Cómo atajar la violencia de género entre adolescentes
Los niños aprenden de lo que ven y si observan violencia machista en casa, tenderán a reproducirla.
Hemos pasado todo el fin de semana “celebrando” el Día Internacional contra la violencia de género a base de manifestaciones y protestas que reclaman acción y protección contra el machismo y la violencia hacia la mujer. Una conmemoración que tiene origen en Latinoamérica en el año 1981, aunque no fue hasta 1999 cuando la ONU designó el 25 de noviembre como la fecha para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Pero no es sólo la mujer la afectada, sino también sus hijos: niñas y niños que podrán ser, en el futuro, nuevas víctimas y verdugos de violencia de género, de la discriminación o de los micromachismos más habituales.
Los daños colaterales de la violencia familiar
En nuestro país, y sólo este año, ya son 45* las mujeres asesinadas en manos de su pareja o ex-pareja, según datos del Instituto de la Mujer, una cifra que afecta no sólo a la mujer, sino también a niños. Ellos son otros de los grandes afectados por este maltrato, y no siempre reciben la atención que merecen. Lo cierto es que la vivencia de situaciones de tensión y agresión en el hogar irán dejando poso también en el menor, que absorberá estos los modelos de relación como normales, llegando a reproducirlos en el momento en que entable sus primeras relaciones de pareja en la adolescencia.
¿Cómo afecta a los niños el presenciar la violencia doméstica? Una bofetada física o psíquica a la madre por parte del padre o de su pareja producirá en los niños un dolor irreversible, en el sentido de que no será capaz de comprenderlo y tendrá que interiorizarlo y justificarlo como pueda. Y la forma en que el niño lo hará habitualmente será pensando que la víctima (su madre o él mismo) “se lo merece”. Esta exculpación al hombre machista tiene lugar ya que, por principios, un niño nunca pensará que su padre es malo o pretende destruir aquello que constituye su pilar de seguridad: la familia.
Parejas adolescentes machistas
El machismo no es patrimonio exclusivo de los adultos, sino que en muchos casos se manifiesta desde las primeras relaciones de pareja. Como fruto de este machismo se observa, aún en nuestros días y en muchos casos, una marcada violencia de género entre adolescentes. Con el fin de evitarla, nada como dar información apropiada a los jóvenes para que aprendan a detectarla y ponerle freno.
Comportamientos aprendidos y observados
Son varios los tipos de violencia que se pueden expresa en la pareja. Muchas veces están tan asumidos socialmente que resultan difíciles de identificar. Por esta razón es importante formar a niños y adolescentes a través de algún programa de prevención de aplicación idealmente en colegios. Así lo hacen, por ejemplo, en el I.E.S. “José Luis Gutiérrez” de Zamora. Desde allí, uno de sus profesores y representante de la Residencia de Estudiantes de Muga de Sayago, explica cuáles son los actos constitutivos de violencia de género entre adolescentes.
Tipos de violencia que se pueden expresar en la pareja
- El abuso físico: Se originan por hechos que se exteriorizan a través del ensañamiento y especialización en los golpes como son: dar puñetazos, patadas, pellizcos, tirones de pelo… Pero también se pueden acusar a través de la comida. Por ejemplo, obligando a comer elementos incomibles, privando de ésta, u obligando a consumir alcohol u otras drogas.
- El abuso emocional, verbal y psicológico: Se produce cuando el agresor aísla, controla, prohíbe, rebaja la autoestima, culpabiliza, humilla, ridiculiza, insulta, amenaza y anula a la mujer. Entre las prohiciones frecuentes entre adolescentes estará tratar de alterar la ropa, el estilo de vestir o el maquillaje.
- El abuso sexual: Se basa en comportamientos tales como: exigir verbalmente relaciones sexuales, castigar a la mujer si no accede a ellas. Otros elementos son el castigo sexual (mantener relaciones sexuales con violencia) como consecuencia de un “comportamiento inadecuado” de la chica. En casos de ruptura de la pareja podría desembocar en la conocida como “pornovenganza”, sobre todo si ha existido sexting entre ellos.
- El abuso ambiental: Es el resultado de destruir el entorno, golpear y romper objetos, esconder y romper los objetos de trabajo o de estudio de la mujer, no respetar su correo, arrojar sus cosas a la calle, impedir el descanso, o incluso maltratar a sus animales o mascotas.
- El abuso financiero o económico: Consiste en conductas tales como limitar o retener el dinero, ocultar ganancias, no proveer a las necesidades de la familia proporcionalmente a los ingresos, tomar decisiones unilaterales en cuanto a gastos considerables, obligar a justificar gastos u ocultar bienes comunes.
- Manifestación del machismo entre adolescentes: Si bien todos estos tipos de violencia parecen cosa de adultos, no lo son, y se reproducen desde una edad temprana, como denuncian desde organismos como ANAR. Desde allí, Diana Díaz explica el mecanismo del maltrato dentro de la pareja adolescente: “Los adolescentes asumen la violencia como inevitable en la pareja, identificando las conductas de acoso y agresión como amor, preocupación o interés”. Y lo que es más grave: “Justifican al agresor por sus actos y no consideran la necesidad de pedir ayuda a las personas de su entorno o a los profesionales”.
¿Qué podemos hacer los padres?
Para empezar, saber que estas conductas suelen ser identificables en el hogar a través de la manifestación de ciertas actitudes y comportamientos de la hija adolescente. Si tu hija mantiene una relación, fíjate en los siguientes aspectos:
- Anímicamente, ¿se le ve feliz o, por el contrario, preocupada, angustiada o triste?
- ¿Presenta altibajos emocionales?
- ¿Ha cambiado su forma de vestir?
- ¿Ha dejado de ver a sus amigas?
Se trata, pues, de observar si se ha producido algún tipo de cambio en nuestra hija adolescente. En paralelo, deberemos fomentar la comunicación con ella sin agobiarla para que confíe en nosotros. Sobre todo teniendo en cuenta que la violencia de género conlleva un lavado de cerebro y deseo de control sobre la niña que posiblemente la hará callar y cerrarse herméticamente en casa. Diana Díaz, desde ANAR, lanza el siguiente mensaje clave: “Advertimos como la señal de alarma más importante el aislamiento de sus amistades, de su familia y el control voraz por parte del agresor de las diferentes esferas de su vida”.
(*la última actualización del informe es a fecha 19 de noviembre de 2018 e indica 44, si bien podemos sumar la última víctima conocida: una mujer senegalesa asesinada en Huesca el día 25 de noviembre).