El 5 de octubre se celebra el Día Mundial de los Docentes. Este año, con una relativa recuperación de la normalidad educativa de tiempos pre-covid. Vuelve la educación presencial, aunque los profesores ya saben cómo actuar en situaciones en las que impera la necesidad de una formación a distancia.
De toda la crisis sanitaria que no termina de remitir, destaca el haber aprendido a enseñar a los niños en remoto y por internet. Al mismo tiempo que se supervisan sus necesidades emocionales. Si algo nos ha dejado de bueno esta pandemia ha sido precisamente la aceleración y puesta en marcha de la digitalización en todos los sectores, también en el educativo.
Mientras los padres se capacitaban en las normas del teletrabajo, sus hijos aprendían a atender al profesor en streaming y a mandarle los deberes por mail, o a través de plataformas y Apps educativas surgidas como las nuevas herramientas tecnológicas must have para el docente.
Si en cualquier profesión hay que reciclarse, en el caso de la educación, los profesores se han transformado a marchas forzadas en ese educador a distancia improvisado y obligado a adquirir nuevas habilidades. Entre sus principales dificultades ha estado el mantener vivo el interés de los niños por el aprendizaje y la creatividad. Otro de sus grandes desafíos ha estado en la formación de materias más prácticas y, sobre todo, aquellas en relación con la actividad física.
Estas han sido algunas de las nuevas habilidades adquiridas por los docentes que han llegado para quedarse:
La falta de asistencia a clase durante meses ha privado a los niños del componente de la socialización, tan importante en su desarrollo emocional. Sin embargo, y aunque sea de forma muy distinta a la habitual, el profesor se ha visto obligado a mantener el grupo vivo. Ha servido como nexo social entre los niños.
Durante los meses de pandemia ha quedado probado que el profesor, aunque sea ejerciendo su papel a distancia, es el que lidera y pone las cosas en común. Contribuye, así, con su esfuerzo, al espíritu de pertenencia al grupo de cada niño como individuo. En este sentido, su misión ha sido y es fundamental, ya que va mucho más allá de la transmisión de conocimientos.
Al margen de los profesores, todos tenemos mucho que aprender a gestionar en el ámbito de la educación. Comenzando por los gobiernos, que deben lidiar con la brecha educativa que se ha destapado con la aparición del coronavirus. Según la campaña que llevó a cabo el año pasado la Fundación Promaestro para celebrar el 5 de octubre Día Mundial de los Docentes, la escuela tiene un efecto igualador que se ha visto temporalmente desactivado en la pandemia.
Las familias que sufren la brecha digital y socioeconómica han sido las más afectadas. Por ello destacan el papel de los profesores como los principales actores para la protección de los derechos educativos del niño.
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