Dime cómo escribes por Whatsapp y te diré quién eres

La forma en la que te comunicas por Whatsapp y redes sociales deja al descubierto algunos rasgos de tu personalidad.

Ana Villarrubia. 27/04/2017

No hay mejor forma de conocer la personalidad de alguien que observando su conducta. Cómo actuamos, cómo reaccionamos, cómo nos expresamos… Cada una de esas pequeñas o grandes manifestaciones lleva nuestra impronta, nuestro sello de identidad. Y, también, tanto hablando como escribiendo desvelamos mucho acerca de quienes somos. Especialmente, el uso que hacemos de aplicaciones como Whatsapp deja al descubierto un reflejo fiel de nuestra intimidad. Pocas herramientas se entrometen tanto en tantas facetas de nuestra vida como el teléfono móvil y todo su contenido. ¿Acaso escribir por Whatsapp no es una de las cosas que más veces haces a lo largo del día? Dime cómo escribes por mensaje y te diré quién eres.

Los cervantinos. Son detallistas y perfeccionistas, quizá incluso algo obsesivos en algún extremo. Les gustan el orden y la pulcritud, por lo menos en apariencia. Se toman su tiempo para que las cosas queden bien hechas. En general, las personas que gustan de escribir con corrección y férreo respeto de la ortografía suelen ser meticulosas y tienden a hacer las cosas con más esmero. Pueden ser maniáticas también pero, lo más habitual, es que detrás haya un patrón de cuidado de la tarea y rigor en la ejecución. Además, varios estudios han demostrado que un discurso en el que se hace un correcto uso de la ortografía, las mayúsculas y los signos de puntuación genera en el interlocutor una mayor sensación de seguridad y suscita más confianza y credibilidad.

Quienes cuidan las faltas de ortografía suelen ser detallistas en la vida real

Los descuidados. Por el contrario el que no duda en darle una patada al diccionario o saltarse a la torera cualquier tipo de norma gramatical con tal de hacerse entender tiende a ser mas impulsivo, irreflexivo y pasional. Es menos cuidadoso porque prioriza el fondo por encima de la forma y se expresa con mayor efusividad. Con menos autocontrol y sin pretender ser políticamente correcto. No pierde credibilidad ni parece menos sincero por ser más lanzado, pero sí se arriesga en mayor medida a que se malinterpreten sus palabras o se saquen de contexto.

Hay quienes no saben poner una frase sin ilustrarla con emoticonos

Los adictos al emoticono. Los emojis son muy útiles para simbolizar gráficamente lo que no alcanzamos a expresar con palabras. Nos cuesta a veces ponerle etiquetas a las cosas e identificar con precisión el estado emocional que deseamos transmitir y por eso las caritas (los rostros son los dibujitos más utilizados según el portal iemoji.com) ayudan a plasmar lo que las palabras no alcanzan a describir. Sin embargo, abusar del emoticono y hacer una excesiva sustitución de palabras por imágenes puede llegar a significar que la persona pone una excesiva distancia con respecto a lo que dice. No se moja, no se compromete, se mantiene a un nivel superficial y frívolo sin empatizar verdaderamente con su interlocutor.

Quienes escriben muchísimo puede que despierten poca confianza

Los que no se callan ni debajo del agua. En general las personas que cuentan mucho sobre sí mismas tienden a ser tan extrovertidas como poco discretas. Necesitan radiar cada paso que dan, contar cada anécdota que les acontece y difundir cada plan al que se apuntan. Precisamente por esa necesidad de exteriorizar todo lo que les sucede tienden a engrandecer todo lo que narran y acaban por despertar en los demás poca confianza en su discurso o sensación de superficialidad en quienes les rodean.

Whatsapp sirve para reflejar la personalidad de quien escribe

Los parcos en palabras. Ésta es la persona que menos información quiere dar sobre sí misma y, en parte, solo en parte, lo consigue. Porque el silencio y la brevedad también comunican: ser escueto en la forma de comunicarse puede ser el reflejo de una personalidad distante, evitativa o fría, como también puede evidenciar la presencia de una persona tímida o socialmente retraída. Por eso en este caso es especialmente importante fijarse en el contenido y no solo en la cantidad antes de extraer ningún tipo de conclusión. El frío tenderá más al silencio o al término menos emocional, mientras que el tímido tratará de comunicarse o de compensar a posteriori la falta de comunicación, aunque se note que le cuesta encontrar las palabras adecuadas con las que sentirse cómodo.

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