Erika Ramos: “Intento vestirme todos los días con una sonrisa”
Su libro 'Donde mis pies me lleven' ha sido un auténtico éxito del que, a lo mejor, hay una segunda parte...
Erika Ramos es una de las escritoras del género romántico con mayor presencia en la actualidad. Desde que salió a la calle su primera novela, ‘Donde mis pies me lleven‘, su índice de popularidad se ha elevado tanto, que compañeros de escritura la recomiendan y mencionan continuamente. Erika Ramos sabe lo que es luchar por sus sueños y ve una gran recompensa cuando sus seguidores empatizan con ella en las redes sociales hasta el punto de ser una de las autoras más valoradas por ellos.
Por si fuera poco, combina la escritura con su trabajo como enfermera y el estudio para presentarse a unas oposiciones. Si no la sigues en las redes sociales, te lo recomendamos, pues te reirás a carcajadas con sus stories de Instagram. Para celebrar el éxito de su novela, que ya va por la segunda edición, hablamos con ella sobre el drama, la comedia y el amor.
The Luxonomist: ‘Donde mis pies me lleven’ es una comedia con toques románticos, cómicos y también dramáticos, ¿es complicada la combinación?
Erika Ramos: ¿Qué es la vida sin romance, comedia y drama a la vez? Creo que esta novela es un fiel reflejo de la vida de una treintañera, que anda un poco perdida por el mundo, sobre todo el emocional. Creo que a algunas personas nos cuesta más adaptarnos a diferentes aspectos de nuestra vida. Hay a quienes les cuesta encontrar su sitio en un trabajo, en la sociedad o el terreno sentimental. Gabriela es enfermera, le gusta su profesión, la ejerce con mano izquierda, pero en el terreno sentimental es una montaña rusa y carece de herramientas para gestionar las emociones, o eso cree ella.
TL: Es tu primera novela y ya es todo un éxito, los lectores la recomiendan, las críticas son muy buenas y ya vas por la segunda edición, ¿te lo esperabas?
ER: ¡Para nada! Esperaba que se vendiese mucho menos. Al final, salen muchos libros publicados al mes y qué iba a pensar yo que alguien se fijaría en el mío. Es un pez más en un mar literario.
TL: Te piden una segunda parte hasta desde el otro lado del charco, ¿te tienta?
ER: No lo sé. Es una idea que tengo que madurar. Creo que Gabriela tiene mucho que contar y mentiría si te dijera que no he hecho varias tentativas de iniciar una segunda parte. Dejé un final muy abierto, sin ninguna intención cuando lo escribí, y al leer las correcciones pensé que daba lugar a una segunda parte. Yo adoro a Gabriela, me hace reír mucho y si tengo que seguir escribiendo sobre ella…. ¡pronto lo sabréis!
TL: Estás estudiando para sacar oposiciones, escribes, vas a firmas… ¿cómo haces para llegar a todo?
ER: Voy un poco a trompicones. No es fácil trabajar, estudiar e intentar promocionar tu libro, por eso intento organizarme en bloques. El primer trimestre del año fue exclusivo para la promoción del libro y el segundo para estudiar e ir promocionando a un ritmo más lento. Todo esto con las guardias, la casa… ¡no me da tiempo a aburrirme!
TL: ¿Qué es lo más duro de la escritura?
ER: Poner acentos (risas) Es broma. Pero me cuesta mucho acentuar bien porque he estudiado hasta los 21 años en euskera y me cuesta cambiar el chip. Contestando a tu pregunta más seriamente… para mí lo más duro es abordar ciertos temas intentando no herir sensibilidades. Por ejemplo, en ‘Donde mis pies me lleven’ abordo el tema del cáncer infantil, y no es fácil. Tengo la suerte de escribir sobre un mundo del que conozco, la enfermería, pero aun así tengo que ponerme en el papel de los padres, del niño y del profesional sanitario. Es complicado.
TL: ¿Y lo que más te gusta?
ER: Escribir en sí. Soy muy impulsiva, y también para escribir. Me viene una idea a la mente, me entra como una presión en el estómago y lo tengo que escribir. Otras veces me planto delante del ordenador y dejo que las teclas fluyan y voy viendo a ver qué pasa. Cuando se acaba la energía de ese impulso, que lo noto, es como un ‘clic’, dejo de escribir y me da un chute de adrenalina impresionante. Por eso, para mí la escritura es terapia. Me sienta bien.
TL: Volviendo a la novela, ¿cómo fue el momento en el que una gran editorial apostó por ti?
ER: No me lo creía. Lo pasé fatal. Estaba muy contenta por un lado, pero por otro muerta de miedo. Imagínate que te meto a trabajar en un hospital, así, sin previo aviso, ¿cómo te sentirías? pues algo así sentí yo cuando aterricé en este mundo.
TL: ¿Un complemento que siempre lleves contigo es…?
ER: Soy una despistada y una dejada de la vida. Creo que no soy afín a casi ningún complemento, porque me gusta mucho cambiar. Suelo llevar un libro en el bolso, agenda… Llevo también un tatuaje en mi antebrazo derecho que es como mi complemento fijo, porque aunque nadie lo sepa cuando lo ve, ahí va implícito mucho de mí. Las cosas materiales solo son cosas. Soy más sentimental. Siempre llevo conmigo mis pensamientos, mis emociones e intento vestirme todos los días con una sonrisa. Cuando no se puede, porque días duros tenemos todos, intento ponérmela a la vez que el uniforme porque para mí, mis pacientes, son lo más importante y no tienen culpa de mis problemas. Eso lo dejo fuera del trabajo.
TL: Veo que muchos escritores te apoyan. ¿Hay envidias dentro del mundo de la literatura?
ER: Yo te puedo hablar de lo que yo siento hacia otros escritores, que es admiración. Pura admiración en la que te incluyo. Cada uno tiene algo que aportar a este mundo, al mundo en general y al literario en particular. Da igual lo que escribas, da igual cómo lo hagas, es tuyo y le estás enseñando una parte de ti al resto de personas. Creo que los escritores sobre todo son generosos, porque todos nos escondemos detrás de personajes para plasmar situaciones, pensamientos o emociones.
TL: ¿Algo que te apetezca hacer y vas hacer dentro de poco?
ER: ¡Claro! ¡Irme de vacaciones! Pero no va a poder ser porque he tenido que invertirlas en cogerme días libres para poder estudiar para el examen que es este domingo. Luego continuar con mi rutina diaria y si puedo, hacer alguna escapada de fin de semana. A ver si tenemos suerte, sale pronto el sol en Bilbao, porque a este paso vamos a tener que ir todos corriendo a la farmacia a comprar vitamina D.