende de mí, qué no, la gravedad del problema, etc). En segundo lugar voluntad, esa capacidad para lograr objetivos concretos que nos reporten bienestar (por ejemplo hacer deporte para vernos bien). Y por último la afectividad para encontrar la belleza en lo que hacemos”.
En cualquier caso, su postura es clara: “Tenemos que aspirar a una felicidad razonable. Una que responda a los objetivos de una personalidad equilibrada y compatible con un proyecto de vida en el que haya amor, trabajo, cultura y amistad“.
Las empresas también pueden cambiar las cosas
Y por supuesto en este proyecto de vida juega un papel importante nuestro trabajo. En este sentido, Carlos Barrasa, vicepresidente de Commercial y Clean Energies; así como Bettina Karsch, videpresidenta de Fundación Moeve, coincidieron en un mensaje claro.
“Las compañías somos vehículos de esperanza activa. Sembramos semillas para hacer posible un cambio que hará un mundo mejor y más feliz. Por eso debemos dejar atrás la idea de la productividad sin más y crear entornos humanos”.
Sin duda un mensaje de positivismo que invita a la reflexión sobre la felicidad de nosotros mismos y la de nuestro entorno. Porque siendo felices podemos hacer felices a los demás.