Tres pistas para detectar el acoso escolar en casa

Protege a tu hijo frente al hostigamiento de otros niños en el colegio vigilando de cerca su comportamiento y estado anímico desde el seno del hogar.

Patricia Peyró. 06/12/2022
Foto Unsplash @ericjamesward

Cada día son muchos los niños que acuden a la escuela con un nudo en el estómago sabiendo que allí les espera la burla y la exclusión grupal.  Cuando llegan a casa, la cosa no mejora cuando ven que la humillación continúa en formato de mensajes de texto y fotografías hirientes sobre él compartiéndose en las redes sociales y en el contexto de Internet a través del conocido como ciberbullying o ciberacoso. Atender a las señales del niño puede ser la mejor manera de protegerlo. Descubre cuáles son los principales indicadores y aprende a detectar el acoso escolar desde casa.

Una vez desencadenado el bullying en el entorno social del niño, el resultado no se hace esperar.  Sus problemas pronto se acusarán a través de ciertos síntomas que ya se dejan ver en el hogar.  ¿Qué podemos hacer los padres?  Ante las señales, sigue estos consejos:

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Como media, en cada clase hay dos niños expuestos a la intimidación del acoso escolar. Foto Unsplash @timothyeberly

1. Si el niño está esquivo en casa puede ser señal de acoso

El niño está triste y desanimado, y con frecuencia se muestra esquivo al contacto familiar, eligiendo la soledad de su habitación.

Qué hacer:

Intentar hablar con él sin agobiarlo y dejando que se anime a hablar. A veces bastará con darle cariño y estar con él en silencio para que se sienta apoyado y se vaya soltando. Cada niño es un mundo y los padres deben mostrar mano izquierda según sea su propia personalidad.

Cualquier cambio en sus hábitos sociales, en este sentido, deberá ponernos sobre la pista y deberemos plantearnos las siguientes cuestiones:  ¿Ha dejado de quedar con sus amiguitos o de hablar con ellos? ¿Ya no quiere ir a alguna actividad que antes le encantaba? 

Si vemos que está obsesionado con quedarse a solas, debemos sospechar que tal vez esté preocupado sobre un posible ciberacoso. Los niños que padecen ciberbullying suelen chequear constantemente sus dispositivos para saber lo que se está diciendo de ellos en las redes sociales.

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A través de una exploración médica, el pediatra podrá reconocer las conductas autolíticas o cualquier tipo de lesión física. Foto Unsplash @christnerfurt

2. El malestar físico puede indicarnos que algo pasa

Notamos que nuestro hijo tiene sintomatología física recurrente, como pueda ser el dolor de cabeza, el estómago cerrado o el insomnio.

Qué hacer:

Al llevar al niño al niño al médico podremos descartar alguna patología física subyacente, y seguramente el propio doctor se dé cuenta de que son síntomas de estrés, y sirva para tirar del hilo y descubrir lo que le pasa.  Además, sorprendentemente, los niños consideran al médico toda una “autoridad”. Seguramente contesten a sus preguntas si este descubre algunas lesiones corporales sospechosas como hematomas, que pudieran parecer golpes propios del maltrato físico.

Por otro lado, el niño que padece acoso a menudo tiene pensamientos de soledad y suicidio, y a veces se autolesiona produciéndose cortes en el cuerpo y generalmente en el brazo.  Aunque tratará de ocultarlos, en una exploración médica quedarían al descubierto por el médico.

Acoso escolar bullying (Foto: Pixabay)
Aunque la víctima sea el niño, los adultos somos los responsables de detener el acoso escolar. Foto: Pixabay

3. Bajada del rendimiento escolar, clave para detectar el acoso

Su rendimiento escolar ha bajado:  saca peores notas e incluso hemos podido recibir la queja de algún profesor sobre ello o sobre un mal comportamiento social en clase.

Qué hacer:

A pesar de las discrepancias que pueda haber entre padres y profesores sobre el bullying, ten en cuenta que el primer interesado en detectar señales de acoso siempre es el maestro, ya que el medio natural en que éste se produce es precisamente en el colegio.  Además, las tensiones en el aula interfieren con la buena consecución de la enseñanza.

Por ello, las preguntas que el profesor o tutor debe hacerse son: ¿De repente empieza a faltar algún niño a clase? ¿Da algún alumno muestras de ansiedad o tristeza? ¿Se le ve solo en el patio?  

Por este motivo debemos ir a hablar con el profesor para poner en común y sobre la mesa todas las preocupaciones concernientes a nuestro hijo y cualquiera de los cambios observados.  Muchas veces el profesor desconoce la situación de acoso hacia un niño. Lo primero que debe preocuparnos es la observación de alteraciones “a peor” en su comportamiento, ya sea en lo anímico o en sus resultados académicos.  ¿Qué le puede estar pasando al niño? debería ser la pregunta a plantearse junto con su maestro o tutor.

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