Lo que la fotografía terapéutica puede hacer por ti
En un mundo rodeado de fotografías debido a las redes sociales, la fotografía terapéutica puede ayudarte a sentirte mejor.
Vivimos inmersos en una sociedad de la imagen en la que las apariencias lo son todo, y en la que cualquiera puede simular lo que no es a través de una fotografía bien hecha. Reflejo de ello es la tendencia al postureo en internet, sobre todo en Instagram. La más estética de las redes sociales fomenta tendencias como la excesiva exposición que supone el compartirlo todo. Además de la ostentación y de la idolatría de lo superficial como forma de vida. Sin embargo, más allá de las apariencias y de lo que se puede ver en redes, las fotos pueden aportarnos mucho más. Incluso existe una modalidad de autoayuda a través de la que es conocida como fotografía terapéutica.
En nuestros días todos tenemos móvil, y raro es el que no procura capturar momentos a través de instantáneas creadas con la cámara. El motivo para atrapar esas imágenes puede variar en las personas, pero habitualmente será tan poco original como el deseo de subirla a alguna red social. Y todo bajo la falsa sensación de que si no se fotografía o se comparte, ese momento no existe.
Pero lejos de todo ese circo estético en el que se busca figurar y representar lo que a veces uno no es, también se pueden hacer fotografías con otros propósitos. Por ejemplo, el de capturar reflejos de una realidad constructiva para nosotros solos. Aquella que nos llama verdaderamente la atención con independencia de lo que piensen los demás.
La fotografía abre una puerta hacia lo interior
Es en este sentido, cuando la fotografía puede adquirir un cariz terapéutico: cuando las razones para tomar esa instantánea se relacionan con nuestro momento vital, sin buscar el aplauso de terceras personas, y con el objetivo del propio conocimiento o expresión de nuestra interioridad más íntima y singular.
«La fotografía abre una gran puerta a nuestro mundo interior como herramienta de autoconocimiento y desarrollo personal, permitiéndonos establecer un diálogo profundo con nosotros mismos, explorar, descubrir o expresar», afirma Marta Vázquez, fundadora de “Marcando el Norte” y fotógrafa especializada en fotografía terapéutica y coach transpersonal.
Tenemos herramientas para sacar fotografías a todo
La experta destaca, asimismo, la facilidad para llevar a cabo la fotografía terapéutica gracias a los dispositivos actuales. «En nuestros móviles tenemos una cámara perfectamente válida para iniciar un proceso terapéutico o de autodescubrimiento de forma inmediata porque podemos ver en la pantalla y al instante el resultado después de haber hecho click, sin necesidad de pasar por procesos de revelado».
Además de por el acto mismo de tomar la foto, la fotografía puede ser terapéutica en el momento de visionar esas fotografías. «Las fotografías despiertan en nosotros emociones y pensamientos. Nos provocan, nos conectan, y las dotamos de un significado. Gracias a ello podemos darnos cuenta de lo que acontece en nuestro interior, trayendo al consciente lo que estaba en el subconsciente. En definitiva, la fotografía abre un espacio para explorar, transformar y crecer«. añade Vázquez.
Un ejercicio personal en forma de autoayuda
La fotografía terapéutica puede salvar de situaciones personales críticas. Este fue el caso de Bryce Evans, fundador de The One Project, una comunidad global que promueve la expresión de lo que nos es difícil de verbalizar, a través de la fotografía. Evans, todo un referente de esta modalidad artística y terapéutica, llegó a afirmar que la fotografía “salvó su vida” en su conocida conferencia TEDx.
En su caso concreto, le ayudó a superar la ansiedad y la depresión, pero el suyo no es un ejemplo aislado. Precisamente, con la fotografía terapéutica se pueden combatir algunos de los fantasmas de la enfermedad mental. La propuesta de Evans consiste en usar las imágenes como forma de reconectar con uno mismo y con el mundo: usar esta creatividad para poder expresar aquello que no se puede verbalizar con palabras y, de este modo, luchar contra el estigma de la enfermedad mental.
Sólo necesitas una cámara
Por definición, la fotografía terapéutica se refiere a las actividades basadas en fotografías que son autoiniciadas y realizadas por uno mismo. Aunque también pueden formar parte de un grupo o proyecto organizado o dirigido por un «facilitador». En principio no supone un trabajo de terapia formal y por ello no necesita necesariamente estar dirigida por un terapeuta.
Esto significa que, una vez te decidas a mantener los ojos abiertos a tu propia realidad, sólo necesitarás una cámara para empezar a tirar fotos de interés terapéutico. Precisamente, lo bueno de esta modalidad curativa es su carácter personal, para el que te bastarás a ti mismo para obtener resultados.
La parte invisible de la imagen
Combinado con otras técnicas, como la expresión oral o escrita de las emociones, puede constituir una fórmula muy poderosa de autoayuda y para el desarrollo personal, e incluso para combatir sentimientos de tristeza o ansiedad sobre los que tenemos dificultad de verbalizar.
Por su parte, David Viñuales, fundador de Instituto 8, donde realizan cursos y talleres online sobre la fotografía terapéutica y participativa, nos invita, en su master class gratuita, a conocer la «Cara B de la fotografía», que es lo que se encuentra detrás de la imagen.
Un espejo de nuestro interior
En este lado más oculto «aparece todo lo que nos acerca a las personas y aquello que nos puede ayudar a trabajar con este potencial que nos acercan las imágenes» ¿Cómo descubrir esa parte intangible de la foto? Viñuales, como Ph.D en artes visuales e investigador especializado en las áreas de pensamiento visual y psicología de la imagen propone la práctica de «narrativas personales». Con ellas «construimos historias, pensamos ideas y generamos significado», asegura.
Estos significados serán personales y habitualmente proyectivos: como un espejo de lo que sucede en nuestro interior a nivel de pensamiento y de conflictos. Favorecerán, asimismo, la asociación libre con eventos significativos de nuestra vida, haciendo aflorar emociones conectadas a momentos concretos en las que tal vez no habíamos reparado. En este sentido, las fotografías «me dan la oportunidad de ir a aquello que ha sido importante para mí», señala.
Además de posibilitar la proyección de ideas o incluso ansiedades, este experto explica que las fotografías ofrecen otro gran potencial cuando las imágenes son interpretadas individualmente, para compartirse posteriormente con otra persona que aporta su propia visión y lectura de la foto. Esto sirve para conocer las inquietudes de otros individuos con sus propias idiosincrasias, e incluso para «negociar la realidad que cada uno está viendo», asegura el arteterapeuta.
Ventajas de la fotografía terapéutica
Aunque son muchas, las más inmediatas y de las que podremos beneficiarnos sin ninguna guía terapéutica, serían las siguientes:
- El momento de fotografiar con un propósito nos sitúa en el aquí y ahora.
- Nos invita a la introspección sobre las razones por las que tomamos una foto y no otra, brindando nuevos significados.
- Estimula nuestra curiosidad y nuestra creatividad plasmándolo en imágenes.
- Se puede practicar sin ningún terapeuta, aunque un especialista ayudará a facilitar la visión de los significados y a ponerlos en orden con la ayuda de otros procesos terapéuticos.
- Nos permite expresar a través del arte de la imagen.
- Facilita el compartir la experiencia con otras personas, compartiendo la afición a la fotografía y el autodescubrimiento.