Tener un perro es la ilusión de casi todos los niños. Es raro el peque que no ha fantaseado con ello y lo ha propuesto en casa. “Mama´, ¿podemos tener perro?” La pregunta suele ir dirigida a la madre por una razón: sin su consentimiento jamás habrá perro.
Al margen de los tópicos, son las madres son las que normalmente se lo piensan dos y tres veces, ya que saben que serán ellas las que seguramente se terminen encargando de las obligaciones más incómodas de tener un perro. Por ello, antes de dar el paso de adoptar o comprar un animal, es importante saber si estáis listos para tener una mascota.
La decisión de tener un animal doméstico va más allá de sopesar un poco los pros y los contras que todos conocemos, bajo un prisma muy sesgado en el que se pasa de puntillas alrededor de los inconvenientes. Antes de dar el paso, habrá que contemplar la realidad tal y como es. Los animales no son un juguete y exigen un alto nivel de compromiso en su cuidado, además de un importante desembolso de dinero.
Las mascotas siempre han formado parte de las familias, aunque su papel ha ido cambiando con el tiempo. Antiguamente, los animales estaban relacionados con alguna función pragmática, además de la parte afectiva y del cariño que se les coge.
En los pueblos y en las fincas, por ejemplo, era importante que hubiera gatos para que se hicieran cargo de los ratones y otros animales no deseados. Por su parte, los perros servían para guardar las casas, alertar de las visitas, así como en las labores de caza y pastoreo, y en la defensa de depredadores como los zorros y los lobos. Los pavos, las gallinas, los conejos y otros animales propios de las granjas, como se puede suponer, solían terminar en el puchero, para disgusto de los pequeños de la casa.
Hoy en día los animales domésticos no se suelen tener por funciones prácticas. Estas se consideran beneficios añadidos, pero no suelen ser el input que nos hace decidirnos a adquirirlas. Muy al contrario, en nuestros días, las mascotas se consideran un miembro más de la familia, su papel es más afectivo y siempre relacionado con la compañía más que con otra cosa.
Los animales domésticos pueden resultar de ayuda cuando hay algún problema anímico, mental o de neurodesarrollo. Así, son bien conocidas las propiedades de los caballos para ayudar a niños con necesidades especiales. Lógicamente, poca gente puede permitirse tener un caballo pero, en su defecto, puede acudir a un lugar que ofrezca una de esas terapias.
Existen asimismo perros de terapia, aunque cualquiera de ellos, sin ser terapeuta, será un buen candidato para ayudar a una persona depresiva a “salirse de sí misma” y del pozo anímico en el que se encuentra para volcarse en un ser vivo que les necesita y depende de ellos. En este sentido, el altruismo implicado en el cuidado de un perro o de un gato supondría un aporte de alegría en la vida de la persona.
Tener un animal supone necesariamente cuidar de él. Esto implica la obligación de incurrir en rutinas como el paseo diario, el cepillado del animal o el prepararle la comida. Estas actividades, sobre todo las que se desarrollan al aire libre, son positivas para aquellos que tienden a aislarse socialmente y pasar demasiado tiempo solos. Esto es algo que les sucede a las personas con depresión clínica, pero también a mucha otra gente con tendencia a la tristeza y la melancolía. El componente de salir a pasear también aporta un valor importante para aquellos que necesitan hacer algo de ejercicio.
Antes de decidirte por una mascota, no obstante, deberás atender algunas cuestiones y hacerte algunas preguntas que debes contestar con sinceridad.
Parece obvio decirlo, pero los animales necesitan atenciones, cuidados y afecto. Sobre todo los perros. Incorporar un can a la familia implicará el sacarlo varias veces al día de casa, a veces en horas intempestivas y ya caigan rayos, truenos y centellas. Si sacarlo es un problema, posiblemente te convendrá más tener un gato.
Algunos perros son tan bonitos que parecen peluches, pero no lo son. Lo que sí son es una especie de bebés eternos que nunca crecen y serán siempre dependientes. Si tienes perro tendrás que recoger sus heces, tal y como vengan, además de sus fugas de pis por toda la casa hasta que esté debidamente entrenado. Como cualquier otro bebé, también vomitará de vez en cuando. Si recoger heces y el “tufillo” a perro es difícil de soportar para ti, entonces a lo mejor prefieres tener un gato.
Es bastante habitual que los niños se emocionen el primer día y luego se desentiendan del perro, delegando en la madre o el padre cualquier atisbo de responsabilidad sobre este, más allá del de jugar con él o acariciarlo. Sin embargo, esto no debe ser así. Antes de traer una mascota a casa se deben definir las responsabilidades de cada uno en su cuidado. “ ¿Quién lo va a sacar por la mañana?”, “¿y por la tarde?”, “¿cómo vamos a hacer a la hora de viajar?”
Comprar una mascota costará más o menos dinero, pero sin duda será un pago anecdótico en comparación con el gasto que supondrá a lo largo de todos los años que viva el animal. Los gastos de manutención de un perro o un gato no sólo se corresponden con la alimentación, sino también hay que tener muy presentes el desembolso veterinario: vacunas, revisiones, cirugías, medicinas, cortes de pelo y grooming, terceras personas que lo cuiden…
La educación es un asunto complicado en las familias también en materia animal, por ser fundamental como parte de la adaptación de la mascota en el hogar. Los perros, como mínimo, necesitan un entrenamiento para no hacer sus necesidades dentro casa y que aprendan a pedirlo. Pero eso a veces no es todo: si el perro adquiriera malos hábitos como el ladrar o llegara a manifestar conductas agresivas, también habría que corregirlas, seguramente con un especialista.
Tener mascota condiciona literalmente todas las vacaciones familiares, y habrá básicamente tres opciones: salir menos de viaje, llevarlo con vosotros, o dejarlo en alguna residencia de mascotas o con algún conocido que te lo cuide.
Respecto a viajar con perro, para los animales suele ser una fuente de estrés importante, sobre todo si se les deja en la bodega del avión. En cualquier caso, las posibilidades de alojamiento se restringirán a sitios que acepten mascotas, lo mismo que el salir a tomar algo.
Además de cuidar tu mascota en todos los sentidos, piensa que deberás cumplir con la normativa y las nuevas exigencias que se vayan incorporando a la Ley del Bienestar Animal, que en España arrancó en marzo de este año 2023.
En los últimos días se han anunciado también algunos cambios que supuestamente han entrado en vigor el pasado 29 de septiembre, aunque su aplicación está un poco en el aire a falta de un reglamento que no ha podido establecerse al estar el gobierno en funciones.
Entre las normas que deberás cumplir antes de adoptar una mascota, quizá la más importante de todas sea conocer si el animal que vas a adquirir es legal. Actualmente proliferan en Internet muchos vídeos que hacen pensar en ciertos animales exóticos como mascotas, cuando en realidad no lo son.
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