El escaso eco de la campaña educativa contra el ciberacoso de Melania Trump
“Be Best” contra el ciberbullying fue de las pocas iniciativas sociales de la primera dama Melania Trump en su mandato.
Estos días han sido los últimos del mandato de Trump como presidente de los Estados Unidos. Su mujer, Melania Trump, eligió permanecer relativamente al margen de su marido y apenas se señalaron acciones públicas propias, salvo algunos discursos poco afortunados. Sin embargo, en algo sí supo acertar Melania, y fue en la elección de uno de los temas más actuales y motivos de preocupación social y educativa: el ciberacoso. Inmersos en una enorme polémica en torno a su incitación a la violencia por la negación de su derrota, en sus últimas jornadas como primera dama, Melania Trump verbalizó su descontento respecto a la violencia.
Dijo de ella que “nunca es la respuesta” en su mensaje de despedida de la Casa Blanca dirigido al pueblo americano. Y es que, uno de sus empeños personales fue la protección de la infancia en el entorno digital. Lo hizo a través de ‘Be Best’ contra el ciberbullying. Una campaña que tuvo poca repercusión, a pesar de la importancia del tema.
Día Internacional de la Educación: retos para una educación digital en tiempos de pandemia
Este asunto ha sido puesto sobre la mesa precisamente esta semana, tras la celebración del Día Internacional de la Educación el pasado domingo 24 de enero. La que es ya la tercera edición de la fecha señalada por la ONU. En esta ocasión se ha centrado el protagonismo en “Recuperar y revitalizar la educación para la generación COVID-19”. Esta, conocida como Generación Z o Generación Web, viene marcada por dos hechos. Por un lado, destaca la presencia cada vez mayor de Internet en sus vidas. Por otro, y como consecuencia a la pandemia por Covid-19, se ha precipitado un incipiente crecimiento de la educación online y de la vida digital. Este hecho tiene, por su parte, efectos colaterales entre los que destaca el desplazamiento del acoso escolar al entorno de internet a través del conocido como ciberacoso.
A pesar de haber mantenido un nivel muy bajo de participación como primera dama, en las pocas apariciones en las que ha hecho declaraciones, Melania Trump siempre se ha mostrado en contra de la violencia y el ciberacoso. En ocasiones incluso ha dado a entender rechazar la agresividad extrema y los métodos abusivos de su marido. Ejemplo de ello fue cuando manifestó su oposición a la separación de familias de inmigrantes indocumentados, cuando trataban de acceder ilegalmente a los Estados Unidos.
Poca participación, pero mensajes claros
Esa no ha sido la única ocasión en la que ha mandado mensajes opuestos a los de su marido. Con la elegancia y sutileza que siempre la ha caracterizado, Melania ha demostrado siempre tener su propia voz en los distintos asuntos polémicos que han afectado a su país a lo largo de estos cuatro años. Otro ejemplo lo tenemos en su aproximación a la pandemia, animando a mantener el distanciamiento social y el uso de mascarilla. Mientras su marido aparecía repetidamente ante al público sin ella y minimizando la importancia de la enfermedad, incluso tras haberla pasado él mismo.
El matrimonio Trump ha seguido despertando curiosidad y especulación por su situación personal y marital. Desde todo el mundo se ha hecho balance de sus cuatro años de ejercicio y se han señalado las escasas iniciativas de la primera dama. En comparación a la participación de otras esposas de presidentes en campañas benéficas. Sin embargo, Melania Trump sí que inició en su momento una campaña contra el ciberacoso.
Melania apostó por la lucha contra el ciberacoso
En agosto de 2018, apoyada por el presidente, Melania lanzó la campaña “Be Best”, apostando por la lucha contra la versión digital del acoso escolar, conocido como ciberbullying o ciberacoso. Una forma de hostigamiento que hace uso de las nuevas tecnologías para potenciar el alcance del daño. El objetivo de Melania Trump en su campaña “Be Best” fue el de combatir el ciberbullying. Enseñar a los niños a comportarse adecuadamente cuando se manejan en el entorno on-line. Por ello, en su momento, la primera dama apostó por pedir en su campaña más amabilidad en las redes sociales.
Así y todo, parece que pesó más la losa de su despótico marido que las intenciones humanitarias de utilizar su poder de influencia por una buena causa. En esta ocasión, Melania fue inmediatamente tachada de hipócrita al considerarse a Trump uno de los grandes trolls de Internet por sus respuestas agresivas en Twitter. Y a juzgar por el último destino de Trump en esta red social, a las voces de la crítica no les faltaba razón.
El gran desafío de la educación: asumir el impacto de la tecnología
El abuso digital y las relaciones on-line tienen un precio en nuestras vidas y en la forma de relacionarnos. En el caso de los adultos, hemos conocido una vida anterior sin Internet y redes sociales. Pero las nuevas generaciones no conocen una vida sin Internet. Esto hace que no distingan dónde está la frontera de lo real y lo virtual, e incluso que lleguen a desconocer el modo en que deben actuar en uno y otro caso. Además, como sucede en el caso del ciberbullying, los niños escinden el comportamiento real del virtual. Faltan de este modo a los comportamientos éticos esperables dentro de las relaciones personales. El resultado es que a veces no distinguen el bien del mal cuando se manejan en el entorno digital, al regir el mundo on-line por otros principios diferentes al trato real.
¿Asumirá Jill Biden un papel más participativo que su predecesora Melania Trump en asuntos sociales o educativos? Ninguno podemos adivinar el futuro. Como máximo, podemos remitirnos al conocimiento de los hechos hasta nuestros días y hacer una predicción. Sabemos que, como segunda dama, Jill Biden, profesora de profesión en una universidad americana, siempre quiso compaginar su propio trabajo con sus obligaciones como esposa del vicepresidente de los Estados Unidos. Ello hace pensar, pues, que si deja su trabajo pero desea continuar con actividades relacionadas con su vocación de docente, no le faltarán oportunidades para poner en marcha campañas educativas con más éxito que la iniciada por Melania Trump.