En la vida digital también hay modas y la del ‘selfie’ no puede pasar desapercibida. Siendo sus principales usuarios los adolescentes, es tan popular que incluso la utilizan algunos políticos como herramienta para modificar su imagen pública. Sin embargo, no son inocuos y dejan huella, al manejarse dentro del entorno de las redes sociales.
¿Qué es un selfie? Aunque ya son de uso muy común, la palabra viene del inglés self para referirse a uno mismo. Los selfies son autorretratos realizados con un dispositivo digital, generalmente móvil o smartphone, que se hacen para compartir en redes sociales como Instagram, Twitter o Facebook.
El Dr. y psiquiatra Luthe Copenhagen reporta en TheNewsleak.com cómo dos de cada tres de sus pacientes con alteración de la auto-imagen (sintomatología propia de la anorexia nerviosa y de otros trastornos de la alimentación) presentan, además, la conducta compulsiva de colgar selfies en redes sociales. “Será necesaria una terapia cognitivo conductual para que el paciente reconozca sus síntomas y aprenda a moderarlos”, explica este.
La dependencia o adiccción al teléfono móvil encaja muy bien con el perfil de personalidad que tiende a colgar y compartir sus propias fotografías en Internet. Aunque es difícil generalizar, la adicción al móvil y a las redes sociales puede vincularse a personas que necesiten de forma especial encontrar la aprobación social, el reconocimiento y la popularidad. Este tipo de características son independientes en la vida real y la virtual.
El tímido se puede ‘soltar’ en el medio de las redes sociales y en su vida cotidiana pasar totalmente inadvertido. Por otro lado, hay mucha falsedad y sólo se expresa una parte de la realidad, que además puede estar manipulada. O sea que pueden darse casos de “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”. Lo que parece claro es que, a nivel psicológico, los amigos de los selfies se encuentran en alguno de los dos extremos del narcisismo más acusado o la falta de autoestima.
Los propios tipos de selfies van evolucionando y se llevan mucho los selfies en grupo, que vienen a decir: “Mira qué cool soy”, “mira qué amigos tengo…”. También se llevan los selfies tomados en condiciones extremas o de alto riesgo.
También los políticos últimamente recurren a los ‘selfies’ para reflejar su imagen a voluntad, siempre buscando la espontaneidad que, aparentemente, les hará más cercanos a su electorado, aunque después algunos sean criticados por abusar de ello, como le ha ocurrido recientemente a Peña Nieto.
Las personas más adictas a los selfies son los adolescentes. Existe una relación entre abusar del selfie y los trastornos psicológicos de falta de autoestima, exceso de narcisismo o problemas de distorsión de la autoimagen.
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