La importancia de decorar para sentirnos mejor

Decorar nuestros hogares para mantenernos psicológicamente a flote es una forma perfectamente lícita de sentir control sobre nuestro entorno.

Ana Villarrubia. 20/05/2021
Foto Unsplash @roselyntirado

Durante la pandemia fueron muchas las personas que recurrieron a mover muebles, renovar electrodomésticos o decorar de nuevo sus casas. Y no solo para acomodar los espacios en el sentido más práctico de la adaptación al entorno, sino también para vivir en paz y armonía en entornos visiblemente más atractivos. La estética también al servicio de la comodidad y de la placidez.

¿Te reconoces en este patrón de comportamiento? ¿Eres de los que reacondicionaba espacios allá por los meses de marzo, abril y mayo de 2020, sin cesar, un día sí y otro también? Y… ¿por qué esta necesidad de cambiar el entorno? ¿Hasta qué punto afecta la decoración o los objetos que nos rodean a nuestras emociones y a nuestro bienestar?

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Cambiar una y otra vez las cosas de sitio responde a una necesidad de sentirnos a gusto. Foto Unsplash @jonnysplsh

Decorar para ser dueños del entorno

Antes de empezar, una confesión: me incluyo de pleno entre las personas que, de la noche a la mañana, sentimos que necesitábamos un decorador de interiores. Esos que, a falta de uno cerca, hicimos lo posible por encontrarnos lo más a gusto posible entre las paredes de una casa. Esa que, a ratos, irremediablemente sentíamos como una especie de entorno carcelario.

Tiene todo el sentido del mundo. Cuando la incertidumbre reina en nuestras cabecitas, cuando la angustia domina nuestras emociones, cuando no somos capaces de prever ni cuándo vamos a poder ir al a compra… Ni mucho menos podemos saber si mañana seguiremos teniendo (o no) trabajo. Cuando nos asalta constantemente el miedo, cuando no sabemos si hemos estado expuestos al virus y si somos vulnerables frente a la enfermedad, cuando no sabemos cuándo podremos a abrazar a la familia…

¡Entonces nos hacemos dueños de todo cuanto podemos hacer nuestro! ¡Todo con tal de no caer en la indefensión! Decorar el exterior, intervenir y ordenar a nuestro alrededor, es una forma lícita de mantenernos centrados en el presente.

Transformar los espacios para hacerlos nuestros es una forma de sentirnos mejor

Tener sensación de control

Hacerme cargo de mi entorno más cercano, dominar lo mucho o lo poco que se me permite para no perder por completo el control, para mantener un mínimo de sensación de control y de poder (en el sentido más sano del control y del poder). Para mantenerme ubicado en una mínima parcela que me recuerde que sigo siendo yo quien gobierna mi vida, a pesar de las limitaciones y de las amenazas objetivas a las que estoy expuesto. La sensación de pérdida constante también se alivia en la construcción de nuevos proyectos.

Ese orden del universo cuya orquesta he dejado de dirigir ha de ser vehiculizado de algún modo. Ese orden, hoy en día, sigue pasando del plano mental al físico, en un constante viaje de ida y vuelta. Y se hace tangible a través del impacto que puedo ejercer tanto interna como externamente. En última instancia, siempre hay algo de influencia que puedo ejercer sobre mi entorno, el más inmediatamente cercano.

Me ocupo en lo que puedo y allí donde puedo, saneo y ordeno en el espacio lo que de otro modo no puedo colocar. Y, por qué no, también lo decoro y lo embellezco, como una forma de adornar sanamente. Es una estrategia de afrontamiento tremendamente adaptativa, que parte de la aceptación de las limitaciones que no está en mi mano manejar, y de la asunción de responsabilidades con todo aquello sobre lo que aún puedo ejercer dominio.

Decorar es positivo para encontrar nuestro pequeño espacio a salvo

Cuidar de nuestro espacio es cuidar de nosotros mismos

Además, como herramienta útil para gestionar mi día a día, de paso, velo por convivir en un entorno amable, ya que acepto que es el único que voy a poder visitar en no sé cuánto tiempo. Me encargo de que mi estancia aquí sea lo más agradable posible.

Ahora ya no le tenemos tanto miedo a los “arrestos domiciliarios” – como muchos de mis pacientes llaman a los confinamientos y las cuarentenas – pero sí que somos conscientes de que eso que antes era impensable, ahora ha pasado a ser una posibilidad. Y nos hemos vuelto mucho más respetuosos y cuidadosos con nuestros hogares. Hemos aprendido que cuidar de nuestro espacio es también una forma de autocuidado, y con ello nos encargamos de protegernos.

Cada detalle cuenta para hacer nuestro cada espacio

Decorar para que nuestro entorno sea más personal que nunca

No hay duda de que es algo de lo que muchos hemos tomado conciencia, de una manera más o menos implícita: «Mi hogar es mi lugar seguro, mi centro de operaciones. Quiero cuidarlo más que nunca porque cuidar de mi entorno es también una forma de cuidar de mí mismo y de los míos«. Y, del mismo modo que cuido de mi familia a nivel biológico y psicológico, a mi alrededor también proyecto mis emociones y eso se traduce en adornar con esmero el escenario principal de mi vida.

Por eso es tan importante que nuestros espacios sean más personales que nunca. Que nos inviten al descanso, que nos proporcionen orden y paz, que no nos rodee nada que no deseemos tener cerca. Estamos a tiempo de cuidarnos remangándonos y no parando de hacer u deshacer hasta estar cómodos en nuestros más íntimos espacios de seguridad.

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