El último paseo de Robert Redford
El actor, a punto de entrar en la ochentena, protagoniza, junto a Nick Nolte y Emma Thompson, la comedia 'Un paseo por el bosque'
Hay actores inmunes al paso del tiempo e incombustibles en su espíritu de trabajo. Da igual que las arrugas invadan su cara y que las articulaciones empiecen a pasar factura. No entienden lo que es el desaliento, el desánimo y el cruzarse de brazos. Unos llevan los años a rastras y otros arrastran los años, contagiándoles su ritmo.
Robert Redford es el adalid, junto a Clint Eastwood, de este segundo grupo. A punto de cumplir los ochenta, el infatigable compañero de aventuras de Paul Newman, no deja de rodar películas, involucrarse en causas humanitarias y potenciar su festival de Sundance, donde el cine independiente gana enteros en cada edición.
Cuando aún no se han apagado los ecos de ‘La Verdad’, película basada en hechos reales que está convulsionando la taquilla americana, Redford presenta una nueva propuesta. ‘Un paseo por el bosque’ es una deliciosa comedia en la que dos amigos, entrados ya en años, se dan cuenta de que la verdadera diversión de la vida la encuentras en el momento en el que desafías a tus propios límites.
Tras pasar dos décadas en Inglaterra, Bill Bryson (Robert Redford) regresa a Estados Unidos con el fin de emprender la gran aventura de su vida: escalar el sendero de los Apalaches y sus más de 3.500 kilómetros de longitud, atravesando algunos de los paisajes más indescriptiblemente bellos del continente. Aunque para ello tenga que alejarse de su familia y de Catherine (Emma Thompson), su esposa. En este viaje contará con la ayuda de su viejo amigo Stephen Katz (Nick Nolte), quien después de toda una vida confiando en su ingenio para escabullirse de sus deudas, es el único loco dispuesto a acompañarle en su espectacular viaje. El problema es que los dos tienen una definición muy distinta de la palabra «aventura»…
Con la perspectiva que da el tiempo, ahora es fácil comprobar que a Redford le costó mucho tiempo demostrar que, detrás de su atractivo físico, se escondía un hombre con talento. Los años no han desdibujado su perfil de galán y “se ha ganado a pulso” su categoría de leyenda, pero los comienzos no fueron tan exitosos como se pueda imaginar. Su pelo rojizo e incontables pecas le marcaron durante muchos años.
Me lo reconoció en una de las varias entrevistas que tuve la suerte de tener con él. En ellas me habló de sus años hippies en Marbella y Mallorca, cuando nadie le conocía y podía vivir libremente, sin la presión de los focos. Ahora presume de solitario y aventurero, pero su aura misteriosa le delata. Esa afición a vivir experiencias es lo que le ha hecho aceptar esta nueva película. Camino de entrar en la ochentena, los retos siguen siendo algo que no asusta al hombre al que mejor le sientan los vaqueros del planeta… *Fotografías: Caramel Films.