El término ‘bruxismo’ es cada vez más común y conocido entre la población. Se trata de una acción inconsciente que se realiza generalmente por la noche y que consiste en hacer chirriar los dientes, provocando dolores musculares y un llamativo desgaste dentario. Un problema que afecta cada vez a un mayor número de gente y que se debe tratar de la manera adecuada.
Tal y como definen los profesionales, el bruxismo es “una parafunción (algo que hacemos sin darnos cuenta) sin un objetivo determinado que se caracteriza por el apretamiento, el rechinamiento o el frotamiento dentario”.
Lo explica de esta manera la odontóloga Beatriz Gutiérrez Orío: “A lo largo del día deberíamos tener los dientes en contacto completo solo mientras comemos, aproximadamente una hora y media. Todo lo que exceda este tiempo es una parafunción y es perjudicial para la salud”.
Así, el bruxismo sucede sobre todo por la noche pero no solo, y está ligado a muchos y diferentes factores. “Hasta hace poco tiempo se pensaba que el bruxismo era un problema de la articulación y la boca; pero ahora se ha demostrado que está ligado a otros motivos como el estrés, el sobrepeso, las apneas nocturnas o los tabiques desviados. Incluso se ha definido recientemente como un trastorno del sueño“, explica la experta.
En cualquier caso, hay que tener claro que no es posible acabar con esta parafunción pero sí controlar y minimizar sus efectos. Hacerlo es relativamente sencillo si se recurre a los profesionales y los tratamientos adecuados.
El más común y efectivo requiere el uso de unos dispositivos para los dientes que evitan su contacto directo llamados férulas de descarga o de relajación. Para que funcionen, según Gutiérrez, tienen que cumplir varios requisitos imprescindibles como que sean rígidas, que estén hechas a medida y que estén indicadas, ajustadas y revisadas por un odontólogo.
“Las férulas rígidas son tratamientos médicos que tienen que estar siempre controlados por un profesional. El uso de este tipo de elementos sin control médico puede provocar un daño muy serio y doloroso en la boca y su articulación”, explica.
Se refiere a la compra y utilización “por libre” de férulas flexibles que se pueden adquirir en farmacias y grandes superficies comerciales. Éstas, tal y como aclara la odontóloga “son únicamente para hacer deporte y evitar golpes en los dientes“.
En ningún caso estarían indicadas para tratar el bruxismo, porque evitarían de forma superficial el contacto completo de los dientes pero no los daños en la musculatura. Su uso inadecuado, por tanto, “puede acarrear problemas importantes a largo plazo como artrosis o perforación de disco, entre otros”, concluye.
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