Jueves, 22 horas. Siete amigas se encuentran reunidas en una casa del barrio de Chamartín esperando a ‘la chica’ del Tuppersex. Ya hay risas y se respira un cierto nerviosismo en el aire. Sabemos que va a ser divertido. Tomamos una copita de vino mientras charlamos y picamos algo, pero Victoria (nombre ficticio) no tarda en llegar y porta una maleta llena de objetos que prometen diversión lo menos para las próximas dos horas
Para romper el hielo, comienzan las presentaciones con nuestra nueva amiga –la llamaremos así porque con ella trataremos asuntos tan íntimos como nuestra vida sexual-. Se presenta como una chica normal y con pareja, que pretende mantener el anonimato frente a otro trabajo “más serio y formal” en horario diurno.
A nosotras nos parece perfecto, porque nadie soltará prenda de lo que se cueza allí. En realidad, a Victoria le da un poco igual quiénes seamos y con quién nos acostemos, pero se ve que sabe lo que hace y rápidamente surge con ella una buena química al más puro estilo ‘girl crush’. Se hace con nosotras en cuestión de minutos.
Nos explica cómo funciona. Esa discreta maleta contiene aquellos artículos y juguetes sexuales que estamos a punto de desear, pero que jamás adquiriremos en un sex shop (básicamente porque jamás entraremos allí por miedo a encontrarnos con un viejo verde comprando vaginas vibratorias) y porque están diseñados pensando en el disfrute de la sexualidad femenina. Por tanto, tienen muy en cuenta el atractivo de los diseños que, en ocasiones, parecen cualquier cosa menos lo que en realidad son.
Mientras va sacando cosas (empieza por los artículos más sensuales y va in-crescendo en cuanto a picardía se refiere), Victoria nos va describiendo en qué consisten, para qué sirven y cómo pueden ayudarnos en nuestra vida sexual. Las preguntas están a la orden del día. Ella nos responde a todo y, entre risa y risa, surgen algunos debates sexuales de lo más divertido.
Todo ello es normal. Nos explica que estas reuniones tuppersex no son sólo para comprar, sino que vienen a ser una especie de formación o consultoría sexual a nivel muy íntimo y al margen de nuestras parejas. Porque cada mujer presenta su propia realidad erótica, que es estrictamente personal y tan válida para las que tenemos pareja estable como para las que no la tienen. Juguetitos habrá para todas.
Los artículos que va sacando del maletín son de lo más variado: desde velas y esencias, pasando por aceites para el masaje sensual y dispositivos que se activan a distancia y que comienzan a vibrar, y además se usan en pareja, al igual que ‘sets bondage’ al más puro estilo Grey. Y todo siempre muy chic.
A mí me parece que tiene razón y que casi se podría considerar “una sesión” con un efecto positivo para la sexualidad, no sólo a nivel de información, sino también a nivel de inhibición, para romper esos tabúes tan presentes en la sexualidad femenina e incluso para planificar esos futuros encuentros con novios o maridos. Aunque, a decir verdad, con las cosas que venden, ¡no hace falta ni novio para disfrutar!
Lavarse o no el pelo es para muchas mujeres casi una cuestión de Estado. Según… Read More
Las colaboraciones dentro del mundo del lujo se han convertido en algo habitual. Y la… Read More
Tenemos literalmente a la vuelta de la esquina el Día de la Madre. Una fecha… Read More
Con la llegada del buen tiempo es inevitable pensar en destinos de sol y playa.… Read More
Sin duda, “Mi reno de peluche” o “Baby Reindeer” es la serie del momento. Con… Read More
El presidente de la Junta Rectora y el presidente del Comité Ejecutivo de IFEMA MADRID,… Read More
Este sitio utiliza cookies para prestar sus servicios y analizar su tráfico. Las cookies utilizadas para el funcionamiento esencial de este sitio ya se han establecido.