La ciencia en materia médica y cosmética avanza, afortunadamente, a pasos agigantados. La apuesta cada vez más frecuente en ambas disciplinas por los ingredientes naturales está desvelando los usos desconocidos de numerosos compuestos y sustancias presentes en la naturaleza. Una de ellas es el CBD, famoso por su presencia en la marihuana y que sin embargo se utiliza a nivel medicinal para usos terapéuticos.
Pero empecemos por el principio. El CBD o cannabidiol es una sustancia química que se encuentra en la marihuana pero que no contiene THC o tetrahidrocannabinol, el ingrediente psicoactivo responsable del “colocón” o “globo” asociado al consumo de esta planta.
Es decir, que el CBD por sí mismo no altera las funciones psíquicas del cuerpo ni tiene ningún efecto “extraño” sobre él. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) certificó en 2017 que el CBD “no es nocivo ni adictivo”, despertando la curiosidad de numerosas firmas cosméticas.
De hecho, su uso por vía tópica es legal siendo cada vez más común encontrar en el mercado cremas, champús, geles, lociones o aceites que incluyen el CBD en sus formulaciones. El motivo es que se le atribuyen beneficios analgésicos, antiinflamatorios y es bueno para la relajación muscular e incluso para el tratamiento de la ansiedad o dolencias como las migrañas o la artritis reumatoide.
Así hay varios de estos efectos científicamente comprobados como el anticonvulsionante (esencial para el tratamiento de algunas crisis epilépticas); y recientemente su poder antioxidativo. Este último ha sido comprobado medido mediante un estudio preclínico realizado por el doctor Tresguerres, responsable de formulación de la firma española Phexia, especializada en productos con CBD y melatonina.
Los resultados del mismo concluyen que la administración diaria del CBD de estos productos “podría ser una estrategia efectiva para promover un envejecimiento más saludable y mejorar la salud muscular”.
Asimismo, el interés por el CBD saca a la luz continuamente posibles nuevos usos terapeúticos. Uno de ellos tiene que ver con el alivio del dolor abdominal asociado a la menstruación. Para tratarlo, el laboratorio The Beemine Lab ha creado un bálsamo con CBD, una mezcla de aceites esenciales, cera de abeja, manteca de karité y aceite de coco y ricina que promete reducir estas molestias.
Según un estudio realizado por el propio laboratorio junto a Intimina, un 83% de las mujeres considera que existe un gran desconocimiento sobre la salud menstrual y que la gran mayoría de ellas normaliza el dolor de la regla.
El 85% de las mujeres que sufren menstruaciones dolorosas y consumen CBD de manera regular, lo utilizarían para aliviar el dolor. Algo que se han propuesto promocionando el uso de la copa menstrual de la marca (más ecológica que otros métodos) junto a su bálsamo en su CBD Menstrual Pack.
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